22. Confrontación inesperada

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Me medio desperté sin abrir los ojos aún. Estaba agotado mentalmente y no quería moverme. La comodidad de la cama y el peso de Willow sobre mí me mantenían anclado.

De pronto, sentí que no éramos los únicos en la casa. Unos pasos suaves pero decididos se acercaban. La puerta de la habitación de Willow se abrió con un ligero crujido, y me obligué a abrir los ojos lentamente.

Vi cómo Gabriel aparecía en el umbral, su rostro reflejando una mezcla de incredulidad y desconcierto. Sus ojos se agrandaron al vernos, y su expresión se deformaba mientras trataba de comprender la escena frente a él. Su boca se abrió, pero ninguna palabra salió, atrapado entre la sorpresa y el enojo. Claramente había mal interpretado la situación.

- ¡Willow! - gritó su nombre furioso, y ella despertó de un salto, cayendo de la cama.

- ¡Ahhh! - exclamó ella, mientras se sobaba la cabeza y parecía intentar ajustar su vista a la luz de la habitación - ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto escándalo?

Willow finalmente notó a Gabriel en la entrada de su habitación y a mí sentado ahora en su cama. Su expresión de confusión se transformó en una mezcla de sorpresa y desconcierto. Claramente, no recordaba nada de la noche anterior y no comprendía nada de lo que estaba pasando ahora.

- ¿Gabriel? - preguntó al verlo - ¿Qué haces aquí?

La escena se volvió aún más tensa, con Gabriel mirándola con una mezcla de incredulidad y enojo.

- Venía a hablar contigo —dijo Gabriel con su tono cargado de seriedad.

- ¿De qué? —preguntó Willow, aún somnolienta pero firme.

La verdad, esperaba que este idiota no viniera con cuentos para seguir confundiendo a Willow.

- Quería hablar a solas, dile a tu demonio que se vaya —me miró molesto, y yo le devolví la mirada con fastidio.

- No —dijo secamente Willow, sorprendiéndome con su firmeza—. Dime lo que tengas que decir. Además, si se va Akise igual escuchará detrás de la puerta, así que da igual.

Gabriel intentó mantener su compostura, pero su frustración era evidente.

- ¿Por qué estaba durmiendo en tu habitación? —preguntó, tratando de desviar la conversación.

- Ni idea, pero ya dime a qué viniste —respondió Willow

- No me digas que este demonio abusó de ti —insinuó Gabriel con su tono cargado de acusación.

- No. A ver, Gabriel... ¿Viniste a hablar conmigo de mi vida personal o qué? —lo interrumpió Willow, su tono ahora era más cortante.

La verdad, esto se estaba poniendo interesante; estaba para verlo comiendo palomitas.

- Yo, vine a... disculparme por mi actitud contigo. Cuando te confesaste, no debí decir... —intentó disculparse, pero Willow lo interrumpió con una sonrisa.

- Ya sé lo de mi madre y el abusador de mi padre —declaró ella, tomando por sorpresa a Gabriel.- No tienes que venir a fingir, Gabriel... ¿tu padre te pidió venir? —lo cuestionó directamente.

Gabriel no respondió de inmediato.

- Se preocupó porque no sabía nada de ti hace días — dijo finalmente, revelando una parte de la verdad.

Carraspeé la garganta y pregunté metiéndome en la conversación:

- ¿Cómo fue que entraste?

- Gabriel tiene la llave de la casa —me respondió Willow—. Se la di en caso de emergencias. Sin embargo...- Willow caminó hasta él, estirando la mano.- Dámela —exigió.

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