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Un pequeño gemido se dejó escuchar en ese oscuro cuarto de hotel, alguien nuevo había pagado por estar con él.

Él no disfrutaba, él nunca lo hacía, él solamente quería que ese hombre terminara y le pagara lo que él había prometido.

—¡Esto no era parte del servicio! –Reclamó el chico al sentir como él que había pagado por el tiraba fuertemente de su cabello.—¡Suéltame, me estás lastimando!

—¡Cállate! –Respondió el hombre abofeteándolo en su mejilla izquierda.—¡Recuerda que ganaras una buena suma de dinero por esto!

***

Lágrimas caían por sus mejillas, su cuerpo dolía y lo único que anhelaba en ese momento era llegar a su casa y dormir por una buena cantidad de horas.

—¡Eh, JungKook!

Pero al parecer la suerte no estaba de su lado.

—¿Por qué lloras? –Preguntó esa persona situándose a su lado.

—¿Podríamos hablar de esto mañana, Jimin? –Dijo secando sus lágrimas mientras abría la puerta de su casa.—Quiero dormir un poco.

—Lo volviste a hacer,JungKook. –Dijo Jimin mirándolo.

—No, Jimin.

—¡No mientas! —Exclamó el contrario. —Te he dicho que odio cuando vas y te vendes por unos centavos JungKook.

—Hice mucho más que unos centavos hoy. –Una triste sonrisa se formó en lo labios de JungKook.

—Jimin lo tomo fuertemente del brazo. —¡¿Te estás escuchando, Jeon JungKook?!

—¡Suéltame! –Respondió empujando al mayor.–

JungKook entró a su casa en el momento en el que se soltó de Jimin, odiaba cuando el mayor le reprochaba por lo que él hacía.

Escucho unos cuantos golpes a la puerta, sabía que era Jimin por lo que él solamente lo ignoro y subió a su habitación, se tiró a su cama e hizo lo que cada noche hacía, llorar.

Eres una basura, Jeon Jeongguk. –Se dijo así mismo, mientras se paraba al baño.

Él se miraba al espejo, su delineador estaba corrido y eso lo hacía ver más patético de lo que él pensaba que era.

Este no eres tú, Kook.

Este soy yo. —Respondió a ese recuerdo de su mejor amigo. —Y lo seguiré siendo hasta el momento en que yo decida morir.


Morir.


Otra vez ese pensamiento corría por su mente, tantas cosas con las que podría quitarse la vida en ese momento; las cuchillas con las que se depilaba, las pastillas para dormir, la bañera en la que podría ahogarse el solo e incluso su ropa con la que podría crear una soga para ahorcase.

Estoy aquí, JungKook. No mereces hacer algo así.

Esa voz volvía a interrumpirlo en el momento en el que pensaba su suicidio.

—Cállate, cállate.—Decía JungKook cubriendo sus oídos con ambas manos.—¡Déjame en paz!

Ahí estaba él, parado en una esquina del baño observando cómo nuevamente JungKook luchaba por estar vivo, él había estado en cada momento en él que ese chico había tratado de quitarse la vida, él siempre había logrado hacer algo para que JungKook no perdiera su vida.


Se fuerte JungKook.


—No puedo, no sé cómo ser fuerte. —Respondió a esa voz, mientras lloraba.


Yo puedo ayudarte a serlo.

—Solo eres una maldita voz. —Dijo JungKook riendo entre lágrimas.—Ni siquiera puedo verte. –Dijo en un susurro después. —¡¿Qué demonios eres?! —Gritó.

Soy tú ángel, JungKook.

JungKook estaba seguro que se estaba volviendo loco, él lo había afirmado en ese momento en el que empezó a hablar solo.

Pero TaeHyung sabía que eso no era cierto, él había sido asignado a cuidar de JungKook desde el momento en que él nació, TaeHyung a visto y a sufrido al mismo tiempo que JungKook lo a hecho, él lo a visto llorar, lo visto sufrir y pocas veces reír.

Aunque TaeHyung fuera un ángel, para él el verdadero ángel era JungKook, un pequeño ángel con sus alas rotas, un ángel que aunque lo intentara no podía volar, pero ahí estaba TaeHyung tratando de ayudarlo, tratando de arreglar sus alas rotas para llenarlas de esperanzas.

Pero eso sería difícil, ya que como JungKook había dicho, él no podía verlo.

My angel «VKook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora