14.

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La policía se detiene frente a la casa de los Bravos. La mamá de Alejandro se encuentra en la entrada, algo preocupada y confundida, conversando con uno de los policías. Miguel se acerca a la ventana y puede ver las luces de la patrulla iluminar toda la cuadra, y con cuidado retrocede buscando a su mejor amigo.

Alex toma un respiro, y abre la puerta de su pieza. Miguel corre hacia él y lo toma de los hombros, agitándolo de lado a lado con los nervios de punta.

—¡E-Están abajo! ¡Hay policías abajo, Alex!—exclama mientras se jala los cabellos con nerviosismo, se sentía tan vulnerable en esos momentos y el nombrado lo sabía.

El pequeño no tiene tiempo de responder, porque el pelinegro se abalanza a sus brazos y comienza a temblar. Alex lo abraza con fuerza, y una lágrima se escapa de sus ojos. Sabía que no podían librarse tan rápido de Ruben, Miguel tendría que dar explicaciones y pruebas que justifiquen que Ruben había abusado de él varias veces como Alejandro dijo en el teléfono.

La puerta es abierta con fuerza, y dos policías entran con pistolas en las manos. Uno de ellos toma a Alex del brazo y lo jala hacia un lado, Miguel se queda quieto sin saber qué hacer. Alejandro trata de hablar, pero el shock es tanto que sólo se queda mirando a los agentes con miedo.

—Tenemos un 105, repito tenemos un 105. Un niño está llorando y parece tener una crisis nerviosa, cambio. —uno de ellos habla por un woki toki.

El otro policía, el cual tenía una placa dorada cerca de su hombro y decía: "Agente principal: Kevin Maynard", se acercó a Miguel y con cuidado lo tomó entre sus brazos, verificando si carecía de golpes o algún trauma en su cuerpo. Para su sorpresa, encontró unas heridas en su rodilla y un pequeño moretón en su cuello, o un chupetón, no estaba seguro sobre aquello.

—¿Eres Miguel?—pregunta y el nombrado asiente. Se sentía tan patético de ser tratado como un niño, pero a veces los nervios te cambian completamente.

—Sí. —murmura y mira hacia la ventana.

—Tu amigo de aquí, nos llamó porque está muy preocupado por ti, Miguel. Él nos dijo que tienes un novio, ¿cierto?—antes de que el ojinegro pueda responder, el oficial agrega—No estoy en contra de los homosexuales, sólo quiero saber si sigues teniendo una relación con este individuo—de su bolsillo saca una foto, y en ella está Ruben.

Alex quiere hablar, y soltar todo, pero sabe que el centro de la investigación es su mejor amigo, así que se queda callado y observa toda la escena.

—N-No, ya no somos novios.

—¿Por qué? ¿Pasó algo?—pregunta con amabilidad.

Miguel está al borde de las lágrimas.

—Él era muy posesivo, y.. terminamos por eso, además que salió conmigo sólo porque era una apuesta.

—¿Abusó sexualmente de ti? Quiero decir, ¿trató de forcejear contigo en algunas ocasiones o tú se lo permitiste?—saca una pequeña libreta, y escribe algunas cosas.

—En la relación ambos lo hacíamos, pero luego de romper.. él, él se volvió muy violento. Y... m-me llevó a su casa, y quiso abusar de mi—rompe en llanto al recordar los movimientos de Ruben sobre su cuerpo, se sentía sucio y asqueroso.

Alex se escapa del agarre del otro policía, y corre hacia donde su amigo. Miguel lo abraza con fuerza, y comienza a sollozar aún más fuerte.

—Bien, Edward—el oficial Kevin se dirige hacia el nombrado—Prepara la patrulla, tendremos que ir con ellos dos hacia la casa del acusado. Avísale a la señora Bravo, y dile por favor que no pregunte nada. Llamaré a Gordon, y de paso dile a Harrison que tenemos un 303, y que cuando lleguemos se lleve a Miguel con él.

Edward asiente y sale de la pieza.

—Chicos, tenemos que irnos de aquí ¿vale?—guarda su pistola, y Miguel asiente aún asustado. —Ustedes primero, muchachos. —les sonríe.

La mamá de Alejandro se queda en la puerta aún preocupada, los mejores amigos están en la patrulla y el oficial Kevin habla con la señora Bravo. Los vecinos están en sus puertas observando todo, y parece que muy pronto la prensa estará allí también.

Las sirenas vuelven a sonar, y ambos chicos se preparan para dar explicaciones en la comisaría. Y Miguel se prepara mentalmente para poder volver a ver Ruben, y no derrumbarse en el intento.

—Iremos a la comisaría y tendrán que dar explicaciones de lo sucedido. No estén nerviosos, mi esposa los atenderá y supongo que estarán tranquilos con ella. —el oficial Edward dice mientras cierra la puerta de copiloto, y el auto se pone en marcha.

Pero lo que nadie sabía era que Ruben no se encontraba en la ciudad.


Hickeys|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora