7.

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Estaba en el cuarto de Alejandro, escuchando los gritos de él, Mattius y Ruben. Quería llorar, gritar y romper todo a su paso. Miguel se sentía triste por la verdad que soltó el ojiverde aquel día en los pasillos, se sentía mal por haber creado aquella broma.. Y aunque le dolía el hecho de que todo haya sido una apuesta, se sentía más libre y no encerrado en una burbuja, como lo tenía Ruben.

—¡No des un paso más o llamo a la policía!—Alejandro exclama, pero el castaño no hace caso y abre la puerta de golpe revelando a un Miguel lleno de lágrimas acurrucado en la cama de su amigo.

No siente que alguien está dentro de la pieza hasta que escucha la puerta cerrarse, con cautela se levante y sus ojos observan los de Ruben.

—¿Q-Qué haces aquí?—toma la cobija y la alza hasta sus hombros, con miedo.

—Vine a recuperar lo que es mío. Así que levántate y toma tu mochila, nos largaremos por la ventana—el ojinegro niega, y se levanta de la cama con destino de salir de esa pieza.

Ruben bufa algo molesto, y toma su brazo con fuerza. Lo acerca hacia su rostro, y a centímetros de sus labios murmura:

—No quiero lastimarte, así que toma tus cosas y larguémonos de aquí—Miguel niega sollozando.

Se escuchan los golpes en la puerta, indicando que eran Alejandro y Mattius tratando de entrar en la habitación, pero estaba con seguro.

—¡Abre la maldita puerta!—el pelinegro comienza a sollozar más fuerte, y se aferra a la camisa de Ruben tratando de detenerlo, tratando de hacerle entrar en razón y decirle que quiere quedarse con sus amigos.

—J-Juro volve-r contigo, p-pero por favor.. No me l-lleves—el ojiverde rueda los ojos, y toma su mochila de un tirón.

—¡Miguel!

—R-Ruben, p-por favor..

—¡Joder, que pesado eres!

—P-Por favor..

—¡Levántate joder!—.

Abre sus ojos y se encuentra a un Alex molesto, y junto a él a Mattius algo preocupado. El ojinegro se estaba quedando un par de días en la casa de Alejandro, ya que sus padres salieron del país por una emergencia, y dejaron a su único hijo a acargo de la familia Bravo. Mattius se quedó a dormir en la noche, así que no se sorprendrío de verlo. 

—¿Q-Qué fue lo que pasó?—pregunta Miguel aún adormilado, y soba su ojo derecho con la palma de su mano.

—Qué te has quedado dormido, y además has estado murmurando el nombre de Ruben—Alejandro se sienta en la cama, y con cuidado despeinado los cabellos negros de su amigo—Estoy preocupado por ti, Mangel. Sé que lo extrañas, pero él te utilizó para una de sus apuestas y sé que eso te tiene destrozado, pero vamos.. La vida sigue, y puedes levantarte de esta. Quiero volver a salir al cine contigo, y tener nuestros viernes de helado—ríen juntos, y Mattius sonríe.

—Trataré A-Alex, es sólo que es difícil cuando sabes la verdad y te sientes utilizado.—mira sus manos y juega con sus dedos.

—V-Vendrá hoy para cenar.—murmura Alejandro.

—¿Qué?

—Vendrá hoy para cenar—repite Mattius-

—¿Por qué?

—Mis padres y los de él son amigos desde jóvenes, y se van a reunir para ponerse al tanto de todo—explica.

—Bien, lo haré.—dice y agrega—Es hora de dejarle en claro a Ruben que estoy bien sin él—cierra sus ojos por un momento, y suspira.

Ruben también haría lo mismo. 

Ambos se harían los fuertes, aunque por dentro estén más que destrozados.

Hickeys|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora