Capítulo 29: Tranquilidad

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Aquella noche, me volví loco.
Pensé un momento, y me arrepentí.
Decidí volver a la cabaña.
Pasé unas cuantas semanas ahí descubriéndome.
Estuve solo un tiempo, tenía que repararme.
Casi un mes después de la partida de mis amigos, decidí que era tiempo.
Tenía que volver, simplemente no podía seguir ahí.
Tantos recuerdos venían a mi mente, Alex, Charlie, Edgar...
Llegue a la estación, me encontraba en una banca esperando el tren con mis maletas.
Esperaba algún milagro, ver a Alex ahí frente a mí, e igualmente, simplemente no esperaba nada. Me estaba dejando llevar por aquella situación.
La gente iba y venía en la estación.
Mi cabaña... El bosque.
La lluvia, las nubes, el silencio.
No podía regresar a la ciudad, en realidad, no quería.
Me levante de aquel asiento y comencé a salir de la estación.
-¡Joven! -gritó alguien detrás de mí -¡Jack, espere por favor!
Me detuve al escuchar mi nombre.
El señor vestía el típico traje de esos trabajadores de la estación, uno de esos trajes rojos, bastante apretados por cierto.
Estaba bastante cansado de tanto correr.
-El tren a llegado, no puede irse- dijo mientras recargaba sus brazos sobre sus rodillas tratando de tomar aire -lo están...lo están esperando.
-¿Quién?- pregunté tratando de recordar. No, no había quedado con nadie.
-Una chica -dijo mientras sacaba un papel de su bolsillo -está dentro del tren, aquí tiene.
Me dio un número de asiento.
La única chica que recorría mi mente en ese momento era Alex. Pero, ¿por qué Alex estaría esperándome dentro de un tren?
Subí y pase lo más rápido que pude buscando el número de asiento.
El último vagón y aún no lo encontraba.
¿Habría sido alguna mentira de aquel hombre?
Últimos asientos.
Miré hacia arriba y estaba el número que escribía el pequeño papel.
Y ahí estaba ella.

La chica del paraguas negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora