POV Matthew Lawson.
Me desperté por los gritos de mi madre, pidiendo que por favor me despertara. Me levanté de mala gana de mi cama porque hoy iba a ser otro día de clases aburridas. Pero más que nada pensaba en Anna, no podía creerlo hace 3 meses que la conocía y su mente era un torbellino cuando la veía. Ella no era la típica chica de la academia que murmuraba cuando él pasaba a su lado, tampoco era de esas putas que le coqueteaban y que sólo eran algo de una noche. Plásticas, como les decía Jack. Hacían ya tres semanas que Anna no iba a clases y Sara iba de vez en cuando, no la encontraba muchas veces, Jack tampoco sabía nada de Anna, nadie sabía nada sobre ella. Fui a su casa unas tres veces pero todo estaba apagado y cerrado en todo momento. Me atormentaba el hecho de que haya vuelto a Texas y quizás no la volvería a encontrar más. Era un tonto, le gustaba Anna, y no quería reconocerlo.
La última vez que había querido a alguien lo había dañado y lo había dejado en su peor momento, cuando más necesitaba a alguien, pero Anna era diferente. Era un ángel, su sonrisa, sus ojos, su cabello, su forma de expresarse, era algo que sólo ella tenía. Era un ángel con cabello negro y pecas. Era bellísima. Sacudí mi cabeza, tratando de sacarme esos pensamientos. Tenía que saber qué pasaba con Anna y porqué no contestaba mucho menos su teléfono o porque no iba al colegio.
Bajé a desayunar con mi madre y estaba con su sonrisa como todas las mañanas. Mi padre había fallecido en un accidente automovilístico, y en el mismo accidente habíamos estado nosotros y mi hermanita de 2 años. Con mi madre logramos sobrevivir, mi padre murió en el acto y mi hermanita luchó por un mes completo y sufrió de una hemorragia cerebral.
Me habían quitado a mi familia en un abrir y cerrar de ojos. Ese día había peleado con mi padre porque quería ir a una fiesta y me llevaban a la casa de los abuelos. Estaba enojado con él hacia ya cuatro días, y ese día se fue sin decir adiós. Lo extrañaba, al igual que a Tiana, extrañaba sus gritos, su risa, cuando jugaba con ella al té o a la cocina. No los había disfrutado tanto, quería darles un abrazo de despedida o tan sólo un día pasarlo con ellos, pero no podía.
- ¿En qué piensas tanto mi amor? - Mi madre me abrazó por detrás y me dejó una taza de chocolate con malvaviscos. Sabía cuánto amaba esos chocolates que hacía ella. Cuando era pequeño siempre esperaba esta época del año para probarlos de nuevo. -.
- ¿Qué harías si una persona te hace sentir tan bien? Pero no, ese tipo de personas que sólo te hacen sentir bien porque sí, sí no esas personas que son únicas, que disfrutan todo, que las conoces por accidente y se vuelven en todo lo que piensan cada día. -.
- ¿Sabes qué haría yo, mi querido Matt? Le diría a esa chica que estoy jodidamente enamorado de ella y la lucharía hasta tenerla a mi lado. Porque ese tipo de sentimientos se encuentran una vez de entre miles. - Me sonrío y suspiró. - Tu padre era así, y yo lo encaré cuando me gustaba, me negó una vez, y la segunda vino a suplicarme que vaya con él al baile de graduación. Esa noche me dijo que era única y que cuando me negó no estaba seguro de qué era lo que sentía por mí, por eso lo dejó pasar. -.
- Eso haré, pero primero tengo que saber en dónde se metió. - Reí ante mi comentario estúpido.
- Matthew, no me digas que estas imaginando la chica perfecta y me lo dices como si fuese alguien real. -.
- Mamá, por favor. Es alguien real. - Reímos al unísono. - No te diré el nombre pero es hermosa y es una persona que conoces una sola vez en la vida. - Tomé mi chocolate con malvadiscos, saludé a mamá y fui a la academia con ganas de encontrarme a Anna.
Pasó el día, y no la había encontrado ni en el receso, ni en el comedor. Saliendo del laboratorio, encontré a Sara, la miré y tenía ojeras y no tenía su mejor sonrisa.
- Hey! ¿Cómo estás Matt? - Me saludó con una sonrisa de lado.
- Muy bien, pero no te preguntaré a ti. ¿Qué te sucedió? Parece que no dormiste por un mes Sara. - Hice una mueca y ella río.
- No te preocupes, sólo que no fueron las mejores semanas. - Abrí los ojos, pensando en que Jack la había hecho sufrir. - Por tu cara puedo decir que piensas que es por Jack, con él está todo más que bien, fue un apoyo incondicional en estos días. -.
- Está bien, te tiene que apoyar en todo Sara y si te hace algo, sólo dímelo, le haré saber que no tiene que lastimar a nadie como tú. - Reímos y era hora de preguntarle, la verdad que no quería saber si ella había vuelto a texas u otra cosa. - Sara, hace más de tres semanas que no veo a Anna y sé que tú sabes por qué no viene a la academia. ¿Acaso volvió a Texas? - Sara me miró con los ojos abiertos y negó. Me llevó al lado de las puertas para salir afuera y me miró con atención.
- ¿No te contó nada ella? -.
- La verdad que sabría decirte, pero no me contó nada Anna. -
- Matt, Anna está internada. Está muy débil. ¿No sabías que ella tenía leucemia? - Palidecí. Esto no era verdad, ¿Anna tenía leucemia? ¿Por qué no me lo nombró en ningún momento? Y por qué seguía aquí? Tenía que ir a verla, tenía que saber cómo estaba.
- ¿Por qué no me lo dijo? - Elevé un poco más de lo que quería la voz y Sara me miró asustada. - Lo siento, es que no sé nada de ella hace más de tres semanas, y tampoco sabía sobre su leucemia... ¿Cómo no me di cuenta? - Maldecía para mí mismo, mientras me golpeaba la frente. ¿Cómo no le pregunté? Ahora todo tenía sentido, cuando ella estaba en el baño, sus gritos de súplicas y yo me comporté como un idiota. Maldita sea.
- Matt, si vas a verla, no la mires con lástima, ella te odiará. Sólo mírala como siempre, eso es lo que ella quiere y le importa. No le gusta que la traten con lástima. Sólo es ella, pero más débil. - Asentí y me encaminaba hacia la salida, no me importaba si tenía una clase luego, lo único que me importaba en esos momentos era Anna, y su salud. Necesitaba hacer todo lo posible para que ella luche hasta el final, hasta curarse y seguir su vida como tiene que ser. Lo haría sin problemas.~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
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Living with hope.
RomantizmUna sonrisa que deja hipnotizado a cualquiera, un cuerpo maravilloso, una personalidad deslumbrante, amante al ballet y a la música clásica, el mejor promedio en su Academia, una familia maravillosa, no le faltaba nada, tenía una "vida perfecta". A...