Mucho gusto, Boyfriend.

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Mi respiración se acortaba al mismo tiempo que mi visión se volvía borrosa debido a mis lágrimas. Sentía que mis piernas se debilitaban y que en cualquier momento iba a colapsar en el pavimento. De repente, alguien me jaló de la muñeca y me envolvió en un abrazo.

- ¿Por qué saliste corriendo de ésa forma? ¿Acaso estás demente? –Youngmin gritó con preocupación.

En verdad quería devolverle el abrazo; necesitaba el consuelo de alguien en ese momento. Pero, ¿cómo podría él consolarme cuando es el causante de todo este sufrimiento? Lo empujé y lo miré con ojos furiosos. Mordí mi labio sosteniendo todo el coraje que sentía.

- Si quieres golpearme puedes hacerlo. Es mi culpa ¿De acuerdo? – él dijo soltando mis manos.

Quería golpearlo un millón de veces, en verdad quería hacerlo, pero no sé por qué el poco sentido común que quedaba dentro de mí me dijo que no lo hiciera. Así que sólo me di la vuelta y salí corriendo de nuevo.

- ¿Podrías parar? –Youngmin jadeó tomándome del brazo. – Sé que no debí traerte aquí pero nunca pensé que mi madre investigara todo acerca de ti. Ni mucho menos que sacaría el tema de Ji Eun de la nada.

Miré a Youngmin fijamente a los ojos. Se veía herido, tal vez su madre le dijo algo después de que me fui. Sentí un nudo en mi estómago llena de culpabilidad. Sacudí mi cabeza quitando esa emoción dentro de mí.

- Sólo déjame ir ¿sí? Quiero ir a casa. –jalé mi brazo.

Pero mis esfuerzos de librarme fueron en vano; por el contrario, Youngmin me jaló con más fuerza haciéndome quedar cerca de él. Y cuando dije cerca, me refería a archirecontraextremadamente cerca. Podía sentir su cálida respiración sobre mi piel, lo cual me hacía estremecer.

Una gota de agua helada golpeó mi nariz. Miré hacia el cielo y visualicé lo nublado que estaba. Una gran lluvia se aproximaba.

- Si aún te queda un poco de sentido común en tu cerebrito de cerdito, regresa y ve al auto conmigo si no quieres estar empapada en unos minutos más.

Asentí con la cabeza y ambos regresamos hacia donde estaba estacionado su auto. Me senté en el asiento del copiloto y me abroché el cinturón de seguridad.

La lluvia arreció mientras Youngmin manejaba a gran velocidad lejos de ese horrendo lugar. Después de media hora, finalmente se detuvo en frente de un edificio. Él abrió la puerta del copiloto y me extendió su mano. Lo miré enfadada.

- ¿Algo anda mal? –alzó una de sus cejas.
- ¡Te dije que quería ir a casa! –repliqué cruzando los brazos sin bajarme del auto.
- ¿Eres tonta o qué? Tu ropa está sucia y tus medias están rotas. Además de que te lastimaste tu rodilla. No puedo llevarte a casa así. Y por si no lo habías notado, está lloviendo cabecita de hongo. ¡Y mi ropa se está mojando por tu culpa! –subió su tono de voz.

Me bajé de su auto a regañadientes y lo seguí. Nos subimos a un elevador y caminamos por un largo pasillo hasta llegar al fondo. Youngmin tomó unas llaves y abrió la puerta de lo que supuse era el apartamento de Boyfriend.

El lugar no era muy grande y lucía algo desordenado, lo que no es de extrañar de un apartamento donde viven puros hombres. Sin embargo, era algo acogedor. Había un sillón blanco en el centro con una gran TV de plasma y unas cuantas plantas de ornato alrededor. Tenían posters de grupos de chicas de kpop por doquier, incluso había uno grande de mi grupo "Kpop Queens" en donde le habían escrito "propiedad de Youngmin" encima de mi foto.

Youngmin me indicó que me sentara en el sillón mientras iba por el kit de primeros auxilios para curar mi herida en la rodilla. Su temple era muy frío, parecía enojado conmigo. De nuevo me sentí culpable por no ser el tipo de chica aceptable para su madre y las lágrimas llenaron mis ojos; pero esta vez intenté suprimirlas y dejar de lamentarme.

Finalmente, el patancito regresó con un algodón enchumbado con alcohol. Rompió mis medias por completo para poder curar mi herida y presionó el algodón sobre mi rodilla. Hice una mueca mientras mordía mis labios aguantando el dolor.

- No te muevas honguito. –dijo entre dientes.
- ¡Pero es que duele! –me quejé agudizando mi voz.
- Bueno, no dolería si no hubieses escapado como el bobito cerdito cabeza de hongo que eres. –puso sus ojos en blanco. – Y deja de llorar. Estás arruinando tu maquillaje, y ya no te verás tan bonita si lo haces. –murmuró.

Mi corazón se detuvo al escuchar sus palabras. ¿Acaso él había dicho que me veía bonita? Miré al suelo tímidamente con mis mejillas sonrojadas y limpié mis lágrimas con un pañuelo.

Youngmin me puso un ungüento y luego colocó una gaza sobre mi herida. Sonrió orgulloso de su trabajo cuando terminó.

Mi Novio es el Rey de los CretinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora