Capítulo 4.

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Llegó el día en el que teníamos que ir para Los Ángeles. No había casi nada en casa, sólo mi cama, el juego de sillones y la cama de mis padres. Extrañaría tanto mi hogar, aquí crecí, las escaleras que tanto odiaba cuando subía hacían mucho ruido como si estuvieses en una película de Actividad Paranormal. Extrañaría sentarme en mi balcón a mirar el cielo o sólo sentir el aire fresco, mi habitación, donde estaba casi siempre que tenía que practicar. De verdad extrañaría todo, hasta el vecindario y la señora Martin que era bastante gritona cuando quería, pero en fin, la llegué a apreciar.

- Tu padre nos está esperando en el auto, Annie. - Asentí hacía mi abuelo, y agarré mi valija y una mochila que tendría conmigo durante el vuelo. Mi abuelo se paró delante mío y me abrazó. Amaba sus abrazos, me hacían sentir tan bien y feliz. - Sé que todo esto es difícil patita, pero saldremos todos juntos de esta, sí? Te recuerdo que nunca te dejaremos sola. Imaginate como está tu abuela porque se irá a California y no tendrá una panadería como la que tenemos al frente de casa. - Reímos los dos juntos.

- La abuela ama esa panadería y el pan que hacen allí. Supongo que se lleva bastantes kilos de pan, ¿verdad? - Mi abuelo asintió y salimos riendo de casa.

Ya en el auto miré por última vez mi amada casa y suspiré.

- Aquí vamos California - Me coloqué mis audífonos y cerré los ojos, intentando mantener mi mente en blanco.

- Annie, mi amor, llegamos al aeropuerto. Despierta. - ¿Me había dormido? Bajé del auto y ayudé a mi madre a bajar mi valija. Todas mis cosas ya estaban en la casa de Los Ángeles, así que sólo tenía lo que estaba usando todos estos días.

Llegamos a la puerta de donde salía nuestro vuelo y gracias a todos los santos ya podíamos ir subiendo al avión. Entramos, dimos nuestros pasaportes, y buscamos nuestros asientos, estaba muy cansada y quería sentarme ya, mis piernas y mi cuerpo, me mataban. Encontramos nuestros asientos y a mí me tocaba para la ventana. Se veía todo tan pequeño y hermoso. Ya había viajado en avión otras veces, pero había vuelto, está vez, no volvería.

Luego de que todos los pasajeros suban al avión, nos dieron las indicaciones que realmente no quería escuchar, así que me coloqué de nuevo mis auriculares mientras le daba un beso en la mejilla a mi madre, cerré los ojos y me dormí.

Llegamos a Los Ángeles. Todo era diferente, ya en el taxi, miraba los grandes edificios. Era la primera vez que visitaba aquí, y la verdad que era hermoso, no me imagino la variedad de ropa que debe haber aquí. Tengo una cita urgente con mi tía Stefanie y mi mamá para ir a un centro de comercial.

Al llegar a la casa quedé boquiabierta. Era hermosa y era de color celeste, me encantaba, era hermosa, desde afuera ya la amaba, ¡era perfecta!

Entré con las valijas y quedé otra vez boquiabierta, era hermosa tanto por fuera como adentro, era bellísima. La mayoría los muebles eran de la casa de Texas, pero había varios que eran nuevos.

- ¿Por qué no vas a conocer a tu habitación patita? - Miro a mi papá y lo abrazo. Subo hacia la segunda planta, y no tardé en encontrar mi habitación, al final del pasillo había una puerta que tenía un cartel que decía "ANNIE" en tonos amarillos, rosas y lilas. Abrí la puerta y ya no podía estar más boquiabierta de lo que estaba, todo era hermoso. Una cama más de 2 plazas, una mesita con una lamparita de bailarina, arriba de la cama había unos estantes con dos cajas blancas, ya sabía qué era, botiquines con todo lo que llegue a necesitar. Pasé por alto a eso y vi en un rincón una parte llena de espejos y un barandal, estaba todo listo para que practique cuando quisiera. Un escritorio, mi vestidor, un baño propio, y la ventana era una de ensueño, había un sillón y una mesita ratonera en frente de éste y la ventana estaba llena de almohaditas. Mi habitación era perfecta, era bella y la amaba. Sentí como mi celular no paraba de vibrar, lo saqué y era una llamada de Brad. Apagué mi celular y saqué el chip, hoy me compraría uno así ya deja de molestarme.

Me encerré en mi habitación, puse música y comencé a acomodar mis cosas. Al terminar me acosté y miré hacia la ventana, se veía hermoso, se veía como un pequeño bosque, y había muchas flores y el atardecer era hermoso. Yo sabía que aquí iba a ser mejor que mejore que en Texas. Todo era hermoso, deslumbrante, amaba L.A. y esto recién comenzaba.

Bajé a cenar con mis padres. Hablábamos de diferentes cosas, nos reíamos, estábamos bien, estábamos tranquilos y felices, sin importar ningún problema que hubiese alrededor.

- Anna, mañana comienzas el instituto, tenemos que estar allí a las 8:30 para presentarte con el director, y por la tarde tenemos que ir al hospital, si? Seguro tendrás que hacerte varios estudios. Sé lo mucho que odias que te saquen sangre pero ahora tendrás que soportarlo, podrás patita? - Mi madre siempre intentando hacerme sentir mejor y tranquila. Mañana sería otro día, estaba ansiosa y al mismo tiempo no tanto por comenzar una nueva etapa aquí en California.

- Está bien, voy a necesitar otro chip para mí celular porque al que tenía lo rompí y la tía Stefanie con los abuelos, cuándo llegan? -

- ¿Qué le hiciste a tu chip, Anna? - Papá me miró preocupado pero al mismo tiempo divertido. - Mañana llegan tus abuelos y tu tía, vivirán en frente así que los tendremos más cerca. - Estaba feliz porque ahora los tendría más cerca a mis abuelos, no puedo vivir sin ellos y en Texas era horrible estar viajando durante una hora para ir a visitarlos.

- Lo rompí y lo tiré, Brad no dejaba de llamarme, al igual que no paraban de llegarme msjs de Mara. No quiero saber nada de ellos. Quiero hacer mi vida aquí con mi familia y conocer gente nueva. Necesito bastante eso. -

Mamá y papá me miraban sonriendo, con una chispa de orgullo. ¿Quién lo diría? Su hija padece de una enfermedad terminal y aún así quiere conocer personas y vivir la vida al máximo. Tampoco es que me voy a intentar suicidar después de haberme enterado que tenía algo que iba a acabar mi vida tarde o temprano. Tengo que luchar por mi vida, por esta vida llena de dicha, y con muchas cosas nuevas por descubrir. Tengo 16 años y todavía no conocí bastantes cosas, como por ejemplo, qué se sentirá saltar desde un puente hacia un lago, esquiar, conocer las pirámides de África, conocer Rusia de noche que de verdad me da mucho miedo después de ver una película de terror, pero aún así quería conocer. Ir a Japón, a China, conocer la Torre Eiffel, conocer gente nueva, tener una hija, formar una familia. Quería conocer todas esas sensaciones, quería morir siendo feliz, no es que no sea feliz ahora, pero me encantaría cumplir todas mis metas antes de irme de aquí.

Y lo haría, cueste lo que cueste.

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Living with hope.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora