OCHO

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Las puertas del elevador se abrieron en el solar de la reina -una sala octagonal hecha de ventanales por todos lados. El elevador cilíndrico mismo era de vidrio encapsulado y estaba situado en el centro de la sala para que no obstruya la vista. La decoración era simple -delgados pilares blancos y un domo de cristal como techo, imitando el domo que había sobre la ciudad. Esta torre, esta sala específicamente, era el punto más alto en Artemisia, con una vista de todos los edificios blancos y brillantes por debajo de él, y un cielo bañado de estrellas, era toda la decoración que requería.

Jacin había estado allí una docena de veces con Sybil, pero nunca para su propia audiencia con la reina. Se forzó a sí mismo a estar tranquilo. Si estaba preocupado, la reina lo detectaría, y lo último que quería era darle razones para cuestionar su lealtad a la corona.

Ella estaba sentada en una silla muy elaborada sobre una plataforma, la reina misma miraba por los ventanales. El vidrio era de un cristal muy claro y no había rastro de reflejo el. Jacin no sabía cómo habían conseguido esa clase de vidrio, pero el palacio estaba lleno de ellos.

El señor Jerrico Solis, el capitán de de la guardia y técnicamente el supervisor de Jacin, también estaba allí, pero Jacin no le dirigió la mirada.

"Mi Reina," dijo Aimery, "el señor Jacin Clay está aquí, tal como lo ha requerido."

Jacin se inclinó sobre una rodilla mientras la reina se volteaba a verlos. "Puedes ponerte de pie, Jacin. Muy amable de tu parte el haber venido."

Ahora, no era tan dulce.

Se puso de pie, atreviéndose a encontrar su mirada.

La reina Levana era horriblemente hermosa, con labios rojo coral y una piel tan tersa como mármol blanco. Todo era parte de su engaño, por supuesto. Todos lo sabían, pero eso no hacía ninguna diferencia. El solo mírala podría robarle el aliento a cualquier hombre mortal.

Ahora bien -este era un pensamiento que Jacin mantenía muy, muy callado en su mente- la princesa podría robarles ambos, el aliento y el corazón.

"Señor Clay," dijo la reina, su voz era como una canción de cuna comparada con su aspereza del juicio. "Aimery y yo hemos estado discutiendo sobre su sorpresivo y alegre regreso. Me gustaría poder reinstaurarlo a su posición anterior prontamente. Nuestra guardia es más débil sin ti."

"Estoy a sus ordenes."

"He tomado en consideración el mensaje que le envió a la taumaturgo Mira previo a su muerte, junto con sus dos años de leal servicio. También hice que un equipo investigará sobre su afirmación del... Dispositivo que Linh Garan inventó, y parece ser que estaba en lo correcto. El develó un prototipo llamado dispositivo de seguridad bioelectrica en una convención terrestre hace ya muchos años. Esto también ha ayudado a resolver un misterio que mi equipo de operativos especiales encontró en París este año. Ahora sabemos que Linh Cinder no era la única persona que tenía dicho dispositivo instalado, la que fue su protectora por mucho tiempo, una mujer llamada Michelle Benoit, tenía uno también. De momento solo podemos suponer cuantos más podrían existir aún."

Jacin no dijo nada, sintió su corazón expandirse con la noticia. Cinder parecía completamente segura cuando dijo que no se habían fabricado más dispositivos como el suyo, pero al parecer estaba equivocada. Y si ella se equivocaba... Si había más de esos allá afuera... El podría conseguir uno para Winter. El podría salvarla.

"No importa," dijo Levana, agitando una mano por el aire. "Estamos encontrando formas de asegurarnos de que tal invención jamás llegue a los mercados terrestres. La razón por la que te llamé aquí fue para discutir que será de ti a partir de hoy. Y tengo un rol especial en mente, señor Clay. Uno que según creo no encontrará tan desagradable."

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