Akane comenzaba un día más, y su estadía en la mansión Sakamaki no podía ser más estresante de lo que era en ese momento. Y todo era culpa de Kanato.
—Ya te e dicho miles de veces niño— la pelinegra miró con molestia al muchacho de cabello lila. —no tengo ni idea de donde esta tu peluche.
El menor le miró con rabia y se acercó amenazador hacía Akane, la cual retrocedió varios pasos.
—¡Yo se que tu lo escondiste!— exclamó llorando, apuntando a Akane. —¡Fue porque me comí tu helado de chocolate!, ¡¿Verdad?!.
Akane le observó confundida.
—¿Helado de chocolate?— cuestionó confundida. —yo no tenía helado de chocolate.
Kanato se tranquilizó un poco y le observó confundido.
—¿No era tuyo el helado?.
—No, no me gustan mucho los dulces— se cruzó de brazos, mirándolo con molestia de nuevo. —ahora deja de molestar y veté.
El pelilila se alejó de ella y se sentó en el sillón de la sala, donde minutos antes, Akane, tomaba una siesta después de haber ayudado a Reiji con los platos del desayuno, por lo cual se sentía un poco cansada.
Kanato comenzó a sollozar como un niño pequeño. Sus mejillas estaban sonrosadas y su ropa desordenada. Causando en Akane un poco de arrepentimiento por como le habló.
Se acercó y se sentó junto a él. Estando unos incómodos minutos escuchando el llanto del menor.
Suspiró resignada y sacó un caramelo de chocolate con menta de su bolsillo. El único dulce que realmente le gustaba y que por desgracia era el último.
—Kanato— lo llamó lo más suave y tranquila que pudo.
Este volteo a verla, aun con algunas lágrimas saliendo de sus ojos.—Toma— le extendió la mano, ofreciéndole el dulce. —es un poco amargo el chocolate, pero supongo que te gustara.
Kanato observó el dulce y después volteo hacía Akane.
—¿De verdad me lo darás?.
Cuestionó un poco sorprendido. Secando sus lágrimas con la manga de su suéter.—Si, si.
Afirmó Akane sintiendo un poco de arrepentimiento, después de todo era el último de sus chocolates preferidos, y no le permitirían salir a comprar más.
Pero ver a Kanato llorar era demasiado para su nueva faceta maternal, y encima el rostro de ese muchacho era más parecido al de un pequeño y testarudo niño.Akane suspiro, después sonrió con cariño y habló de nuevo.
—Anda, tómalo, así no estarás triste hasta que encuentres, a Teddy.
Intento animarlo. Kanato sonrió y tomó el chocolate, devorándolo en un segundo después de haber quitado el envoltorio. Su expresión fue un poco confusa al principio, pero no tardó en acostumbrarse a la poca amargura del chocolate.
Parecía que no le desagrado del todo.—No estaba tan mal.
Sonrió altanero.Después se levantó y salio de la habitación tarareando una canción, sin agradecer a Akane, quien por supuesto se molesto.
—...ese maldito mocoso.
Gruñó entre dientes.Shu río por la reacción de Akane, llamando la atención de la misma.
—¿Qué es tan gracioso?.
Le cuestionó molesta.
El rubio la observó con burla y sonrió esta vez.—Kanato es muy difícil de tratar, nunca sabes que es lo que piensa o quiere decir.
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La Cuarta. [Diabolik Lovers].
FanfictionNovia tras novia, enviada a la mansión Sakamaki, sufría el mismo cruel destino: Ser devorada hasta el último aliento por los seis hijos de Karl; buscando incansablemente la Novia prometida, siempre buscando a Eva. Pero nunca imaginaron, que la nueva...