Al llegar ya era bastante tarde, el sol ya se estaba escondiendo. Charlie y Edgar estaban armando la casa mientras Alex limpiaba un poco más aquella mesa. Yo me dirigí a la zona donde estaría la fogata y comencé a juntar toda la leña. De pronto, sucedió algo bastante extraño, a lo lejos, vi un paraguas negro pasar entre los árboles. Decidí seguirlo.
Iba acercándome a aquel paraguas, era de una mujer, llevaba un vestido. Justo cuando estaba a punto de tocar el paraguas, escuché la voz de Alex.
-¡Jack!- gritó-¿¡Jack estás ahí!?
-¡Aquí estoy, voy para allá!- grité girando mi cabeza hacia dónde estaba el campamento, cuando volví mi cabeza, el paraguas había desaparecido, se veía a lo lejos. La mujer había escapado.
Por un momento pensé que no era real.
¿Lo era?
Regresé al campamento.
Alex, Charlie y Edgar estaban esperando a que encendiera la fogata.
-¿En dónde estabas?- preguntó Charlie imitando a una mujer, estaba imitando a mi madre -Estaba muy preocupada muchachito.
Todos reímos.
-Creí haber visto algo por allá-dije -Nada importante.
Me acerqué y encendí la fogata, todos nos sentamos al rededor.
Edgar y Alex no dejaban de darse abrazos, Charlie seguía comiendo galletas y yo estaba mirando a donde se encontraba antes ese paraguas, algo me decía que esa mujer no era real, pero se veía tan realista. "Debo estar volviéndome loco" pensé.
Volví mi mirada a donde estaba Charlie, Alex y Edgar.
-¿No es guapísimo?- me preguntaba Alex mientras veía a Edgar con cara de satisfacción, Edgar estaba distraído con su reproductor de música, Alex lo rodeaba con los brazos -Es que me encantas.
-Y tú a mí, amor- respondió Edgar que seguía distraído.
-Eres tan lindo, recuerdo cuando nos conocimos, ¿lo recuerdas?
-Si amor- volvió a responder.
-Fue tan hermoso, ese día era nublado, estábamos fuera de la secundaria y lo vi cruzando la calle, y ¿te digo que pensé? -preguntó Alex -Ese chico es muy...
-Apuesto- terminó Edgar como si se supera esa historia de memoria, se la sabia de memoria, estoy seguro de ello.
-¡Si!- respondió Alex con la misma emoción de siempre -Y luego tú dijiste...
-Dije, hola- volvió a interrumpir Edgar -Ya se saben esa historia de memoria amor.
-Oh bueno, pero es que fue tan lindo- seguía Alex -¿También recuerdas la vez que fuimos a comer helados con tu hermana?
Dirigí mi mirada a otro lugar, estaba aburriéndome de Alex, siempre tan emocionada. Edgar tenía la misma mirada de aburrimiento, se notaba que ya no quería estar ahí.Charlie estaba terminando sus galletas y tenía sus audífonos puestos, toqué su hombro y él me miró, después, quito sus auriculares y soltó una risa bastante sarcástica.
-Al fin te hartaste de esos tórtolos.
-Y no somos los únicos, al parecer uno de ellos también se hartó.
Charlie miró a Edgar, que se encontraba aún con su reproductor de música y después miro a Alex, que seguía abrazándolo y hablando sin parar.
-Pobre chico, aveces me preocupa.
-Así son felices, déjalos.
Charlie sacó otra galleta y me ofreció.
-¿Y tú nunca dejas de comer?
-Aveces, es que, estoy un poco desesperado, es todo.
-¿Videojuegos?
-El torneo es en una semana.
-No te preocupes hombre, siempre ganas un buen lugar,
-Si no fuera por esos malditos asiáticos.
-Siempre hay un asiático listo para ganarte en todo.
-Si, y eso es bastante frustrante -terminó mientras comía otra galleta.
Volví a dirigir la mirada a los árboles, y ahí estaba. El paraguas estaba ahí de nuevo.
Esta vez me levante y salí corriendo hasta donde estaba, toqué el paraguas de la mujer. Era real. Era completamente real.
La mujer me miró.
Y fue cuando me miró a los ojos.
Y me perdí.
Eran unos ojos extraños, no tenían un color definido, podía jurar que eran verdes, pero tenían un toque de azul, y de gris. Y eran, joder, más que hermosos.
La chica sonrió y siguió caminando.
No pude decir nada, los demás llegaron corriendo y gritando mi nombre.
-¡Jack!- gritó Charlie -¡Qué demonios te pasa amigo!
La chica se había ido.
Por lo menos sabía era real y no solo una sombra o alucinación.
¿Qué hacía esa chica ahí?
-Jack, ¿estás bien? -preguntó Alex mientras me miraba a los ojos, no sabia como estaba en ese momento, a juzgar por cómo me miraba Alex, estaba ido.
Yo asentí.
-¿Qué rayos te pasa? -preguntó Charlie -¿Viste un oso o algo?
Edgar río un poco, y Charlie también, Alex les lanzó una mirada asesina. Y ambos se callaron.
-¿Qué sucedió Jack? -volvió a preguntar Alex, esta vez más preocupada.
-Vi a una chica.
-Hermano, aquí no hay ninguna chica, sólo Alex, y bueno, para mí no es una chica.
-Cállate idiota- volvió a decir Alex, después se dirigió hacia mi -Jack, aquí no hay más chicas.
-Te juro que vi a una chica, tenía un vestido negro, y también un paraguas, cabello corto, y llevaba un collar.
-Jack, es imposible, está haciendo mucho frío y no está lloviendo.
-Sería idiota traer un paraguas, es como comer un helado en Navidad -añadió Charlie.
-Era real, estoy seguro, Edgar, ¿no la viste?
-Lo siento hermano, pero no vi a ninguna chica.
Me quedé callado.
-Tonterías, vamos a dormir -terminó Charlie que tiraba el envoltorio de las galletas al piso.
-¡No tires eso ahí cerdo! -gritó Alex mientras recogía el envoltorio y lo guardaba a en su bolsillo -¿Acaso quieres que muramos por causas del calentamiento global?
-Eso de calentar el globo es una estupidez Alex.
-Idiota.
Yo solté una carcajada al igual que Edgar, Alex si parecía molesta.
Charlie y Alex eran amigos, la típica amistad a base de insultos, golpes y más insultos. En el fondo se querían, sólo que les gustaba llevarse así, pesadamente.
Regresamos al campamento y apagué la fogata, nos metimos en la casa de acampar.
Alex se quedo dormida en un instante, al igual que Charlie.
Yo estaba despierto, y Edgar también.
-Así que viste a una chica, ¿eh?
-Si, la vi.
-Te creo, hay muchas leyendas de bosques, tal vez, puedes ver fantasmas o algo así.
-No era un fantasma, era una chica real.
-Es que es difícil de creer hermano.
-Ya da igual, estoy bastante cansado, de seguro fue eso.
-Buenas noches.
-Buenas noches -respondí.
Esperé hasta que se quedarán todos dormidos.
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La chica del paraguas negro
RandomPodría haber pasado mi vida entera perdido en ese bosque. Con ella. Desearía haberlo hecho, ella es, como un ángel perdido en este mundo, es como cuando inhalas el perfume de tu flor preferida, ella es magia; puede hacerte volar como una pluma, es t...