Descubierto [Jikook]

Capítulo 27: Guárdame el secreto

[Jimin]

Primer día de clases después de la fiesta, de haber bebido y besado a Jungkook. ¡Lo besé, maldita sea! Y no solo eso, lo peor es que me gustó. Miedo me da imaginar que habría llegado a hacerle si no nos llega a interrumpir Taehyung.

Por eso lo mejor era aclarar las cosas, explicarle que todo fue una confusión causada por al alcohol, pedirle perdón y alejarme todo cuando pudiera del pelinegro, pues aunque me doliera, sabía que era una tentación demasiado grande. ¿Por qué tenía que sentir así por un chico ahora? Jamás me habían atraído, siempre me incliné por las mujeres. ¡Me encantan las mujeres, joder!

- ¿Por qué mierdas no puede ser una muj-

- ¿Jimin? -llamaron a la puerta, entreabriéndola de a poco, y una negra cabellera se asomó por ella. - ¿E-entro?

Me acerqué y terminé de abrirla por completo, observando cómo se paró de pie frente a mí y dio un pequeño saltito hacia atrás, asustado y jodidamente adorable, igual que siempre. Suspiré y le indiqué con un gesto de mano que entrara, cosa que él hizo con desconfianza, echando antes un vistazo a su espalda.

- ¿Por qu-qué querías verme? -balbuceó quedándose a medio centímetro de la puerta, pegado a la pared y sin ser capaz de levantar la cabeza.

- Quiero hablar de un tema -solté al tiempo que echaba el cerrojo con brusquedad. Hasta las dos siguientes horas el aula permanecería vacía, pero prefería asegurarme de todas formas. Nadie, y es absolutamente nadie, podía enterarse de esta conversación.

- ¡No he dicho nada! -exclamó mirándome por primera vez, reflejando pura preocupación en sus pupilas. Se veía tan asustado que me dieron ganas de abrazarle y tranquilizarle, pero no lo hice.

- Ya sé que no has dicho nada - me senté en una de las mesas y le señalé con un dedo que se acercara, orden que él siguió de inmediato, avanzando tímidamente hasta colocarse delante de mí. - Mírame cuando te estoy hablando, Jungkook - levantó inmediatamente la cabeza, poniendo todo su esfuerzo en no evitar mi mirada. - Entonces recuerdas lo que pasó en la fiesta.

- Un poco...

- ¿Qué es lo que recuerdas?

- Pues que... -y empezó a murmurar cosas en un volumen tan bajo que ni siquiera poniendo todos mis esfuerzos, pude diferenciar una mísera sílaba en entre esos siseos.

- Bueno, mira Jungkook -le interrumpí con brusquedad, cansado de escuchar susurros sin sentido. Él volvió a agachar la vista y noté como comenzaba a temblar, igual que un cachorrito asustado. ¡Parecía que lo hacía adrede para provocarme, en serio! - No pasó nada.

- ¿Eh? -me miró de reojo, mordiéndose el labio inferior con desconcierto. Ultimamente siempre tenía el labio inferior completamente enrojecido, y pocas veces lo veía libre de sus dientes. Esa imagen se había convertido una de las mayores torturas para mi autocontrol. - ¿Qu-qué quieres decir?

- Que hagamos como que no pasó nada. Fue una tontería. Ambos estábamos borrachos y no debió haber sucedido.

- Pe-pe-pero...

Y ahí comenzó a temblar su labio incluso aún atrapado entre sus dientes. Lo apretaba con tanta fuerza que temí que se hiciera sangre.

- No te pongas así, tampoco fue para tanto.

- ¡Fue mi primer beso, idiota!

"¿Eh?"

Y se dejó caer al suelo, encogido sobre sí mismo y escondiendo la cabeza tras sus rodillas, ocultando las lágrimas que era obvio que estaba soltando. Yo aún no podía asimilar sus palabras, no quería asimilarlas de hecho.