[Jimin]
Mi plan era pillarle en la entrada y llevármelo a algún lugar donde nadie nos pudiera ver, a algún parque o río de la zona, cualquier sitio con un poco de privacidad. Sabía de sobra que no me iba a rechazar cuando me declarase, pero aún así quería un tiempo para explicarme, para disculparme y hacerle saber lo mucho que me importaba y lo cobarde que había sido este tiempo.
La tarde anterior, nada más salir de hablar con el director y haber arreglado el asunto de Jungkook, fui a aclarar las cosas con Soojung, y cuál fue mi sorpresa al encontrar que mi novia tenía invitada. Por suerte para mi estado físico, todo fue muy rápido y sencillo, principalmente porque Amber ya le había informado de la situación a su amiga y ella ya se había hecho a la idea.
Y respecto al castigo, cierto era que Jungkook no tendría que quedarse ninguna tarde más, pero el motivo era porque en su lugar lo haría yo. Sí, ese vejestorio me odiaba, y más aún después de haberme liado a puños con su hijastro. De todas formas no me importaba, me sentía tan liberado y feliz que perder una hora de mis improductivas tardes no me afectaba lo más mínimo.
- ¡Ey, Jimin! –esa voz grave solo podía ser de Namjoon, y efectivamente el rubio se acercaba con un cigarro en la mano y el móvil en la otra, probablemente chateando con su novio. Al ver que yo seguía apoyado en el muro de la entrada sin intenciones de cruzar la puerta, frunció el ceño con desconcierto. – ¿No vas a clases?
- Estoy esperando a Jungkook.
- ¿Ha pasado algo? –preguntó curioso, terminándose lo poco que le quedaba de cigarro.
- Es largo. Dile a Hoseok que te lo cuente en clase.
- Eso haré –respondió sonriente, tirando la chusta al suelo y pisándola con la punta del zapato. Al volver a levantar la vista, me dio un pequeño golpe para llamar mi atención. Pensé que quería despedirse, pero sus palabras y el tono fueron muy diferentes a una simple despedida. – Recuerda ser gentil y utilizar mucho lubricante.
- ¡No es eso, pervertido!
- Siempre termina en eso, pequeño Jimminnie... –y se marchó, andando tan indiferente y casual como siempre, tan ajeno a lo que le rodeaba a excepción de su móvil.
- Cerdo rubio teñido...
Y sin darme cuenta ya estaba imaginándome usando un lubricante con Jungkook de mil maneras distintas, convirtiéndome en el mismo pervertido que Namjoon. Pasó tan rápido el tiempo que antes de darme cuenta ya casi estaban por la mitad de la primera hora.
"¿No ha venido a clases?"
Ladeé la boca e hice lo primero que me vino a la mente, ir a su casa. Ahora hablar con él era mi mayor prioridad, ni siquiera mis notas se interponían en ello. Además, su casa estaba sola a estas horas, y no había lugar más tranquilo que ese.
Cogí un bus y a los veinte minutos ya me encontraba subiendo su acera, terminando por correr inconscientemente hasta su puerta. Estaba eufórico. Al fin iba a poderle decir a todo, a sincerarme y quitarme ese peso de encima que tanto me había agobiado estos últimos meses.
Pero no fue Jungkook quien me abrió la puerta cuando llamé.
- ¿Qué haces tú aquí? –pregunté totalmente descolocado. Encontrarme a Eunwoo no entraba en mis planes, de hecho me había olvidado de él por completo.
- ¿Tan raro es que esté en casa de mi novio?
- Dile a Jungkook que salga.
- No quiere verte.