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Aclaración: Capitulo cortos. 

Mangel= uke

Ruben = seme



Miguel se deja caer en al asiento, y rebusca en su mochila su preciado cuaderno verde. Su amigo inseparable desde los ochos años—Alejandro Bravo—le hablaba sobre lo maravilloso que había sido su viaje a Italia, que le encantaba el clima y los grandes museos situados en las plazas del país. El pelinegro sólo asentía ante cada palabra, ya que su mirada estaba enfocada en terminar la tarea de química que les habían dejado, Alex lo notó y cerró su cuaderno de un golpe causando que el ojinegro lo mirara enojado.

—¿Qué es lo que haces? Debo terminar la tarea, idiota—murmura, y vuelve a tomar el cuaderno verde.

—Pero yo soy más importante que ese estúpido cuaderno, Miguel—hace un puchero, lo cual siempre funciona en el pelinegro.

Miguel rueda los ojos, y observa a su amigo curvar sus labios en una sonrisa.

—Deja de mirarme así.

—Está bien, está bien—Alex suspira y agrega—¿Cómo van las cosas con Ruben?—cambia de tema, y saca su cartuchera la cual contiene sus útiles necesarios para realizar la clases.

—Bien, aunque.. es un poco celoso y eso no me gusta ¿sabes? Es cómo que al dejarme en casa me dice lo mucho que odia que hable contigo o con los demás chicos, que yo soy sólo de él y que no tengo que 'compartirme'—muerde su labio inferior y juega con el bolígrafo en sus dedos—Es algo ridículo de su parte que haga eso, es cómo que sólo debo de ser de él y ya. Eso no me gusta Alex, yo tengo derecho a uh.. salir con ustedes y tener mi espacio personal, no a estar encerrado en su departamento viendo películas ridículas sobre acción y misterio, ¡ni siquiera tiene buenos gustos en las series! Sé que suena como si no me gustara, pero no es así, es esa maldita manía de quererme sólo para él, eso lo complica todo y me hace sentir.. frustrado.

Alejandro señala con su dedo hacia la parte de atrás, y Miguel se gira quedando cara a cara con su novio. Ruben Doblas, un auténtico galán por el cual las chicas de la preparatoria suspiran al verlo caminar, o como fulminan con la mirada al ojinegro al verlo junto a el castaño.

—R-Ruben.—murmura lo más bajo posible, el nombrado da una sonrisa de miedo lado y toma con gentileza la mano de su novio.—¡Hey, hey! ¿A dónde me llevas? La profesora llegará en cualquier momento, y no quiero tener un reporte después de la semana de vacaciones.—Miguel trata de quitar su mano, pero el ojiverde es más rápido y lo saca del salón.

—Así que te parece ridículo que veamos series de acción y misterio, ¿eh?—toma lo hombros de su novio, y abre la puerta de los baños.

Empuja a Miguel dentro, y él se encarga de asegurar la puerta principal del lugar. El ojinegro se siente nervioso, así que camina hacia el lavamanos y se moja el rostro. Ruben lo toma de la cintura, a lo que el pelinegro pega un salto y se gira asustado encarando al castaño.

—R-Ruben podemos hacer esto en otro lado, estamos en clases y por favor, te lo ruego, salgamos de aquí y te compensaré luego.—el nombrado da una sonrisa burlona y sin dejar que el ojinegro pueda modular otra palabra más, ataca su cuello con desesperación.

El cuerpo de Miguel tiembla bajo sus tibios labios, y cierra los ojos al sentir la lengua contraria pasearse por su piel pálida. Muerde su labio con fuerza, y ahoga sus gemidos en su garganta, era claro que no era la primera vez que Ruben hacía esto, y parece que tampoco será la última.

Para el castaño era una forma de marcar territorio, de dejar esa zona expuesta y que los demás se den cuenta que Miguel tiene dueño.

—¡Ahh! R-Ruben, ¡j-joder.. para y-ya!—sus manos suben hasta el cabello del nombrado, y halan su cabeza hacia atrás con el destino de alejarlo de su cuello.

Ruben gruñe, y muerde una parte de aquella zona. Haciendo que Miguel grite en placer, mientras su cabeza recae en el hombro de su novio. El castaño sonríe victorioso, y busca la mirada del ojinegro, al encontrarla dirige sus labios hacia los contrarios y se besan.

Al separarse, el ojiverde arregla su cabello y luego mira el cuello de Miguel con orgullo. Unas marcas, moradas y rojizas, yacían esparcidas por toda esa zona y como su cuerpo temblaba tratando de recuperar el aire. 

—Será mejor que arregles aquel problema en tus pantalones, te quedan..—saca su móvil de su bolsillo, y observa la hora—cinco minutos—alza una ceja, y toma a Miguel de la mano caminando con él hacia uno de los cubículos.

—¿Q-Qué es lo que h-h-aces?—pregunta tratando de calmar su respiración, y buscando una forma de cubrir aquellas marcas, su espalda choca en la fría pared del cubículo.

En cinco minutos puedo hacer maravillas, pequeño.

Y con eso, Ruben cierra la puerta.

Hickeys|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora