Capítulo 20: Vivir

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El día estaba lluvioso. Me preparé un café.
Subí al balcón y me dediqué a observar cómo caía la lluvia, las figuras, sonidos, el movimiento.
Movimiento, todo era movimiento.
Las cosas iban y venían, los árboles se movían de un lado a otro.
El agua caía.
Yo bebía mi café.
Nunca me había sentido tan solo, y libre.
Como todas las cosas.
Los árboles, plantas, todo moría.
Recordé a mi abuelo.
Los momentos que pasaba con el, aquella camioneta.
Su muerte.
Y sin embargo, a pesar de que la gente muere, el sol sigue saliendo las nubes se juntan, van a la deriva, y la gente compra comida, las persianas suben y bajan, la gente sigue respirando, sigue habiendo vida. Es entonces cuando me di cuenta de que casi todo, la vida, el incesante mecanismo de existir no tiene que ver contigo. No te incluye en absoluto. Va a empujarte hacia adelante, incluso después de que hayas saltado más allá, incluso después de que hayas muerto.

La chica del paraguas negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora