La oscuridad era absoluta en aquellos largos túneles, la humedad y los olores nauseabundos no se quedaban atrás, incluso algunas ratas y demás alimañas pasaban ocasionalmente por sus pies.
Pero Jack no dijo nada, siguió a aquel chico durante casi diez minutos sin decir una palabra. Hasta que él se detuvo, se recargó contra la pared humeda y apestosa y revisó su pierna, estaba algo quemada. Jack lo miró, estaba cubierto de sudor y no dejaba de temblar.—¿Qué diablos pasó allá afuera? —preguntó sin importarle nada.
—Cállate... ¿quieres? —respondió un tanto hosco.
—Necesito respuestas, necesito saber que pasó ahí afuera, y qué está pasando ahora —siguió, con un volumen más fuerte, él chico no dijo nada, se levantó y siguió caminando con dificultad—. ¡Réspondeme!
El chico lo tomó del cuello de la camiseta, y lo estampó contra la pared. Jack se quedó inmóvil.
—Escucha idiota, dos de mis mejores amigos dieron sus vidas por ti... así que lo menos que puedes hacer para honrar sus memorias es guardar un poco de silencio —pronunció molesto y con los ojos brillantes. Lo soltó y siguió con su camino—. Además, todas tus preguntas serán respondidas, solo espera a que lleguemos.
—¿Lle-llegar a dónde? —soltó casi por instinto, nuevamente no le dijo nada. Caminarón durante un tiempo más, hasta que llegaron a un pasillo sin salida, una gran escotilla circular filtraba ligeramente una luz frente a ellos, se acercaron y el velocista sujetó la escotilla.
—Bienvenido —giró la válvula y finalmente retiró la escotilla. Una luz le llegó de repente y abrió los ojos cuando contempló a su alrededor—. A La Ciudad de Abajo.
Quedó pasmado al contemplar claramente una civilización de Alterados que yacía abajo de la ciudad de Nueva York, habían cientos de casas y cientos de Alterados, era algo impresionante, pero no por ello era algo maravilloso.
Más bien parecía, una civilización en declive; pobreza, bajos recursos, insalubridad, a demás del echo de ser una ciudad en las cloacas, aquello no era una ciudad, era un centro de refugiados.El velocista comenzó a bajar por unas oxidadas escaleras, Jack lo siguió, mientras bajaba; se podía ver todo a detalle, las casas de dicho lugar estaban hechas, en su mayoría de madera, algunas de ladrillo, y otras de metal.
Las calles por las cuales transitaban que parecían ser un enormes muelles de madera, había desorden, pero la gente ahí parecía un tanto acostumbrada. Jack miró todos los Alterados y sus dones; algunas personas flotaban, creaban orbes de energía, hacían tareas o realizaban acciones de manera inhumana, saltaban a grandes alturas, incluso algunos no tenían apariencias humanas.—No lo puedo creer... —soltó completamente impresionado y sin dejar de mirar a todas partes.
—¿Qué, pensaste que eras el último? —giraron en un par de ''calles'' y llegaron a una choza hecha de madera y metal, en la puerta tenía colgado un pequeño letrero que decía Enfermería. Entraron en aquel lugar, y era un consultorio muy sencillo, rodeado con algunos aparatos médicos, había un joven de cabello largo y castaño sentado dándoles la espalda, estaba reparando un objeto de metal.
—Cooper, tienes clientes —dijo el chico veloz. El joven se dio la vuelta—¿Qué demonios traes puesto? —exclamó al verlo.
—Anteojos, Quick. Anteojos —Cooper portaba unos anteojos ridículamente grandes que parecían ser los grandes ojos de una mosca.
—¿Quick? —preguntó Jack mirando a su rescatista.
—Parece que no nos hemos presentado formalmente ... soy Cooper, mucho gusto, y éste desgraciado veloz es Quick Hit, a mi parecer es un nombre ridículo, pero nunca ha dicho su verdadero nombre— una puerta se abrió, y de ella salió una joven pelirroja de cabello ondulado, de belleza natural, portaba unos lentes oscuros y un abrigo de piel. Jack la miró durante unos segundos.— Ella es mi hermana Pepper, ella te atenderá.
—¿Así que éste es el nuevo? —preguntó quitándose los lentes.
—Así es —Quick se sentó sobre un banquillo de madera y Cooper comenzó a revisar sus heridas.
—Por aquí —dijo ella, no tenía de otra, de un segundo a otro su realidad había cambiado por completo, no conocía a nadie, mucho menos sus intenciones, pero de algo sí estaba seguro, eran los suyos, y lo habían salvado al parecer, así que estaría mejor con ellos que solo o con la Orden.
La joven entró a otra habitación y Jack la siguió, no era muy distinta a la fachada de la anterior—. Toma asiento por favor —se sentó sobre una camilla, Pepper se acercó y sujetó su rostro, lo giró varias veces y lo miró desde distintos ángulos, se acercó frente a él y Jack se quedó inmóvil al tenerla incómodamente cerca, levantó un poco los labios, y una burbuja rosada emergió de ellos, esta reventó—. ¿Goma de mascar? —le ofreció un paquete.—No... no gracias —respondió un tanto temeroso.
—Como quieras. Bueno, solo tienes algunos golpes, nada que un analgésico o una cerveza no pueda curar —se sentó frente a él, cruzó las piernas y volvió a reventar otra burbuja—. Y bien, cuéntame, ¿por qué estás aquí?
—Pues... ese tal Quick y otros dos me trajeron aquí, no se por qué, nadie me ha dicho nada —refutó algo molesto, más por la confusión que otra cosa.
—Oh... entonces creo que puedo ayudarte también con eso —mostró una ligera sonrisa, hizo otra burbuja y la reventó.
—Excelente —enunció con alivio, pero ella no respondió.— Pues... dime.
—Bueno —suspiró mientras se estiraba—. ¿Por dónde comienzo?
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ALTERADOS: El Origen De Los Defensores
Science FictionA principios del año 2020, una tormenta cósmica azotó la tierra, ocasionando el cambio más drástico que hubiera sufrido la humanidad. Los rayos cósmicos que contenía la tormenta generaron una mutación en toda una generación de niños y jóvenes alred...