"-Sophie, tienes que escucharme- rogaba a través del celular.
Pero yo ya no quería oírlo más, su voz me lastimaba, su esencia, hasta imaginar sus ojos mirándome me rompía en mil pedazos. ¿Como pude caer en sus redes? ¿Como pude pensar que alguna ve...
- ¿Y bien? ¿A dónde vamos?- le pregunté a Matt mientras el arrancaba el coche.
- Es una sorpresa- dijo sin apartar la vista de la carretera, pero con una sonrisa en su rostro.
- Siempre con secretitos- puse los ojos en blanco.
- Te encantan mis secretitos.
- Si, tienes razón. Pero muero de intriga... Dime aunque sea un poquito.
- No te diré. Me encanta ver tu rostro cuando te sorprendo- me miró por un segundo y volvió la vista al frente, lucía como un niño, sus ojos brillaban de una manera especial.- además ya casi llegamos.
Un par de minutos después aparcó en el estacionamiento de un restaurante que quedaba en la playa. Por fuera no llamaba mucho la atención, su fachada era simple, de madera blanca y tenía un letrero que decia "Mare blue". Entramos por una gran puerta blanca, dentro había unas cuantas mesas iluminadas con velas y algunas personas sentadas en ellas. Al fondo había una gran barra con un montón de botellas de todos los tamaños y colores, al lado de esta se encontraba una puerta doble que daba hacia la playa. Hasta el momento el lugar no había llamado mi atención, no era muy diferente a muchos otros restaurantes que había visitado. Pero cuando Matt abrió la puerta y salimos a la playa mi boca cayó hasta el piso. Era hermoso, había palmeras desparramadas por la arena. No había sillas, sólo alfombras con almohadones sobre ellas y mesas redondas y bajas. Todo estaba iluminado con velas, hasta pude notar algunas flotando en el mar. Matt era un genio en el tema de las sorpresas.
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- ¿Te gusta?- preguntó tomando mi cintura y acercando su boca a mi oído.
- Si, es.. Es increible- me giré hacia él- gracias.
- Acompáñenme por aquí, por favor- dijo un mozo. Lo seguimos hasta donde estaba nuestra mesa. Me senté en un mullido almohadón y Matt hizo lo mismo al frente de mi.- Aquí les dejo la carta. ¿Desean ir pidiendo algo de beber?
- Yo quiero un martini- respondió Matt y me miró para que yo pudiera mi bebida.
- Una caipirinha de maracujá- el mozo asintió y se metió dentro del restaurante.- ¿martini? Pensé que no bebías- nunca había visto a Matt tomando ni una cerveza.
- Hoy hago una excepción- dijo encogiéndose de hombros y tomando la carta- ¿Qué vas a pedir? Te aconsejo los mariscos, son la especialidad de este lugar.- en el momento que dijo eso mi estómago se quejó, no me había dado cuenta de que estaba muerta de hambre, no había comido nada desde el mediodía, con william no habíamos parado ni para merendar.
- Pide tú por mi- le contesté, había tantas cosas, y todas parecían deliciosas, no podía elegir.
El mozo apareció con nuestros tragos, dejándolos sobre la mesa. Matt hizo nuestro pedido.
- Vamos a querer la langosta y de entrada una tabla de mariscos.
- ¿Y para beber?
- ¿Te parece vino Sophie?- yo solo asentí mientras le daba un trago a mi caipirinha, estaba riquisima.- un vermentino de Domaine d'Alziprato.
