Hacer el amor con Lauren era simplemente el paraíso. La manera en la que me tocaba y me hacía sentir como la mujer mas preciosa del mundo era increíble. Sabía que ella era del tipo de persona apasionada y dedicada que siempre lo daba todo y ponía su corazón en cualquier cosa que hacía; lo había notado viendo sus películas, pero en la cama era otra historia. Ella se entregaba por completo en cuerpo, mente y alma.
— ¿A dónde vas?— Le pregunté a Lauren al ver que se levantaba de la cama completamente desnuda. Tomó una bata de seda negra y se la pasó por los hombros, mientras me miraba fijamente.
— Vamos al balcón.— Me ofreció su mano para levantarme y gustosamente la tomé.
Me coloqué una bata igual a la de Lauren, solo que la mía era del hotel. Las dos caminamos hasta la puerta del balcón, y antes de abrirla, Lauren me dio un beso rápido en los labios.
— Gracias— murmuró con una sonrisa. Abrió la puerta y una ligera brisa nos azoto a ambas. Instintivamente, cerré más mi bata y me abracé a mi misma.
Lauren notó esto y me abrazó por detrás, pasando sus brazos alrededor de mi cintura. Apoyó su cabeza en mi hombro, y de repente ya no sentía frío.
— Lo hiciste muy bien hoy— dijo, su voz ronca llenando el silencio de la noche.
— Estaba muy nerviosa— admití.
— No parecía, amor.
Mi corazón se detuvo por una milésima de segundo al escuchar como me había llamado.
— Es porque traté de disimular lo mas que pude.
— Y te salió perfecto, creo que deberías ser actriz también— bromeó.
— No, gracias, eso se lo dejo mejor a mi chica.
— ¿Tu chica?— Preguntó. Me puse nerviosa apenas escuché lo que había dicho, ¿quien me mandaba a mi y a mi bocota a estar diciendo esas cosas cuando Lauren y yo no éramos nada?
— Perdón, Lauren. Se me salió sin querer y...
— Shh— me interrumpió, colocando su dedo índice izquierdo sobre mi boca—. Me gusta que te refieras a mi como tu chica.
— Pero no somos nada... Digo, no somos nada de manera oficial— le recordé, mi voz sonando mas triste de lo que esperaba.
— ¿Y tu quieres que seamos algo?
— Si por mi fuese gritaría desde este balcón que eres completamente mía, pero las dos sabemos que no podemos.
— Grítalo.
— ¿Qué cosa?
— Grita lo que quieras, Camila. Nadie va a escucharte, nadie va a juzgarte. Son las tres de la mañana en una ciudad que nunca duerme y puedes hacer lo que quieras.
— No sé que gritar.
— Yo si sé.
Lauren se separó de mi, haciéndome sentir frío de inmediato por la perdida de contacto, y se paró mas cerca de las barandas.

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made up; camren
RomansaPara Lauren Jauregui, las palabras y promesas se habían vuelto vacías. Toda su vida había estado rodeada de personas falsas que se le acercaban solo por su fama. En este punto no confiaba ni en su propia sombra, pero sin darse cuenta deja entrar a a...