A veces me preguntaba, ¿cómo sería mi vida si nunca hubiese venido a Los Ángeles en el verano? ¿cómo sería si me gustaran los chicos, en vez de las chicas? ¿cómo sería si no hubiese conocido nunca a Dinah? Sería muy diferente a lo que es ahora, eso es seguro. Y es increíble como decisiones tan pequeñas, con el tiempo podían volverse significativas: caminar o tomar un taxi, salir a correr o quedarte en casa, cruzar en esa calle o hacerlo en la siguiente, tomar agua fría o caliente. Eran decisiones que hacíamos todos los días de manera inconsciente. Había otras que eran mas significativas y que debíamos pensar y pensar antes de tomarlas: seguir con una relación o terminarla, mantenerte en el mismo trabajo o cambiarlo, comprar ese auto o esperar a estar mas estable. Esas eran difíciles de tomar y a veces nos llevaban al camino incorrecto y terminábamos arrepintiendonos de ellas. Pero todas las decisiones que tomamos nos llevan hasta un lugar determinado, y yo estaba feliz del lugar al que mis decisiones me habían llevado. Tal vez no había tomado las mejores decisiones y había dañado a muchas personas en el camino, pero me habían traído aquí, a este momento. Tenía una vida buena que apenas comenzaba, una carrera que construir y si bien no tenía una familia perfecta, sabía que siempre contaba con ellos.
Miraba a mi alrededor y no veía mas que sueños que estaban por cumplirse. Veía oportunidades únicas en la vida y me veía a mi. Veía a esa pequeña niña a la que muchas veces le dijeron que era bueno soñar, pero que no todos los sueños de cumplían; que si no obtenías una cosa debías conformarte con lo siguiente. Veía a esa adolescente inmadura y perdida que iba a fiestas y se liaba con cualquiera que le pasara por el frente. Veía a esa adolescente frágil que alguna vez lloró en su habitación porque se sentía repugnante, asquerosa. Veía a esa chica llena de sueños y metas que estaban por cumplirse.
— ¿Estás lista?— Jacob sostuvo su mano para ayudarme a salir de la camioneta y necesité unos segundos para recuperarme, para salir de mi trance y darme cuenta de donde estaba. Era una fiesta, una alfombra roja. Era la after party de los Grammys, a la que yo, Camila Cabello había sido invitada.
— Tienes que salir, Camila.
Le hice caso a mi agente de seguridad y tomé la mano de Jacob. Se sentía cálida y agradecía eso. Necesitaba algo que me mantuviese en la tierra y no me llevara flotando.
Mi equipo caminaba detrás de mi, mientras yo me sujetaba del brazo de Jacob. El se había convertido en mi mejor amigo, después de Dinah, y a la vez era una especie de guía. Me enseñaba que hacer, cuando y cómo hacerlo; con quién hablar y qué decir; qué usar y qué no. Me mostraba todo lo referente a este mundo y qué hacer si quería mantenerme en el.
— Los paparazzis no te conocen, así que necesitas darles una buena impresión porque para muchos va a ser la primera— me recordó Jacob, en tono de ejecutivo.
— Estoy nerviosa— comenté. El me dio un pequeño apretón en la mano y nos colocamos después de una chica que nos indicaría cuando podría caminar por la alfombra roja.
— Camila Cabello, párate durante treinta segundos frente a las personas que están debajo de los reporteros. Cuando salgas de la alfombra ve hacía la derecha y ahí te reunirás con tu equipo.
Comencé a caminar, hasta llegar a la primera persona que me hizo señas de que me detuviese y con su mano me indicó que el tiempo estaba corriendo. Traté de poner mi mejor cara y de pararme erguida para las fotos. Luego de cinco minutos, salí de la alfombra y me sentía aturdida. Yo lo había hecho, había caminado en mi primera alfombra roja sola y no había salido tan mal como esperaba.
— Lo hiciste muy bien, Mil— me felicitó Jacob, lo que me hizo sonreír de manera tímida— Voy a presentarte a algunas personas, pero después vas a tener que estar tu sola, ¿bien?

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made up; camren
RomancePara Lauren Jauregui, las palabras y promesas se habían vuelto vacías. Toda su vida había estado rodeada de personas falsas que se le acercaban solo por su fama. En este punto no confiaba ni en su propia sombra, pero sin darse cuenta deja entrar a a...