Capítulo 27 - Noah no debe saberlo.

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Ella camina por la acera, pateando rocas, manteniendo sus manos en sus bolsillos, con su mirada hacia el suelo, dándose cuenta que sigue utilizando las prendas de Beth.

Sus ojos demuestran tristeza y posee una sonrisa al revés, se siente sola y desconsolada, su visión no capta las imágenes, sus oídos no escuchan, sus manos no se sienten protegidas, su entorno se mantiene muy incierto.

Atravesando la calle, sin prestar atención a si se acercaban vehículos en su dirección de cruce, comienza a sentir un olor, bastante familiar, ya lo ha percibido antes, ha sido autora de que ese olor lo descubran personas que ignoraban en su totalidad, a que olía, y que se sentía.

-Sangre. -Pronuncian sus labios secos-

Ese olor ha despertado los otros sentidos de esta chica.

-¡Ayuda!, ¡Ayudenm-

El último grito no ha tenido la suerte de ser completado.

Las piernas comienzan a moverse solas, la adrenalina comienza a correr por el cuerpo de aquella chica, una sonrisa comienza a dibujarse, unos ojos comienzan a verse vivos, un brillo de un artefacto único, que está hecho de acero inoxidable se revela en las manos de aquella cazadora.

Un cuerpo de adulto tendido en el suelo, con esa sustancia que expresa su auténtico olor a óxido, al parecer siendo aquél cuerpo el progenitor del siguiente cuerpo pequeño que intenta escapar de dos personas que la persiguen con placer.

*Tshk*

Es el sonido que los dos individuos escuchan por última vez, antes de quedar ciegos, de que se desactivasen sus sentidos.

-¿Qué edad tienes? -Pregunta ella con amabilidad-

La pequeña criatura se mantiene sollozando mientras observa aquél objeto brillante goteando líquido rojo.

-¿Qué edad tienes? -Repite ocultando la herramienta que utilizó para salvar la vida de aquél ser vivo que se encuentra frente a ella-

-Oc-Och-Ocho... -Dice con sus labios temblorosos-

Ella se voltea y comienza a dar pasos, alejándose de la pequeña criatura.

-¡No me dejes! -Grita la pequeña-

Shiro se detiene.

-Estoy sola... -Acota la niña-

-Yo también. -Responde Shiro antes de seguir alejándose de ella hasta dejarla allí-

Shiro entra a un apartamento, directamente al baño, a limpiarse. La ropa, su cuerpo, la navaja, y su alma, dejando caer unas lágrimas de soledad.

Algo hace ruido en la puerta del baño. Shiro se acerca, abre la puerta y sale.

-Los extraño mucho...

*Meow*

-Diane... -Dice Shiro- La única que sabía todo era Lenita. Solo así te dejaba aquí, porque me quedaba, y prometí cuidarte. -Dice ella acariciándola- Pero creo que necesito que tú me cuides a mí, los extraño tanto...

Diane rodea las piernas de Shiro, haciéndole cosquilla con su pelaje.

Dentro de un silencio tan espeso sorprende un ruido que no podría existir allí, no tendría sentido, ya nadie estaba allí para ser el emisor de esas señales.

*Toc, toc, toc*

Shiro observa hacia la puerta y cunde el pánico en ella.

¿Quién podría ser?  Se pregunta ella.

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