Descubrimientos

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Uno a uno reaparecen los encapuchados y brutalmente van dirigiendo a cada uno a su lugar. El mío, parece fingir empujarme, pero no me lastima. Nos perdemos en el oscuro pasillo y me lleva a mi cuarto con suavidad. Evidentemente, no quiere hacer esto.

Nuevamente, somos la habitación, la oscuridad, el frío y yo. Entonces, decido recostarme y descansar un rato. Claro está, el show va a comenzar cuando vuelvan a encenderse las luces, mientras tanto, esto es pura paz. Pero me despierto por el zumbido otra vez. Decido quedarme donde estoy y calcular cuánto tiempo aproximado existe entre la apertura de la puerta y la llegada del encapuchado. Contando lo que creo son segundos llego a 150. Mi libertad depende de esa cantidad escasa de segundos. 

Nuevamente, el encapuchado pero ahora me dirige hacia un nuevo lugar. Es un baño. Ya era hora necesitaba una ducha. Me abre una puerta donde hay un inodoro y me cierra la puerta. Veo sus pies del otro lado. Va a esperar ahí. Sin pensar me decido a investigar. Estoy determinada a buscar las mil y un formas de escapar. No quiero quedarme más en este lugar. Necesito salir para buscar a Julián e irnos lejos juntos, no sé a dónde, pero desaparecer y olvidarme de toda esta locura. En el cubículo nada fuera de lo común, frases y nombres en la puerta, baldosas blancas en el suelo. Miro el techo y otra vez el ducto de ventilación. Si pienso cómo, podría ser una perfecta vía de escape. Por ahora, solo puedo hacer lo que me digan. No quiero dar un solo paso en falso que arruine toda chance de recuperar mi libertad. Salgo del baño y el encapuchado me dirige hacia una ducha donde veo a otras chicas. Cuando me doy vuelta no estaba más, como tampoco ninguno de los demás. Solo éramos nosotras. Momento y lugar perfecto para iniciar una revolución. Pero no ahora, más adelante. Tengo que pensar bien que hacer y en quien confiar. No puedo fallar. Me ducho y siento que me limpio de todos mis miedos. Me quedaría todo el día bajo el agua porque me genera la paz que necesito pero no quiero generar sospechas así que salgo al encuentro de mi encapuchado que debe estarme esperando del otro lado del gran cuarto de baño. 

Así es, ahí estaba. Me toma de los hombros y me guía nuevamente hacia mi cuarto por el oscuro pasillo. En el camino me cruzo con Valentín. Su encapuchado lo lleva hacia el baño supongo. Lo miro, me mira y esboza una pequeña sonrisa que le devuelvo. Sé por su mirada que está muriendo de miedo, no sabe que es lo que irá a sucederle. Ojalá pudiera decirle que no es nada malo, que simplemente podrá al fin darse una ducha. Prácticamente mi cuerpo roza el suyo al cruzarnos por lo que además de oscuro ahora descubro que el pasillo es pequeño, muy pequeño. En un segundo, mi encapuchado al verme sonreírle devuelta a Valentín, me gira rápidamente y me ingresa a mi cuarto ejerciendo un poco de violencia sobre mí. Interpreto no le gustó esa reacción de mi parte, o se supone que no debemos interactuar entre nosotros.

Me acurruco en la esquina del fondo. Ya se volvió mi favorita. No sé por qué, pero me siento más segura ahí. Me acomodo y pienso un segundo toda la información que recolecté hoy. En ese instante, me doy cuenta que pasé por alto un detalle muy importante. Valentín y yo nos cruzamos en el pasillo justo antes de entrar a mi cuarto, cuando él salía del suyo, justamente enfrente del mío y veo que guían a la chica que estaba sentada al lado mio en la mesa a la sala de al lado. ¿La disposición de hoy en la mesa estará asociada al orden de nuestras habitaciones? 

Me quedo en mi esquina y en silencio. Escucho un zumbido lejano y supongo que son los chicos volviendo de sus duchas. Oscuridad y frío otra vez. Parece un deja vu. Decido cerrar mis ojos e intentar descansar. Sé que pronto empezará todo otra vez.

La luz se enciende de golpe e intuyo que efectivamente algo malo está por pasar.

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