-Está equivocado- dijo Jan frunciendo el ceño-, sabía todo eso y mucho más. No me importo lo que me hicieron, no me importo lo que me ocultaron... no me importo en absoluto ninguna de esas cosas porque a pesar de haber nacido en un planeta a años luz de aquí, las únicas personas que he amado se encuentran aquí...y eso me convierte en un Terrícola
-Entonces tu muerte será deshonrosa porque caerás siendo uno de ellos.
La reacción de Caroline fue impulsiva, algo en su interior la gobernó y no le permitía tener el control de sus acciones. Jan apenas pudo detenerla, si no lo hubiera hecho le habría dado una golpiza al viejo con tal brutalidad que probablemente lo hubiera matado. Al estar retenida, pero no amordazada, Caroline le escupió a la cara y le dijo varios insultos en su idioma.
-No esperaba menos de una Terrestre como tú- dijo Rodolfo limpiándose la saliva con un pañuelo-. Fuera, no hay nada más para ustedes aquí, ¡fuera!.
Ambos se marcharon en un murmullo que no los dejo hasta unos cientos de metros fuera de la comunidad, desanimados ante la adversa situación en la que se encontraban. Jan solo uso sus habilidades una vez y ni siquiera era consciente de ello. Tenía menos de un año para lograr dominarlos, hacer contacto con un Xekamiano y esperar que de la misma manera en que no abandonaron los planetas a su suerte, fueran en su auxilio.
En esta época del año el sol se esconde pasadas las nueve de la noche, ellos arribaron cerca de las siete de la mañana, la espera seria larga. Una mujer salió del bosque, la misma que vieron cuando llegaron y que los incentivo a hablar con el viejo, si buscaba pelea ellos se la darían.
-Lo que dijo Rodolfo, ¿es cierto?- dijo con los brazos alzados para demostrar que venía en son de paz-, ¿todos morirán?
-A ti que te importa- dijo Jan enojado al verla-, perteneces a este lugar igual que todos sus miembros de mierda a los cuales solo les importa su raza.
-No soy como ellos- dijo acercándose aun con los brazos en alto-. Hace un par de años les dije a mis padres que debía hacer un viaje para descubrirme a mí misma, ellos creen que vivo en Europa, que trabajo y estoy a un paso de formar una familia. La única razón por la que no les mencione que vine a una isla en medio de la nada es porque no quise que sufrieran al saber que su hija escucho una voz y que podía hacer cosas que la gente común no logra comprender.
Natsuki se había acercado lo suficiente para sentir la respiración marcada de Jan y escuchar los granos de arena cayendo desde la mano de Caroline, ella estaba sentada en el suelo y el solo la miraba de perfil, bajo los brazos pues ya había demostrado que no era una amenaza.
-Yo tenía una vida antes que de venir aquí- dijo con la voz quebrada y una lagrima recorriéndole el rostro-, por eso necesito saber, ¿todos morirán?
-Si no encontramos a alguien que se logre comunicar o si Jan no logra dominar ese aspecto lo más pronto posible- dijo Caroline tomando otro puñado de arena para después soltarlo-, eso es lo que pasara y puede que ni siquiera ustedes se salven.
-Sé que hacer- dijo Natsuki superando la sensación de angustia-. No hace mucho me he estado comunicando con un chico, el me habla y yo le mando haces de luz simulando el código morse. Aquí nadie les ayudara, pero de seguro él lo hará. Cometió el error de decirles a sus padres que oía voces y que podía crear cosas con su mente, lo internaron en el hospital psiquiátrico Wakari en Nueva Zelanda, pero fue porque creían que así lo estarían ayudando.
-¿Puedes comunicarte con el ahora?- pregunto Caroline arrojando una piedra pequeña al océano-.
-Lo intentare- sus ojos se tornaron rojos, pero con manchones blancos en la esclerótica, iris y pupila-. No...Porque ahora...
-¿Qué pasa?-dijo Jan mirándola de frente-.
-Está sedado- dijo aun con sus ojos rojos-, lo trasladan a pabellón para extraerle un tumor en la cabeza, lo descubrieron.
-¡¿Acaso quieres ver el mundo teñido de rojo?!- grito Caroline al viento y lanzando un puñado de arena hacia el cielo-.
-Aún tenemos una opción- dijo la chica-. Lo escoltan personas armadas, pero está en un corredor en breve.
-Está al otro lado del mundo- dijo Jan-, aunque partamos ahora no hay forma de que lleguemos a tiempo.
-Si la hay- dijo Natsuki-, el que mis ojos sean rojos no impide que haga cosas de un azul. Tu mantenlo con vida- dijo refiriéndose a Caroline- y tu- dijo tomándolo de los hombros- evita que nos lleguen las balas.
-¿Que tienes en mente muchacha?- dijo Caroline poniéndose de pie y caminando hacia ella-.
-Dejen sus cosas aquí, mientras más veloces seamos menos riesgo hay.
-Déjate de pendejadas y di de una puta vez que piensas hacer- dijo Caroline poniendo los ojos verdes-.
-El pulso electromagnético dejara sin electricidad el edificio- dijo Natsuki abriendo un portal detrás de Caroline-. Corremos lo tomamos y volvemos. Estén preparados.
El portal tenía dos metros de diámetro en los cuales se podía apreciar a unos enfermeros moviendo un aparato medidor de pulsaciones, una bolsa de suero y una camilla con un hombre, junto con cuatro sujetos armados, dos delante y dos detrás. Era media noche y las únicas luces eran las del pasillo ya que el hospital quedaba un tanto alejado de la ciudad.
Jan se agito y logro poner sus ojos en negro. Los colores, las luces, las sombras, los movimientos, todo se volvió más nítido e intenso. Podía sentir como el mundo cambiaba y visualizar las gotas que resbalaban de las patas de una gaviota cazando a metros de distancia.
-Todos listos- hablo Natsuki-, entramos en 3, 2 ,1...

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Ojos Negros
Science FictionLa raza humana necesita ayuda, pero para salvarse deberán elegir entre abandonar todo lo que conocen o confiar en una raza que se extinguió... hace 10000 años.