VII.

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La pelinegra empujó al rubio con toda su fuerza.

Su rostro estaba rojo y un inquietante cosquilleo recorría su cuerpo; llevó su mano directamente a sus labios, intentando comprender lo que recién había sucedido.

Shu por su parte, a pesar del nada discreto rechazo por parte de la pelinegra, no se mostraba muy sorprendido, pues estaba preparado para esa reacción.

Su padre se los advirtió.

—L-Lo siento.
Se disculpó mientras se ponía de pie.

—Yo realme-
Intento hablar.

Ella tenía un motivo.

—Shu, no— la mayor lo interrumpió. —no puedo hacerlo, no esto, no a él.

No había oportunidad.

—...

Akane se marchó lo más rápido que la palabra "caminar" mantenía su significado.

El vampiro guardo silencio por varios minutos.

Después sonrió, levantando su vista para observar el cielo.

—...Es por esto que dormir es mucho mejor... Ignorar todo...siempre fue mejor...
Comenzó a susurrar al viento, sintiendo un nudo en su garganta.

¿Cuanto tiempo hacia que no experimentaba esto?

Suspiró decepcionado y volvió a cerrar los ojos, reprimiendo los sentimientos que nunca debió mostrar.

(...)

La puesta de sol comenzaba a tintar el cielo, habían pasado 4 horas desde lo sucedido con el rubio, la pelinegra caminaba de un lado a otro en el umbral de la mansión, intentando comprender que había llevado a Shu a sentir algo por ella...o el hecho de que por un momento pensó en corresponder aquel beso.

—...

Akane golpeó sus mejillas con sus palmas, intentando cesar el repentino dolor en su pecho y la calidez constante de sus mejillas.

—Vamos Akane, tienes un objetivo, no te desvíes por un crío— comenzó a decirse a si misma, mientras recordaba el motivo por el cual había arriesgado su vida, su futuro y el amor de esa persona. —no puedes hacerle esto a él

Siguió repitiéndose una y otra vez.

Pero su pecho no dejaba de latir, su cuerpo se sentía cálido y repentinamente frío, y en sus labios persistía la sensación, la calidez y la suavidad de los labios de ese descarado vampiro que se había atrevido a besarla sin su consentimiento.
Endureció su mirada, pasando su mano una y otra vez por sus labios, intentando borrar esa sensación.

—...Para de latir— susurró molesta, llevando sus manos a su pecho, presionándolo con fuerza. —deja de latir, ¡Maldición!.

Exclamó colérica, golpeando la pared; después, poco a poco comenzó a deslizarse, hasta quedar arrodillada, y finalmente tendida en el suelo.

—...sigues cometiendo errores estúpidos, Akane.

Susurró al vacío de la habitación, sintiéndose arrepentida por lastimar a alguien que probablemente se había enamorado por primera vez, de nuevo.

Suspiro cansada y se reincorporó, sacudió su ropa y camino hasta su habitación con la intención de aclarar las cosas con ese muchacho.

Pero cuando llegó y camino hacía el balcón con todo el coraje que podría tener en toda su vida, no encontró nada.

Shu se había marchado.

Y por alguna razón...

—...Shu.

La Cuarta. [Diabolik Lovers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora