Ese lugar frío, oscuro y silencioso

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Silencio, oscuridad, frío, miedo y ansiedad, por sobretodo miedo y ansiedad, sí es eso, eso es lo que siento. Todo mi mundo se derrumbó hace unos días, no sé exactamente cuántos porque acá perdimos la noción del tiempo. Acá perdimos todo, acá me perdí.

Antes de ese día trágico tenía una vida. Ese maldito día me va a quedar marcado por siempre si es que sobrevivo a esto, bueno, espero poder hacerlo. Tal vez no era la más perfecta de todas las vidas, pero era mía y podía decidir sobre ella. Vivía en la Ciudad de Buenos Aires la que logró encantarme con su arquitectura y su gente y convencerme de quedarme ahí. Estaba estudiando medicina con el absurdo sueño de que de ese modo podía de alguna manera aportar mi granito de arena al mundo. Yo no creo demasiado que sea cierto pero quienes me conocen me auguraban un gran futuro laboral, decían que era realmente buena en las prácticas y que aprendía rápido. Estaba tan solo a meses de recibirme, ahora quién sabe si podré alguna vez terminar la carrera, tal vez, nunca logre salir de acá.

Estaba muy feliz y enamorada de Julián. Lo extraño tanto. No sé siquiera si está vivo, si sobrevivió a ese trágico día. Necesito saber que fue de él, tengo que confiar en que está bien y me está esperando en algún lado, pensando en mí como yo en él. Julián es hoy por hoy, el motivo por el que todavía mantengo mis ojos abiertos, por el que todavía no me rindo.

No paro de temblar. Para mí pasó una eternidad desde ese día, pero tal vez, esta lucha se volvió eterna y tan solo pasaron un par de horas. No sé, estoy desorientada y con mucho pero mucho miedo. No paro de pensar, no paro de volverme cada segundo un poquito más loca. ¿Y si tal vez es solo un sueño? Sí, es eso, ya está. ¿Cómo no me di cuenta antes? Esto no puede ser real. Tiene que haber una explicación y lo único que me cierra es que sea mentira, que sea un invento mío, un sueño y nada más. Aunque quiera convencerme, sé que esto es cierto. Sé que este miedo es real y que esta tristeza también y que solo las sentí antes una vez en mi vida, cuando en ese accidente de auto todos murieron menos yo.

Estoy en un cuarto a oscuras, acurrucada contra lo que supongo que es una pared. El contacto de mi piel con el muro hace que se me congele el cuerpo. De todos modos, siento que hasta mi alma está helada desde aquella noche. Siento algunos ruidos afuera, incluso gritos o creo escucharlos. No sé si estoy sola o si hay alguien más allá afuera. Solo sé que me cubrieron los ojos y me empujaron acá adentro donde por fin pude sacarme las vendas. Igualmente no sirvió de nada, seguía sin ver.

Tengo vagos recuerdos de esa noche. Me veo esperando el colectivo para ir a la casa de Julián. Sus papás no estaban y teníamos el lugar para nosotros. Íbamos a hacer el amor por primera vez. Estaba ansiosa y tenía miedo. Ahora que lo pienso, eso que sentía debería haber tenido otro nombre porque ahora sí sé lo que es realmente sentir miedo y ansiedad.

Los minutos parecían horas, quería verlo y besarlo. De golpe y tras un ruido ensordecedor dejé de ver. Supongo me desmayé y no recuerdo más.

Cuando volví a abrir los ojos estaba en una gran sala con largas mesas de madera, candelabros colgando del techo y mucha pero mucha gente. Lo primero que hice fue intentar encontrar a Julián. Sinceramente no sé cuántos éramos pero si pude darme cuenta que éramos todos muy jóvenes, o al menos nadie parecía más de treinta años.

Nuevamente ese sonido y no me acuerdo nada hasta que siento que me empujan y entro a este lugar en el que estoy ahora. Frío, oscuro y silencioso. Somos mi respiración y yo, y muy pronto probablemente dejemos de existir. 

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