Racconto(sin editar)

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Los extraños llegaron a esta tierra cuando aún era muy joven para notar su impacto. Tomaron posesión de ella, experimentaron con lo que no debían y trasformaron al inocente en un producto que solo saciaba su ego.
Fue un día, en el que uno de los nacidos de las generaciones intervenidas, educado en el seno de unos invasores que subestimaron su capacidad, dijo no a la subyugación de su pueblo.

El camino del convencimiento fue largo, diez ciclos para ser precisos, pero la estrategia al fin fue concretada, la rebelión tenia fecha y hora de inicio.

El líder del movimiento espero cauto la señal de la luna en lo alto, con precisión, por así decirlo milimétrica, ataco a todo forastero. Sus aliados lo siguieron al compás en territorios de los que ni el oído mas agudo, ni la vista mas entrenada, podría saber lo que sucedía en las lejanías, así vencieron la ventaja comunicativa que tenían.

La batalla no dio respiro, el líder inclusive se vio en la obligación de usar un metal afilado para continuar, aun sabiendo la dificultad que esto le traía a sus enfrentamientos.

La lucha termino, el vencedor levantó su arma dotada por las circunstancias he hizo una arenga digna de una victoria aplastante.

Llevado por la emoción, dio un discurso a los presentes, este fue emitido hasta al mas recóndito de los lugares con la ayuda de los artefactos que el enemigo no tuvo oportunidad de aprovechar.

Sus palabras fueron sabias, ganándose así un poder mas haya del que imagino . Les dijo que el mundo en el que habitaban le recordaba su propia vida, que tomaron todo lo que representaba vivir en estos dominios y lo destruyeron, pero que ahora eran libres, dueños de sus decisiones, por lo que decidió cambiar el nombre del planeta, que para ellos no tenia significado alguno, por el de Thajlaya, de esta forma no olvidarían al ser que genero el cambio, dio las claves para el duelo con fuerzas superiores y les obsequio su libertad, alguien como cualquiera, pero que pudo trasformar la visión de todo un mundo.

Retomó su ejemplo, con la excepción de que solo era el de la pelea, dijo así: Este cuerpo necesita mas que solo una mente para gobernarlo, por eso tomo mi seudónimo Koj para dárselo a quien sea el filo incansable, que cortara las amenazas de esta tierra. Nombrare a un escudo, quien protegerá de todo lo que el arma no pueda destruir, nombrare a unos ojos que me ayuden a ver, oídos que me ayuden a escuchar, pies que me ayuden a moverme, brazos que me ayuden a moldear mi entorno y por ultimo, a un espíritu que siga el camino de alguien que ya no tiene nombre porque se lo dio a un ser gigantesco en el que habita, este espíritu vendrá de cualquier lugar, mientras sea una mente con sed de aprender y convicción para decidir por este cuerpo que le recibirá. El siguiente deberá ganarse el cargo de espíritu, si ha de ser mi hijo, pues bien sera, pero por merito propio, al igual que cualquier Thajlayano en edad de conocer lo que le rodea.

Estos parlamentos fueron recordados por generaciones, pero ahora los atormentaba una amenaza que, ni el cuchillo mas afilado, ni el escudo mas impenetrable podían detener, la escasez elementos.

Habían crecido de manera exponencial en el ultimo milenio, llegando a la incluso a la exploración de los planetas de su sistema para sobrellevar esta carga tan pesada.

Fue el líder 612 quien, entre arrepentimiento y valentía, optó por la alternativa que les permitiría engrandecerse aún mas y subsistir a esta adversa situación. Basándose en los registros de los inmigrantes, llego a la conclusión de que cada sistema invadido por ellos era tan rico en componentes como el propio, por lo que era una fuente de recursos alcanzable.

De esa forma nació el ejercito dominador, encargado de intervenir los planetas habitables, limpiarlos para el resto de los suyos y así tener una base que les permitirá el control total del sistema, provista de todos los elementos indispensables para una vida humana.

Ojos NegrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora