25. Sentimientos encontrados

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Desde el momento en que Willow aceptó la invitación de Ethan Parker, no pude quitarme la inquietud de encima. Mi instinto me decía que algo no estaba bien. Así que, cuando llegó el día de su cita, decidí seguirlos. No podía permitir que Willow se pusiera en peligro.

Los vi salir juntos del campus, riendo y charlando. Ethan parecía un chico normal, pero algo en su manera de actuar me seguía pareciendo sospechoso. ¿Podría ser él el demonio que estábamos buscando? Mantuve una distancia prudente mientras los seguía por las calles concurridas, asegurándome de no ser visto.

Llegaron a un café acogedor y se sentaron en una mesa junto a la ventana. Desde una esquina del local, pude observarlos sin que se dieran cuenta. Ethan le estaba contando algo divertido a Willow, y ella reía, relajada. Sentí una punzada de celos al verla tan feliz con él, pero me recordé que mi prioridad era su seguridad.

Mientras los observaba, analicé cada gesto de Ethan, buscando cualquier señal de comportamiento extraño. Cada vez que él se inclinaba hacia Willow o le tocaba el brazo, me tensaba, preparado para intervenir si fuera necesario. Sin embargo, la conversación parecía normal, y no pude detectar nada fuera de lo común.

Después de un rato, se levantaron para dar un paseo por el parque cercano. Salí del café y me aseguré de mantener una distancia segura. Willow parecía disfrutar de la compañía de Ethan, lo cual me hizo cuestionarme si estaba exagerando. Pero no podía bajar la guardia.

Los vi detenerse en una heladería, y Ethan le compró un helado a Willow. Se sentaron en un banco, disfrutando del helado y del día soleado. Ethan parecía completamente inofensivo, pero mis dudas no desaparecían.

Ambos regresaron al campus sin ningún problema y, en cuanto Willow entró a su cuarto, me metí por su ventana sin que nadie me viera.

—¿Qué tal? —pregunté.

—Todo bien —dijo tranquila—. Honestamente, no creo que sea el demonio que buscamos.

—De todas maneras, no me fío de él.

—Akise, Ethan fue muy amable durante la cita. No dijo ni insinuó nada. Además...

—¿Además?

—Me invitó nuevamente a salir.

Sentí un nudo en el estómago al escuchar eso. Intenté mantener la calma, pero la preocupación se reflejaba en mi voz.

—Willow, no podemos bajar la guardia. Si hay alguna posibilidad de que él sea el demonio, tenemos que estar preparados.

Ella suspiró, mirándome con esos ojos llenos de confianza y determinación.

—Lo sé, Akise. Pero tenemos que considerar también la posibilidad de que nos estemos equivocando. No podemos acusar a alguien sin pruebas sólidas.

—Lo entiendo, pero no quiero que corras ningún riesgo. —La intensidad de mis palabras hizo que Willow asintiera, aunque con una leve sonrisa que indicaba que todavía pensaba que estaba siendo demasiado protector.

—Akise, necesito pedirte algo. —Su tono se volvió más serio—. La próxima vez que salga con Ethan, por favor, no nos sigas.

La miré, sorprendido y preocupado.

—Willow, no puedo hacer eso. No si hay una posibilidad de que estés en peligro.

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