III.

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Akane se encontraba sentada en el comedor, eran las cinco y cuarto. Los chicos no se encontraban en casa, ni siquiera Shu, quien ya había desaparecido antes de que Akane despertara.

Suspiro con pesadez y se levantó. Subió por las escaleras y entró a la habitación donde estaba el rosario.
Lo buscó aprovechando la oportunidad que se presentaba con los chicos fuera de la casa.

Pero no encontró nada.

—...que extraño.

Susurró al vacío.

Salió de la habitación y se dispuso a explorar el resto de la residencia.

(...)
No había absolutamente nada interesante.

Suspiró.

Los pocos días que llevaba en ese lugar habían sido aburridos.

El único lugar donde aún no había ido, era el exterior, fuera de las paredes de la mansión. Y sin su "protector" en casa, ella sería capaz de salir.

(...)
Akane llevaba caminando una hora desde que decidió salir de la mansión, y a su parecer, fuera era tan aburrido como dentro.

Suspiró decepcionada.

Regresó a la fuente de la entrada y se sentó, sintiéndose un poco cansada.

—...son solo dos meses— susurro a sí misma. Poso su mano en su vientre. —¿Porqué me siento tan cansada?.

Con el pasar de los minutos Akane comenzaba a sentirse soñolienta; se acostó boca arriba a contemplar el cielo, pensando que quizás así el sueño se la pasaría. Pero el cielo seguía igual que los días anteriores, gris y oscuro. Sin ninguna pizca de azul, solo nubes grises que parecían a punto de soltar la lluvia.

"¿Porqué luce tan triste aquí?" Se preguntó mentalmente a sí misma.

Después de plantearse una y otra vez sobre todo lo que aún faltaba para dejar ese lugar, el sueño era mucho mayor que antes y no pudo evitar quedarse dormida...

Por otro lado, los chicos se encontraban camino a casa. Y todo se encontraban terriblemente tensos y molestos.
Pues, su padre, los había citado a todos repentinamente la noche anterior y solo para advertirles de lo que pasaría si alguno decidida interferir el proceso de adaptación de su "nueva esposa". Por supuesto todos sabían que en realidad esa mujer era nada más que otro experimento de Karl.

—... Bueno, como escucharon— rompió el silencio el chico de cabello azabache. Llamando la atención del resto. —ese hombre dejó en claro que no debemos "interferir" en sus planes— los observo a todos con desgano, pues sabía que más de uno causaría problemas a la pelinegra. —no se entrometan o involucren de ninguna forma con esa mujer.

Les ordenó autoritario, sabiendo de antemano que su perezoso hermano mayor no actuaría como autoridad.

Todos se encontraban molestos, excepto el rubio, quien se encontraba dormido.
Ninguno había protestado desde que salieron de la compañía de su padre, pero por supuesto alguien tendría que explotar y mostrar su desacuerdo, y tal como lo predijo el pelinegro, su quinto hermano reaccionó errático.

—¡¿ES EN SERIO?!— grito furioso. —¡PRIMERO NOS ARRUINA LA VIDA!— todos sus hermanos le ignoraban como siempre que hacía una rabieta, pero al mencionar el nombre de ella llamó la atención de todos, incluso de Shu. —!DESPUÉS ME ARREBATA A YUI! ¡Y AHORA NO QUIERE QUE TOQUE A SU MUJER!.

La Cuarta. [Diabolik Lovers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora