Otro día más en este calvario.
Era lo único en lo que pensaba cuando desperté. Vi a mi madre sentada en uno de los sillones de la habitación, dormida. Su rostro estaba demacrado, al lado tenía un vaso que podía asegurar que contenía un café bien cargado, y parecía estar muy incómoda allí. Suspiré y sólo me limité a mirar hacia la ventana como lo hacía todos los días.
Era una ventana bastante grande y se podía ver el amanecer y los colores de los días, se veían pájaros que volaban libremente, como yo quería serlo en estas 3 semanas.
Sara me había estado visitando desde que me internaron. Al día siguiente de haber estado con Sara, Jack y Matt, me sentía muy mal. Mi cabeza dolía, no paraba de vomitar y me sentía muy débil. Mis padres me trajeron al hospital y desde ese día no me pude ir. Extrañaba ir al instituto, extrañaba las tareas, levantarme y practicar un poco en mi habitación, pero también extrañaba a Matt y eso era bastante raro.
Hablé con Sara respecto a él y lo único que conseguí fue un "quizás te enamoraste del chico sexy de la academia". Era un poco tonto, sí, pero tenía sus momentos, me hacía reír, me hacía sentir bien, y podía ser yo cuando hablaba con él, pero ese día por la noche las cosas comenzaron a cambiar. Pensaba en él, soñaba con él, y lo veía de otra manera.
Sí, sé que es rápido, pero él no era nada que ver con el estúpido de Brad, de eso estaba segura.
- ¡Despertaste mi patita! - Me sobresalté cuando mi madre me habló, la miré y sus ojeras si que eran grandes. Necesitaba salir de allí para que mis padres estuviesen mejor, no quería que sufran como yo lo estaba haciendo. - ¿Cómo te sientes, Anna? -.
- ¿De verdad? Mi brazo duele muchísimo y quiero que me saquen de una vez esto, mamá, ¿cuánto tiempo tengo que seguir en este infierno? - Hice un mohín con mis labios y mamá sonrío con un poco de tristeza.
- Pronto, Anna. El doctor Griffin ya vendrá y sabremos cuándo te darán el alta. Hasta eso yo iré a casa, tendría que venir Sara en una hora, así que no te molestará estar ese poco tiempo sola? - Negué, de verdad necesitaba estar sola y saber que mi madre iba a descansar a casa. - Está bien, me voy. Estarás bien, si? Te amo mi princesa Anna. - Mamá me abrazó como si fuera la última vez que me ve y se fue.
Ya sola, largué un suspiro. Hacía ya tres semanas que no sabía nada de Matthew y mi celular lo había dejado en casa, tampoco iba a pedirles a mis padres que me lo trajeran, hacían un gran esfuerzo por venir y estar conmigo. Le pedí a Sara que por favor no le contase sobre mi enfermedad a Matt, no quería preocuparle.Sé que tengo una enfermedad terminal y no me gustaría que las personas se encariñen conmigo, porque el día que me vaya, si es que no me curo, arrastraré a todos conmigo, y eso es lo que no quiero para ninguno de ellos.
- ¡Hola Ann! - Sara estaba parada en la puerta con una mirada triste, jamás era así, siempre entraba, dejaba sus cosas y recién me saludaba, no desde la puerta. La miré detenidamente, algo escondía. - Lo siento, no tenía otra alternativa. - No sabía a lo que se refería hasta que lo vi. Matt estaba en la puerta mirándome con los ojos abiertos y sorprendido.
No me podía ver así, no en este estado. Por dios, ¿en que estaba pensando Sara? No tenía cabello, mi rostro estaba demacrado, hacía días que no comía bien, había bajado de peso, no me podía ver así. No podía.
Me tapé con las sábanas y la manta que me había tejido mi abuela, no quería que me viese de esa manera. Me escondí y comencé a llorar en silencio. ¿Por qué me afectaba tanto que me mirara estando de esa forma? ¿Por qué?
- Anna, sí sé que estás allí, no te servirá de nada esconderte. - Su voz sonaba muy mal, estaba mal. Claro, nadie estaría bien si te enteras que una amiga tuya tiene leucemia y no sabes cuánto tiempo le queda. - No te enojes con Sara, yo le pedí que me dijese. No sabía nada de ti hace ya tres semanas, y pensaba que habías vuelto a texas. -.
- Ni loca vuelvo allí. - Me sorprendí a mí misma al escucharme con una voz roca y sollozo. ¡Idiota! Ahora sabrá que estas llorando.
- ¿Por qué lloras? -.
- Porque no quiero que me veas de esta manera, Matt. No necesito arrastrar a más personas conmigo cuando me vaya. -.
- Hey, hey, hey, espera. ¿Ya estas pensando en morir? - Río con ironía. No lo pensaba, sabía que iba a pasar en cualquier momento. - Para eso vine, para que veas que puedes luchar todavía. Nada está perdido, Anna. - Era verdad, nada estaba perdido, seguía con vida y tenía que disfrutarlo como cuando me había enterado y también cuando llegué aquí. - Y por favor, ¿puedes dejar de cubrirte? No te haré daño. -.
Fui sacandome las sábanas de mi cabeza y lo miré. Estaba con esa sonrisa tan linda que tenía y sus ojos avellanas mirándome. Sonreí como tonta. Uf, de verdad sentía algo por él, pero todavía no era momento de descifrar qué.
- Ves? No era tan difícil. Te traje algo, y espero que te guste. - Sonreí y él se levantó a buscar algo en su mochila. - Te lo iba a dar el día que fuimos al restaurante con Jack y Sara, pero me lo olvidé en mi casa, así que toma. - Me dejó una caja de tamaño mediano en mis manos y decidí abrirla.
Era una hermosa caja musical con una bailarina que bailaba al compás de la canción del cascanueces y en la tapa tenía una palabra hermosa "HOPE". Era bellísima y yo no tenía palabras para agradecerle, sólo lo miré encantada y volví mi mirada hacia el hermoso regalo que me había hecho Matt.
- Cuando nos conocimos bromee contigo en el baño sin saber porqué llorabas y porqué te lamentabas tanto. No sabía nada de ti, Anna, y aún así traté de levantarme el ánimo siendo un completo idiota. - Reímos recordando ese momento tan estúpido. - Pero cuando Sara me dijo que estabas débil y que tienes una de esas enfermedades hijas de puta que arrasa con todo, que no puedes hacer más que medicarte, hacer lo que el médico te diga, seguir tu vida hasta que ya no haya nada que hacer, cambié mi punto de vista. - Matt se acercó a mí y me tomó de las manos, sus manos eran grandes y estaban calientes a comparación de las mías. Hizo que lo mire a los ojos y prosiguió. - Anna, no estoy aquí para mirarte con lástima. Estoy aquí para ayudarte a luchar y vecer esa enfermedad de mierda que tienes. Estoy aquí para que no bajes los brazos, y para que te des cuenta que la vida es hermosa y que a pesar de todo tienes que seguir adelante, tienes que perseguir tus sueños y tus metas. Quiero que sepas que nada de lo que esta enfermedad haga contigo, te detendrá. NADA. Quiero que tengas esperanza porque esto es el principio y te curarás, saldrás adelante sea el desafío que sea y no estarás sola. - Mi vista se vio nubosa por mis lágrimas.
Matt apenas conocía de mi vida, y me conocía muy poco, pero él estaba a mí lado y listo para luchar junto a mí y contra el cáncer. Estaba muy agradecida por él, por mis padres, por Sara, mis abuelos, mi tía. Ellos eran las razones por las cuales yo estaba luchando y lo haría cueste lo que cueste, todo sea para salir adelante.
Matt me abrazó y sólo lloré. Me desahogué en sus brazos y estuvimos allí, abrazados, en silencio por un largo tiempo porque eso era lo único que necesitaba. No quería que me estén preguntando si estaba bien, porque no lo estaba, tampoco quería que me miren con lástima, o mucho menos escuchar a mamá o papá lamentarse.
Sólo quería un abrazo y silencio para sentirme mejor y Matt lo estaba logrando.
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Living with hope.
RomanceUna sonrisa que deja hipnotizado a cualquiera, un cuerpo maravilloso, una personalidad deslumbrante, amante al ballet y a la música clásica, el mejor promedio en su Academia, una familia maravillosa, no le faltaba nada, tenía una "vida perfecta". A...