"La traición que la bella doncella me concedió en ese fino trozo de papel,
no es más que un voto de amor secreto,
guardado entre los confusos e hirientes trazos de felicidad
con la que su letra me decía lo feliz que era con otro.Pero su dulzura no abandonara mi mente,
seguirá clavada en mi corazón,
grabada en mi alma.Atormentando mi existencia con recuerdos distorsionados sobre la felicidad
que creí tener en el pasado,
a su lado."El pelirrojo dejó caer el libro que segundos antes leía. "Poesía de un corazón destrozado, para un moribundo corazón".
Probablemente era el titulo más estúpido que había visto sus ojos. Aunque no sabia si realmente lo era, ya que por alguna razón, creyó que le haría bien leer ese tipo de libros.«Que estúpido»
Pensó molesto.Se levanto del sillón con un ágil movimiento y camino hasta la ventana de su cuarto. Observando el invernal paisaje.
Después de todo, escapar a la tranquilidad de Marlow no fue mala idea. En esa pequeña ciudad nadie se preguntaría por su pálida y fría piel. Además de que el ruido era casi nulo.
Una joven pareja pasó delante de la casona donde vivía, llamando su atención especialmente la mujer. Era rubia, sonriente, y al parecer algo distraída ya que estuvo a punto de caer al suelo, por suerte el chico que la acompañaba logró tomarla del brazo.
Inconscientemente una pequeña sonrisa burlona se escapo del malhumorado pelirrojo.
Ambos chicos rieron, se veían felices.
—...Yui.
Susurró melancólico.Desde que la rubia le había enviado esa carta, todas sus esperanzas de verla de nuevo, todo el amor acumulado, todo su anhelo de tenerla entre sus brazos, y una larga década de espera, todo había sido destruido. Fue en vano esperar tanto tiempo por ella.
El chico mordió su labio inferior, intentando evitar derramar lágrimas, mientras una desagradable sensación se formaba en su estómago.
A pesar de amarla tanto, y ser capaz de todo por ella, después de lo que le hizo, su orgullo ahora era más fuerte, además de ser acompañado por el rencor hacía su padre.Después de todo, no había ninguna posibilidad.
El vampiro fruncio el seño enfurecido, observando con cólera y rabia su reflejo. De veía como un lastimero perro, solo y abandonado.
Sus puños se cerraron fuertemente, traspasando su piel, cortándola, algunas pequeñas gotas de sangre se deslizaban por sus nudillos hasta caer al suelo.Una extraña sensación azotó su rostro. Semejante a un vacío, no sentía su rostro, nada a excepción de un intenso frío. Gélido. Y de pronto, el cristal de la ventana se agrietó.
—...¿Qué?
Murmuro perplejo. Borrando por completo su rostro colérico.«Acaso, ¿Lo hice yo?»
Pensó estupefacto.Los vampiro de sangre pura, como él, desarrollaban habilidades o dones, esto sucedía solo después de haber pasado la madurez e incluso decenas de miles de años más. Con el paso del tiempo.
Pero él, solo había vivido un par de décadas. Era imposible desarrollar esa clase de habilidades.
Sumido en sus pensamiento, el pelirrojo se perdió, observando las grietas en los cristales de la ventana, sin darse cuenta que una mujer se acercaba a la puerta de su casa.
El sonido del timbre aturdió la concentración del chico.
Ignoró el irritante sonido por varios segundos, pero la persona seguía insistiendo. Algo molesto, bajó hasta la entrada, abriendo la puerta con desgano.
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La Cuarta. [Diabolik Lovers].
FanfictionNovia tras novia, enviada a la mansión Sakamaki, sufría el mismo cruel destino: Ser devorada hasta el último aliento por los seis hijos de Karl; buscando incansablemente la Novia prometida, siempre buscando a Eva. Pero nunca imaginaron, que la nueva...