Cuando tu mundo se cae a pedazos

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Aquel líquido caliente corrió por mi garganta, en mi intento de llenar mi cuerpo con cafeína para mantenerme despierto. Ya eran alrededor de las cuatro de la mañana y el rodaje se extendería probablemente por un par de horas más. Aunque en parte, me encontraba agradecido de alguna manera por estar trabajando, puesto que no tenía un lugar donde pasar la noche.

Solté el aire restante en mis pulmones con un largo suspiro, y le di una leída rápida por última vez al libreto en mis manos. Mi cabeza se sentía pesarosa y entumecida, pero a pesar de ello me tomé algo de tiempo para admirar a mi bella Cabecita de Hongo. Estaba filmando una escena junto a Minho. Su brillante sonrisa trajo paz a mi corazón.

Pequeños destellos de colores aparecieron frente a mis ojos probablemente en señal de cansancio. Me vi forzado a cerrar los ojos para dormir por un momento; pero en ese instante el director llamó a los siguientes actores en escena.

Era decepcionante que mi personaje no tuviese alguna escena de beso con Sumi. De hecho, nuestras interacciones dentro de la historia eran mínimas. Aunque me conformaba con estar en el mismo lugar que ella, sólo eso me hacía feliz.

Finalmente, un tiempo luego del amanecer, el director nos informó que podríamos descansar para regresar hasta en la tarde. El detalle era que, primero, no tenía un lugar donde quedarme a dormir, y segundo, debía obtener buenas notas en la universidad para mantener mi beca. Así que, mejor movía mi trasero rumbo a clases en lugar de pensar en dormir un rato no sé dónde.

- ¿A dónde vas?

Sentí una mano apretar mi muñeca. No tenía que voltear la mirada para saber quién estaba detrás de mí. Ninguna respuesta salió de mis labios. Sabía bien que sólo se preocupaba por mí porque me tenía lástima, y eso me dolía hasta el punto de querer ignorar sus palabras.

- No estarás pensando en ir a la universidad así, ¿o sí?

Tiró de mi playera para poder mirarme frente a frente. Estaba enojada, ser ignorada era algo que odiaba con todo su ser. Lucía tan pequeña y linda, con su nariz arrugada y el ceño fruncido. Verla de esa forma, me hizo sentir que el tiempo no había transcurrido entre nosotros. Como si todo fuese igual a unos años atrás, nosotros discutiendo por cosas tan cotidianas y sin importancia, como si nada hubiese cambiado.

- ¡Respóndeme! - alzó la voz.

- ¿Y qué si es así?

- Estás loco. Tan sólo mírate. Necesitas dormir.

- Sumi, necesito buenas calificaciones. No puedo faltar por tanto tiempo a clases. Tampoco es como si tuviese un lugar para quedarme a dormir en este momento.

- Entonces te vienes conmigo.

Sin dar lugar a protesta alguna, me tomó de nuevo de la muñeca y me arrastró con ella fuera del set de filmación. Nos detuvimos ante la vagoneta de su compañía, y me señaló que subiera.

Debía admitir que mi corazón saltó de emoción ante su gesto tan amable. Pero no podía dejarle hacer eso, ciertamente no cuando lo único que sentía por mí era lástima.

- Sumi, en verdad aprecio tus buenas intenciones, pero debo ir a clases y...

- No puedes ni sostenerte en dos pies. Si te sobre-esfuerzas, terminarás enfermo y no podrás trabajar apropiadamente para pagar de vuelta tu beca.

- Sumi... - bajé la mirada al suelo.

- Sí, te tengo lástima. Vive con ello, tal y como yo lo hice cuando me dijiste lo mismo. Ahora, entra a la maldita camioneta. Si la gente nos ve, pensarán que estamos saliendo de nuevo. Me estoy arriesgando demasiado por ser considerada contigo.

Mi Novio es el Rey de los CretinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora