13.

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Alejandro abraza con fuerza a Miguel mientras cierra la puerta de su casa. Miguel había faltado a la escuela un par de días, le mintió a su madre diciendo que estaba enfermo y que le dolía la cabeza, esta le creyó.

Alex dejaba que Miguel vaya a visitarlo, o a veces se quedaba a dormir con él. Era como una rutina, algo que solían hacer los fines de semana cuando era más pequeño, pero el miedo del pelinegro por volver a ser 'raptado' ha crecido de una manera impresionante, y aquella rutina se ha vuelto como una forma de vivir. A la mamá de Alex no le molesta, en cierto modo le agrada que el Miguel esté en su casa con su hijo, siempre le agradó su compañía.

— ¿Cómo estás? ¿Todo bien?—Alejandro pregunta mientras toma la mochila de Miguel, y se abren camino hacia su pieza.

—Uhm, sí—responde en un murmuro, y con desgano sube las escaleras.

Alex entendía toda esta situación. Había noches en las que se desvelaba con el teléfono en la mano, y trataba de llamar a la policía para decirle toda la verdad. Pero, sabe de qué si Ruben se va a un reformatorio su madre se quedará sola, y a ninguna madre le gusta que su hijo esté lejos de ella por mucho tiempo, y aunque sea un poco difícil para Alejandro debía ponerse en la situación de ambos. Por una parte ayudaría a su mejor amigo, y por la otra haría añicos la vida de la mamá de Ruben. Era todo un lío, un problema que no sabía cómo resolver.

— ¿Quieres ver algunas películas?—cierra la puerta de su pieza, y camina hacia la ventana alzando las persianas y dejando que la luz de la tarde los alumbre un poco. —O jugamos un partido en la Xbox, ¿qué dices?—Miguel se sienta en el filo de la cama, y con cuidado abraza su piernas mientras esconde su cabeza en ellas.

—No estoy de humor para nada, Alex. —responde en un murmuro, y el nombrado puede saber que está otra vez llorando.

Miguel llora todos los días. Se siente mal consigo mismo, y con su vida. Algunas veces trata de golpearse para aliviar el dolor emocional o solamente come hasta no poder más. Alejandro quería llamar a alguien o a su madre, pero era tanto el temor de lo que Ruben podría hacerle daño a su familia o las consecuencias que todo esto podría causar, que sólo trata de ayudar a Miguel de a poco a poco.

Siempre lo abrazaba. Había leído que un abrazo puede mejorar la autoestima de una persona, porque así demuestras que le importas o lo estimas mucho. Y Alex lo hacía cada segundo, lo abraza con tanta fuerza que podía sentir los huesos de Miguel romperse.

— ¿Quieres un abrazo?—pregunta Alejandro mientras acaricia el cabello contrario.

— ¡No quiere nada!

Y allí van los berrinches. Miguel suele hacer berrinches por cosas absurdas, se comporta como un bebé. Un bebé de quince años, con moretones en su piel. Ruben, hace una semana, trató de encerrarlo en el cuarto del conserje y Miguel al no querer entrar, el castaño lo golpeó tan fuerte que la huella del golpe, en el brazo derecho del pelinegro, todavía no se va.

Alex había tomado cartas en el asunto. Se armó de valor y habló con Ruben, bueno no cara a cara, fue por mensajes en la clase de Comunicación. Ruben se burló de sus comentarios, y terminó mandándolo a la mierda mientras le regresaban todos los papeles que había escrito para él.

Alfie se preocupa un poco por Miguel. Lo había visto decaído semanas antes, trató de hablar con él en los pasillos, pero el ojinegro sólo lo ignoraba porque Ruben yacía en cada esquina. Era como si se tele-transportara, era un poco raro y daba miedo, pero así era el castaño.

—Está bien, lo entiendo—Alejandro contesta, y se levanta de su cama. —Iré a traer algo para tomar, ¿quieres limonada?

Miguel asiente.

—Bien, regresaré dentro de poco.

Mientras Alejandro baja las escaleras, siente su corazón partirse en millones de pedazos. Estaba claro que Miguel tenía un trauma, y problemas alimenticios, y sabía que debía abrir la boca antes de que todo esto se salga de control, o mejor dicho, se salga más de control de lo que ya está.

Así que lo haría, terminaría con todo este caos. 

— ¿Mamá haz visto el teléfono?


Hickeys|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora