Sólo la luna y los árboles fueron testigos de lo sucedido la noche anterior en aquel techo de esa pequeña casa solitaria.
Era temprano por la mañana e íbamos siguiendo las vías, estábamos decididos al llegar a alguna estación.
-¿Cómo eres Jane?- pregunté.
-¿Cómo?
-Si, que cosas te gustan, disgustan, virtudes, defectos...
-Oh vale -respondió ella entendiendo -Me gusta la lluvia, árboles, el frío, el café, el cielo gris, las estrellas, la noche, los animales...
-¿Qué animales te gustan?
-Tengo una extraña obsesión con los elefantes; también me gustan los conejos, los gatos, cachorros -dijo ella -¿Qué animal te gusta Jack?
-Las aves -respondí -pero últimamente tengo una pequeña obsesión con los pulpos.
-Genial.
-¿Qué cosas te disgustan Jane?
-Las mentiras, las odio- comenzó a decir ella -odio el calor, no me gustan las órdenes, ni la gente que, no valora a alguien.
-¿Alguna virtud?
-No cuento secretos, ni mentiras, y me gusta escuchar.
-¿Defecto?
-Demasiados, soy narcisista, fastidiosa, bastante tonta en ratos.
-Jane, aún así, te quiero.
-Gracias Jack.
Frente a nosotros se encontraba la estación.
Estaba funcionando, no estaba abandonada.
La gente nos observó por un segundo y después siguió haciendo sus cosas.
Tal vez así llegaron Alex, Charlie y Edgar.
Y posiblemente Jane.
-Pensé que estaría abandonada- dije.
Jane asintió.
-¿Y ahora qué? -preguntó.
-¿Quieres regresar?
Jane volvió a asentir.
-Olvidé mi paraguas en el lago - respondió.
Yo asentí.
El camino de regreso fue extrañamente más rápido.
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La chica del paraguas negro
SonstigesPodría haber pasado mi vida entera perdido en ese bosque. Con ella. Desearía haberlo hecho, ella es, como un ángel perdido en este mundo, es como cuando inhalas el perfume de tu flor preferida, ella es magia; puede hacerte volar como una pluma, es t...