XVII.

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Lily paseaba por el jardín trasero de la mansión, dando pequeños giros de vez en vez, tarareando una canción que su madre-tía humana solía cantarle cuando aún estaba con vida.

—Im wasting, loosing time.

Giró por la esquina de una vieja torre.

I'm a foolish, fragile spine.

Giró alrededor de la torre un par de veces, como una niña pequeña, ajena al mundo, divirtiéndose con la inocencia infantil que jamás pudo tener cuando aún era una niña.

—I want all that is not mine.

Paseó admirando las rosas blancas que se esparcían por los alrededores de la torre.

—I want him, but we're not right.

Siguió tarareando, recorriendo gran parte del extenso patio que rodeaba la mansión.

Un gran edificio de cristal llamó su atención, con pequeños saltos se acercó al lugar. Los cristales eran completamente claros una vez lo cubrió de la luz del sol, por lo que no le fue difícil ver dentro.

Había una variedad de plantas exóticas y extrañas, otras eran muy hermosas y unas eran completamente desconocidas para ella.

Sintió un hormigueo en su estómago.

Quiero ver.

Entró sin pensarlo mucho, sintiendo el aroma fresco y dulce de las flores.

Relajada y contenta, comenzó a tararear de nuevo, mientras recorría el gran espacio que acaba de descubrir.

I should go now quietly, for my bones have found a place, to lie and sleep.

Giró sobre sus​ pasos y recorrió el lado contrario del invernadero.

Where all my layers can become reeds —sus ojos estaban cerrados, disfrutando de los olores y el silencio com solo su voz de fondo—. All my limbs can becomes trees. All-

All my children can become me —la interrumpió una suave voz—. What a' mess I leave. To follow.

Lily se quedó estática y su corazón se estremeció al ver a una mujer.
Se veía cansada y un poco triste, estaba sentada en una silla de madera blanca y seca, aunque no tanto como su pálida y enferma piel.

Pero lo que le asustaba era el hecho de que Ayato le había advertido de que nadie debía verla.

—Uh.

—Es Smother —comentó la pelinegra, desviando su rostro—, de daughter, es una de mis canciones favoritas.

Una tenue sonrisa apareció en sus delgados y descoloridos labios.

Lily sintió lástima. Esa mujer era una extraña, que vivía en una casa llena de vampiros y seguía viva, aún siendo humana, lo sabía, podía sentirlo.
Pero se veía tan indefensa que no sería un problema.

—Uhm.

La castaña se acercó con cautela, aún desconfiada.

¿Se encuentra bien?

Preguntó con un poco de preocupación y cierta duda, pues, su japonés no era bueno, solo lo había estudiado por un par de semanas, así que había terminado hablando inglés, y no estaba segura si la mujer lo entendería.

La mayor se giró un poco, pues la silla estaba de forma que le daba la espalda a la chica.
Levantó su mano, delgada y de un ligero gris.

Lo siento —la extendió un poco más—, no puedo levantarme por mi cuenta, ¿podrías ayudarme?, porfavor.

La Cuarta. [Diabolik Lovers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora