Game Changer

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Miro las marcas de la pared y las cuento una por una. Ya hace un mes del día que vi por última vez a Valentín y cada día lo extraño más.

Sigo escapando al refugio cada vez que hay una prueba pero ya sin el apuro y necesidad de esconderme de mi encapuchado. Se preguntarán que pasó en este tiempo sabiendo de la existencia de Julián como uno más de "ellos". La verdad es que en un principio actuábamos como dos desconocidos que tuvieron la desgracia de encontrarse. Decidí omitir y negar el hecho de saber la verdad y él optó por lo mismo. Así que simplemente nos dedicamos a seguir con nuestros roles habituales y convivimos así. Pero todo esto cambió cuando hace dos días descubrimos que Bautista no había superado la última prueba. Creo que la poca estabilidad mental que me quedaba terminé de perderla en ese momento. Del grupo inicial solamente quedamos Adam, Agnes, Ema y yo. Esta situación no puede seguir así y el hecho de conocer la identidad de uno de ellos es un arma muy poderosa en estas instancias del encierro como para no haberla usado todavía. Así que decidí empezar a hacerle la vida imposible a Julián pero teniendo en cuenta que si lo expongo probablemente lo aparten de mí y pueda perder mi única ventaja que es sacarle información. Por ende, empecé a resistirme cada vez que viene a buscarme amenazándolo con decir quien es para que por miedo a quedar expuesto me diera lo que le pido. Anoche lo hice por primera vez y creo que funcionó. No logré sacarle demasiada data pero pude confirmar que por su culpa estoy acá. Me contó que luego de ese sonido ensordecedor y mi consiguiente pérdida de conocimiento, fue él quien me levantó y me trajo hasta acá. Me pidió disculpas y me dijo que hizo lo que creyó que tenía que hacer en ese momento y que está haciendo todo lo posible para arreglar el error que cometió.

Estoy ahora esperando que vuelva a buscarme para intentarlo otra vez. Necesito más información sobre "ellos", ya es hora de conocer a mis enemigos para saber cómo atacarlos.

De repente, esta vez, no es como las demás. Las luces no se encienden y la puerta se abre sin ningún zumbido. Veo entrar a Julián con capucha pero a cara descubierta por primera vez. Me da la mano y no quiero agarrarla. Me pide por favor que deje de lado todo lo que pasó y vaya con él pero me resisto a hacerlo y sin embargo, me levanto y empiezo a querer correr hasta la puerta para escapar, es ahora o nunca. Pero, cuando estoy por salir se me cruza otro encapuchado y siento un pinchazo en mi brazo. Mi vista empieza a nublarse y mis piernas comienzan a perder estabilidad. Lo último que veo antes de cerrar por completo mis ojos es a Julián acariciándome la cara y corriéndome un mechón de pelo de la cara mientras me sostiene en sus brazos. Después de eso, no recuerdo más nada.

Cuando vuelvo a abrir mis ojos veo todavía demasiado nublado y no siento fuerzas en mis piernas como para poder ponerme de pie. Poco a poco empiezo a recorrer con la mirada el lugar. No tengo idea de dónde estoy. Es una sala diferente a las de antes, estoy acostada sobre un sillón y cubierta por una manta. Tengo puesto un buzo negro con capucha como los que usa Julián y esto ya no me gusta para nada así que sea como sea quiero levantarme y escaparme de acá. Intento sosteniéndome del borde del sillón hacer la fuerza suficiente para pararme y empezar a caminar. Lo logro pero con la vista no del todo clara termino tropezándome con una mesa que no vi en mi camino. Aparece Julián al que reconozco incluso con la vista borrosa y me dice que por favor me quede sentada que todavía no era el momento de levantarme. Escucho su voz en la lejanía. Y aunque sinceramente, no me siento bien tengo que salir de este lugar. Intento dar un paso más y nuevamente no recuerdo más nada. Supongo que no pude mantenerme lo suficiente entera como para no desmayarme. 

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