Ya había pasado una semana desde que hablé con Jane. No regresaba. No la busqué.
Teníamos planeado ir a pescar.
Charlie estaba con Edgar alistando las pequeñas mochilas con alimento, pensaban quédese bastante tiempo en el lago, Alex estaba maquillándose y esas cosas que hacen las chicas.
A ellos no les dije que había hablado con Jane, sólo a Alex, que al parecer, lo tomó bien, aún seguía molesta con Jane, pero no demasiado.
-Me quedaré aquí- dije mientras me ponía de pie delante de ellos tres.
-¿Qué? -dijo Alex, empezaba a molestarse.
-Me quedaré aquí Alex.
-Pero, ¿por qué?
-Quiero estar solo un rato.
-No te vayas a suicidar hermano -dijo Charlie en un tono de juego, pero serio al mismo tiempo -sólo era una chica.
No, no lo era.
-No seas idiota Charlie, Jack no se suicidaría por algo así -dijo Edgar.
Si, si lo haría.
Por ella, podía morir.
Alex solo suspiro.
-Bien, quédate aquí.
Alex y Charlie se encogieron de hombros y salieron de la cabaña, cuando Alex volvió a decir:
-Oh esperen, olvidé el bolso, ¡adelántense!
Charlie y Edgar cerraron la puerta.
Alex se acercó conmigo.
-Jack, ¿estás bien?
Negué con la cabeza.
Alex me besó.
Ya había pasado, una vez, hace tiempo, y no nos importaba demasiado.
Me dio un abrazo.
-Todo está bien, ¿vale?
Volví a asentir.
Alex sonrió, me dio una palmada en el hombro, tomó un bolso que estaba en la mesa y se fue.
No estaba bien.
Nada estaba bien.
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La chica del paraguas negro
RandomPodría haber pasado mi vida entera perdido en ese bosque. Con ella. Desearía haberlo hecho, ella es, como un ángel perdido en este mundo, es como cuando inhalas el perfume de tu flor preferida, ella es magia; puede hacerte volar como una pluma, es t...
