Me levanté en la madrugada y me sorprendí al ver a Willow sentada mirando por la ventana. La luz de la luna iluminaba su rostro, dándole un aire etéreo y melancólico.
- Akise... - dijo al notarme.
- ¿Tampoco puedes dormir?
Negó con la cabeza con su mirada perdida en la distancia.
- Estuve leyendo, pero no me sirvió. Así que solo me quedé aquí mirando la luna. Está hermosa esta noche. - susurró, su tono reflejaba una mezcla de admiración y nostalgia.
Caminé y me senté a su lado.
- ¿Crees que volvamos a trabajar matando demonios? - le pregunté teniendo mis pensamientos todavía enredados en lo que había pasado con Gabriel.
- Mmm... no lo sé. ¿Tú quieres?
Me tomó por sorpresa que quisiera saber lo que pensaba.
- Nunca me molestó. - dije, intentando sonar neutral.
- A mí tampoco me molestaría volver a trabajar. Esperemos que el papá de Gabriel nos envíe algo pronto. - su voz tenía un matiz de esperanza, pero también una sombra de duda.
Nos quedamos en silencio un rato, cada uno sumido en sus propios pensamientos. El silencio se sentía pesado, lleno de preguntas no formuladas y emociones no expresadas.
- Deberías irte a descansar. - me dijo con un tono suave pero firme.
- ¿Y tú? - pregunté, sintiendo una preocupación genuina.
- Yo nunca duermo bien. - sonrió tranquilamente, pero sus ojos revelaban una tristeza profunda - Por alguna razón nunca lo hago. Aunque anoche sí dormí bien, debió ser el alcohol.
Me reí para mis adentros, intentando aligerar el ambiente.
- Cuando eras un bebé siempre llorabas y no dejabas dormir a nadie. Pero por alguna razón, cuando te cargaba te quedabas profundamente dormida. - le dije
Willow se sonrojó, claramente avergonzada.
- ¿Qué? - preguntó, intentando esconder su vergüenza.
- Es verdad... Me fastidias desde que eras una bebé. - dije con una sonrisa, intentando transmitirle un poco de calidez y consuelo.
- Vaya... recuerdo que mi madre me contó que siempre le costó hacerme dormir de bebé, pero nunca me mencionó eso. Sin embargo, cuando era una niña, ella encontró otra manera de hacerme dormir.
- Te cepillaba el cabello y te cantaba.
- ¡¿Lo sabías?! - exclamó con sus ojos abriéndose con sorpresa.
- La oía desde mi habitación. - confesé, sintiendo una oleada de recuerdos de esas noches silenciosas.
Willow se quedó en silencio por un momento, procesando mis palabras.
- Oh... Ese cepillo de plata es lo único que conservo de ella en mi habitación. Siempre estaba ocupada, pero cuando tenía tiempo, me ayudaba con el a dormir.
La tristeza en su voz era palpable.
Suspiré, cansado y dudando un poco de lo que iba a hacer.
- Vamos, te ayudaré a dormir. - dije finalmente.
- ¿Qué? - respondió, incrédula y un poco desconcertada.
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Luna de papel
RomanceEl mundo es atacado todos los días por los demonios, ángeles caídos, que perdieron el camino y para mantenerse en la tierra roban el alma o la energía de las personas. Los guardianes del mundo son los ángeles, pero estos solo se ocupan del cuidado d...