-He oído cosas horribles de la Tierra- dijo Dwen-. Dicen que es muy peligroso.
-Es algo que tengo que hacer- dijo Caroline viendo la entrada a la nave-. Merecen saber la verdad.
Dwen suspiro, sabia lo testaruda que era su compañera y por más que el intenta hacerla entrar en razón jamás lo lograría.
-Supongo que este es el adiós- dijo mirándola resignado-, fuiste una buena paciente, aunque no tengo mucha experiencia como para comparar.
Una pequeña mueca se formó en cara de Wagner, era de alegría por lo que le dijo su enfermero, pero esta fue opacada por una voz que daba la orden de abordar el transporte.
-Adiós- dijo dándole un abrazo a Dwen, sintiendo su exoesqueleto y su delgada contextura.
Después de eso no hubo más palabras, Caroline solo se limitó a subir por la rampla y mantener en su memoria lo vivido en Sybul, pero para Dwen eso no era suficiente.
-Yngsur jhar'kar- "buen presente" dijo Dwen después de quitarse el auricular que le permitía comunicarse en el exterior-.
-Gute Zukunft -"Buen futuro" dijo Caroline haciendo lo mismo por su parte-.
Ocurrido esto Caroline tomo lugar en el medio de la nave, se colocó las respectivas medidas de seguridad y esperó a que la nave se llenara, puesto que no era la única terrícola que fue tratada en Xekam.
El viaje fue rápido, no tardo más de media hora en cruzar gran parte de la galaxia. Las maquinas eran veloces, pero con el amplificador de energía, pudieron crear portales que acortaban el trayecto.
Lo que más tardo fue la distribución de las personas. Cada una iba a distintos lugares, con idiomas y desastres diferentes, por lo que colocarlos en un lugar seguro era un poco difícil. Cuando llego el turno de Caroline, esta dudo un poco, con una palabra podría ir a donde ella quisiera, pero esto le quitaba el sueño, la consumía, por lo que cuando le repitieron la pregunta ella dijo con seguridad Pretoria.
Fue más específica dando la dirección, para su suerte no hubo problemas, esto ya era un buen indicio.
Al atravesar el portal Caroline vio un escenario nada alentador. Las personas se tomaron las calles, el olor a humo era intenso y pese a no estar destruido se sentía el pesar de las personas, un ambiente desolado. Lo más seguro es que los que estaban en las calles vinieran de muy lejos buscando refugio o algo que saquear.
Al aparecer Caroline en medio de la calle llamo la atención de todos sintiendo como los ojos de los presentes se clavaban en ella. Sus ropas venían del otro mundo, pero gracias a Dwen a simple vista no eran más diferentes de una polera y unos pantalones, nada muy lujoso, pero suficiente para que uno de ellos intentara quitársela.
De una patada Caroline redujo, no fue muy fuerte, pero el hombre estaba frágil, al igual que todos los demás, en estas circunstancias regia la ley del más fuerte y Caroline era por mucho superior al resto, nadie se le acerco, pero nada le quitaría el mal sabor de boca que le dejo. Y aún quedaba lo más difícil.
Diviso el edifico a pocos metros de ella, subió las escaleras ya que no había electricidad, llego al correspondiente piso y toco la puerta, nadie respondió, volvió a tocar, pero esta vez preguntando por los Van Heerden Du Preez.
Se escucharon ruidos, como si movieran un pesado mueble, sonidos de madera cayendo al piso y luego apareció un hombre. Se veía de cuarenta años, piel oscura, ojos opacos, Media cerca de 1,78 metros y se notaba que su ropa la llevaba de varios días.
-¿Que necesita?- dijo el hombre a través de la puerta entre abierta.
-Necesito hablar con usted- dijo Caroline nerviosa-¿Se encuentra solo?

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Ojos Negros
Science FictionLa raza humana necesita ayuda, pero para salvarse deberán elegir entre abandonar todo lo que conocen o confiar en una raza que se extinguió... hace 10000 años.