XV.

3.4K 325 20
                                    

Reiji había tardado más de lo previsto en llegar a su hogar, sin embargo esperaba por lo menos una bienvenida sencilla por parte de sus hermanos -especialmente ahora que Akane los había ablandado y vuelto más dóciles-, sin embargo, no había nadie para recibirle, ni siquiera los dos únicos sirvientes de la mansión.

Definitivamente se quejaría al respecto; mentalmente comenzó a crear castigos para cada uno de sus hermanos, pero a los pocos segundos sus sentidos captaron los latidos débiles de un corazón, y otro ritmo más errático, desesperado.

Sin pensarlo dejó todo lo que llevaba en la entrada y apresuró a encontrar el origen de esos preocupantes latidos, sabiendo de antemano a quien le pertenecían.

Segundo piso, pasillo de la derecha, la doceava puerta.
Entró abruptamente, sorprendiendo a todos sus hermanos, su atención estaba tan enteramente centrada en la pelinegra que dormía respirando con dificultad, que no se habían percatado del sonido de la puerta principal, o la presencia del pelinegro.

—¿Qué sucedió?
Preguntó un poco alterado, acercándose a la chica, con la intención de revisar su pulso.

Sin embargo, su mano no logró siquiera rozar la piel de la pelinegra. Reiji siguió el brazo que lo sostenía con tanta fuerza, que de no ser por su condición como vampiro, ya habría roto los huesos de su muñeca.
Era Shu, observándolo como si fuese el responsable de todo lo negativo que existía y habría por existir.

—Sucedió— comenzó a hablar sin dejar de verle con el seño fruncido—, que mientras estabas fuera jugando a intentar convencer a ese hombre a hacerte un favor, ella colapso— agravó su agarre, torciendo su muñeca. —¿no pensaste en que nadie podía tratarla si algo ocurría?, eras el único capaz.

Reiji se molestó igual, jaló su brazo, soltando el agarre del rubio, sintiendo al momento como sus huesos se movían y reacomodaban en su lugar.

—¿Y te parece que ésta pelea es más importante que tratarla ahora que estoy aquí?

El mayor soltó un pequeño sonido de molestia, quizás hasta arrogante.

—Dije que eras el único— caminó hasta el lado de la chica, mientras un aura pesada y escalofriante aplastaba el autocontrol de los otros cuatro chicos que hasta ahora solo se habían delicado a observar, obligándolos a retroceder hasta donde los limitaban las paredes de la habitación. —ya no es necesario que te acerques más a ella, nunca.

Reiji se vió claramente furioso. Él amaba tanto como Shu a Akane, y a pesar de que ella lo había elegido sobre él, aún así no podía evitar querer protegerla y cuidarla. Ordenarle que se aleje de ella es como privar el oxígeno a una persona, es imposible que lo haga.
No voluntariamente.

—Sabes que mis habilidades en este campo son mucho más avanzadas y experimentadas que las tuyas— intentó hacer razonar al rubio; era cierto que no abandonaría a la segunda mujer que cambio su forma de ver la vida, pero tampoco era estúpido como para pelear contra un vampiro más viejo que él, y que ya contaba con una compañera, quien le brinda una fuerza mayor a la de cualquier vampiro solitario. —necesitas, no ella me necesita, y no la abandonaré.

—No me retes, Reiji— el rubio volteó a sus hermano, y ellos comprendieron la orden sin siquiera escucharla, en pocos segundos la habitación quedó vacía. —estoy más que seguro que mis habilidades en la medicina son superiores a las tuyas.

—No seas necio, Shu, en dos semanas y media no puedes aprender tant-

—¡Claro que puedo!- lo interrumpió, furioso, agravando su semblante. —si es necesario.

Reiji dió unos pasos hacía la puerta, su piel estaba erizada y el sentimiento de salir corriendo era asfixiante. No podía pelear contra él, no cuando lo observaba con los mismos ojos que su padre cuando le rogó poder hablar con Yui. Esa misma tenebrosa presencia.

—Terminaras lamentándolo, Shu.
Se atrevió a decir.

El rubio no respondió, lo cual brindó una pequeña pizca de esperanza al pelinegro, se giró a intentar razonar con él de nuevo.
Sin embargo, una extraña fuerza pasó a su lado, comenzando a agrietar las paredes, hasta llegar a su mejilla y finalmente destrozar la puerta detrás de él.
Sus ojos se abrieron de la impresión, lo único que podía hacer era observar a su hermano sin comprender que había sucedido.

Shu sujetó el lado derecho de su rostro, clavando sus dedos entre su cabello y su cabeza, sintiéndose extraño.

Y, como su hermano, estaba igual o más confundido que él. Había sucedido antes, pero no a ésta magnitud, además persistía una extraña sensación gélida y vacía en su piel.

Era desagradable.

—Vete.
Ordenó de nuevo.

—...Shu-

—¡Dije que te fueras!

El cuerpo de menor de los hermanos salió disparado de la habitación, una fuerza invisible lo lanzó al momento en el que el azul del ojo izquierdo del rubio se mezclaba con un color púrpura brillante.

...

—...Y bien, ¿alguien va a explicarme qué diablos sucedió mientras estaba fuera?

Todos desviaron la vista, viéndose claramente incómodos y asustados.

—...Poco después de que te márchaste- se convenció a sí mismo a hablar Laito. —Akane comenzó a tener pequeños mareos, náuseas, síntomas normales, pero al día siguiente simplemente colapso, desde entonces lleva en cama. Paso tres días sin comer ni beber nada, tú nunca llegaste, así que Shu dijo que tenía que hacer algo y simplemente desapareció durante cinco días sin decir nada— descansó la cabeza sobre el respaldo del sillón y suspiró. —de alguna forma nos la arreglamos para mantenerla estable; cuando Shu regresó, trató a Akane, y en pocos días se recuperó, aunque algunas veces le dan ataques de fatiga, y termina en cama con dificultad para respirar y moverse, es por eso que la encontraste de esa forma, esta teniendo un 'ataque'.

—No sabemos donde estuvo— agregó Kanato. —solo sabemos que ahora tiene la misma fuerza que nuestro padre.

El pelinegro frunció el seño confundido.

—¿A qué te refieres?

—El mismo día que regresó de lo que sea que estaba haciendo, sentimos algo diferente en él...no estábamos seguros al principio— Subaru sorpresivamente se unió a la conversación, sentándose en uno de los sillones. —Conforme Akane se recuperaba y comenzaba a estar sana, la fuerza y la presencia que Shu ejercía, sin darse cuenta, comenzaba a aumentar, nuestras voluntades comenzaron a doblegarse como si estuviesemos frente a él; eventualmente, con su poder fuera de control, comenzó a afectar el cuerpo de Akane.

Reiji seguía en el punto inicial, las palabras de su hermano seguían sin tener sentido para él.

—Lo que trata de decir— el pelirrojo acomodo su sombrero y se recargo sobre el respaldo del sillón. —es que ellos dos tienen esa conexión que solo se obtiene por medio de la promesa de sangre.

Los ojos del pelinegro por un momento parecían a punto de abandonar su rostro.

—Quieres decir que-

—Si— Laito observó con inmensa seriedad al mayor presente. —En algún momento, Shu bebió la sangre de Akane.

La Cuarta. [Diabolik Lovers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora