Sobrevivientes

Disparos, disparos. El primer impulso de Valentín es salir corriendo en busca de Olivia pero lo retengo. Estamos bastante lejos de ellos como para llegar a tiempo. Incluso, tal vez, vernos pueda empeorar las cosas. Salimos del camino y nos escondemos tras una pared a esperar que esto pase. Lo miro y lo veo temblar, creo que su mayor miedo es volver a perderla. En un segundo, silencio otra vez. Sin dudas, esto no puede ser una buena señal. Corremos lo más rápido posible al encuentro de los chicos aunque siento que no nos va a gustar lo que vayamos a encontrar. Al llegar únicamente vemos a Adam en el suelo. Siento su lucha por seguir respirando. Está inconsciente pero todavía está vivo. Mientras intento despertarlo, Valentín recorre desesperadamente el lugar buscando a Olivia sin resultado alguno. Agnes, Ema y Olivia desaparecieron o, mejor dicho, las hicieron desaparecer.  

Adam comienza a abrir sus ojos lentamente. Valentín se acerca bruscamente y le insiste que cuente lo que pasó. Entiendo su desesperación pero intento calmarlo. Habiendo chequeado que no tuviera otras heridas más que una torcedura de tobillo y el golpe en la cabeza que le provocó la pérdida de conocimiento, intento ayudar a Adam a sentarse. Está algo perdido y claramente asustado. Como puede trata de empezar a contarnos. Vio cuatro encapuchados llegar en una camioneta y empezaron a dispararles. Se bajaron e intentaron llevárselos a todos pero Adam y Agnes lograron soltarse y comenzaron a atacarlos. Lo último que recuerda es haber intentando que uno de ellos soltara a Olivia y en medio del forcejeo lo empujaron y golpeó su cabeza contra la pared.

Valentín camina de un lado al otro tomándose la cara y repitiendo que tenemos que volver e ir a buscarla. Voy hacia él para intentar tranquilizarlo pero antes de llegar, siento que Adam me llama insistentemente y al mirarlo señala un objeto en la pared. Me acerco y veo un contador. Sin dudas, planean volar este lugar con nosotros adentro. Solo tenemos cinco minutos antes de que explote todo y el tiempo sigue corriendo. 

Me acerco a Valentín, lo tomo de la cara y le digo "Te prometo que vamos a volver a ver a Olivia pero ahora tenemos que salir de acá." Asiente con la cabeza y vamos a buscar a Adam. Entre los dos lo ayudamos a caminar lo más rápido posible porque con el pie así apenas puede ponerse en pie sin gritar. Ahora es el tiempo el que nos persigue. Llevar a Adam nos dificulta el poder avanzar con mayor velocidad, tengo miedo que no podamos salir. Estamos tan cerca de lograrlo. Tan solo unos metros más y está la salida. El tiempo debe estar por agotarse, supongo que este es el fin. Siento ese sabor amargo de perder tan cerca de lograrlo.

En ese momento, Adam se suelta de nuestros brazos. "Sigan sin mí, no van a poder lograrlo si siguen sosteniéndome. Háganlo por Benjamin, por Martina, por Julián y por mí. Hagan esto por los que no lo lograron. Alguien tiene que sobrevivir para salvar a las chicas. Corran y prométanme no mirar atrás." Al escuchar sus palabras, siento como si mi corazón se salteara un latido. Deberíamos quedarnos e intentar salir los tres juntos. Pero, hay que reconocer que es cierto, así no vamos a lograrlo y si no sobrevivimos nadie irá en busca de Agnes, Ema y Olivia y no podemos permitirnos eso. Con Valentín nos miramos e instantáneamente abrazamos a Adam. Solo logro decirle gracias por sacrificarse por nosotros. Me doy vuelta y empiezo a correr para evitar arrepentirme, si lo pienso demasiado puede que no salga con vida de este lugar. Valentín hace lo mismo. No me dan las piernas para acelerar más la velocidad. Estamos dando todo para lograrlo. 

Ya alcanzo a ver la salida, veo la luz del sol iluminando el final del túnel. Aceleramos la velocidad un poco más. Cada vez más cerca, empiezo a ver lo que hay del otro lado y no parece la ciudad que dejé cuando me trajeron acá. Atraviesa la salida Valentín primero mientras yo me doy vuelta y veo a Adam sonreírnos a la distancia. Lo logramos. Ya estamos del otro lado pero no podemos parar de correr al menos hasta no alejarnos lo suficiente del lugar porque la bomba aún no explotó y todavía no estamos seguros del todo aunque no creo que alguna vez vayamos a estarlo. No debemos tener demasiado tiempo más antes de la explosión por lo que nos escondemos detrás de una estructura de piedra que creemos puede protegernos al menos un poco. En ese momento, escuchamos un estruendo ensordecedor y vemos como todo vuela por el aire. Mientras veo como todo se convierte en cenizas, Valentín me toma de la mano y siento como el miedo nos invade. 

No merecemos este sufrimiento. Creo que nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de nadie. Nacemos seres libres y seres libres tenemos que morir. A lo largo de la historia de la humanidad hubo quienes creyeron tener el derecho de elegir acerca de la vida y la muerte de miles de personas. A esos miles se les negó la posibilidad de un futuro. Se le quito al mundo la chance de disfrutar de ellos. Quién sabe si no murió en alguna de estas oportunidades quien descubriría la cura para alguna enfermedad o si no desapareció quien traería la paz al mundo. Quién sabe si entre todos aquellos a los que les robaron la vida no existiría un padre que haría feliz a sus hijos, o hijos que crecerían y elegirían ser felices y hacer feliz a alguien más. Quién sabe si el mundo sería mejor si a esos miles se les hubiera dejado elegir sobre sus propias vidas, o al menos no tendríamos que mirar atrás con vergüenza y con dolor. Creo que solo nosotros debemos y podemos elegir nuestra existencia, nadie puede ni debe definir nuestro destino. Y por eso, lo que nos pasó no puede quedar impune. Nunca me permitiría que las muertes de Julián, ni la de Adam, Benjamín y Martina hayan sido en vano. Juro que no voy a parar hasta vengar la muerte de aquellos que no sobrevivieron.

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Esta historia no termina acá. ¿Querés saber como sigue? ¿Te quedaste con intriga? Leé #Memoria !