Capitulo 2

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Mi padre sigue visitándonos. Cuando puede viene y se queda con nosotras 2 meses, 3 veces al año. Cuando se le dificulta, podemos pasar un año entero sin que nos visite.

Hace un buen tiempo no lo veo. Pero algo ha cambiado. Ya no lo extraño como antes. La ultima vez que se fue, ninguna lloró. No hubo drama. Todo siguió como si nada. La casa no se sentía vacía, como si algo le hiciera falta. Era igual si se iba, porque continuaba ahí; daba lo mismo si se quedaba, ya que sabíamos que algún dia partiría de nuevo.

Empecé a notar que me había convertido en una persona insensible. Cuando veía que ordenada la ropa de él en su maleta, ya no me hacia llorar, tampoco me conmovía el corazón. Una película cualquiera, por muy mala que fuera me hacía llorar como nunca, así como nunca más volví a lamentarme.

Me sentía fatal. En ese momento era consciente de que lo amaba y que realmente quería que no me faltara, pero creció dentro de mi ese rechazo. Un rechazo a tener personas encima de mi.

Ya casi no vamos donde mis tíos. Prefiero eso a que cada vez que se reúnan terminen con bebidas en la mesa de la sala.

Me acuerdo de un domingo. Jodido domingo. Se supone que un domingo nadie hace fiestas en la casa, pero mi madre si. Ese día estaban en nuestra casa, para completar, con mis tíos, bebiendo sin vergüenza alguna todo ese liquido que estaba contenido en esas muy trabajadas botellas, que había comprado mi padre para que cuando él estuviera, las abriera. Pero no. Él no era tomado en cuenta para eso. Era él quien trabajaba diligentemente en otro país, hacía giros para Colombia y en eso se iba la mayor parte. Trago.

Esa noche podía predecir con firmeza lo que iba a pasar. La vi, tenia los ojos rojos, hinchados, la mirada perdida, estaba hecha un completo desmadre. Mientras caminaba por el pasillo tambaleaba y se sostenía de las paredes con las manos. Pude escuchar por sus pasos que no se detuvo en la cama. Rayos, otra vez no. Desearía que no lo hiciera, si fuera mayor abriría la puerta de la casa y saldría corriendo para no escuchar ese inmundo sonido.

Oía cómo prendía la luz de su baño. Yo intentaba preparar mi cuerpo, trataba de calmarlo para que no se agitara ni se enfermara con lo que ocurriría. No me podía acostumbrar, es algo que tengo marcado en mi. El sonido cuando levantaba la taza del inodoro resonó por toda la casa, fue ahí cuando no lo pude soportar. Salí corriendo de mi cuarto, que para mayor mal, queda al frente de el cuarto de mis padres -vaya suerte la mía- directo a la sala, agarré el control del televisor. Lo primero que se me vino a la mente en ese instante fue sintonizar Disney Channel, yo no veía ningún otro canal. Por si fuera poco, justo esa noche estaban presentando High School Musical 2 - vaya suerte la mía elevada al cuadrado-. Le subí el volumen, esperando que disipara el sonido del baño. No di tiempo a escucharla devolviendo por milésima vez todo ese licor.

Al dia siguiente llegue tarde a clase. No pude dormir bien, tampoco mi madre. Se la pasó toda la noche en ese asqueroso estado, no lograba articular de manera correcta una palabra, ni siquiera se podía parar de la cama. Alguien más tuvo que hacerme el desayuno ese día y llevarme a la escuela. Agradezco haber sido yo y no Sara, quien viera a mi madre así. Estaba todavía muy pequeña, dormía con facilidad y nada parecía perturbarla. Ella no podía por su edad dimensionar el problema en el que estábamos todos metidos.

Es un jodido recuerdo que no he podido sacarme de la cabeza. Sobre todo por lo de High School Musical.

Pero ya. El pasado en el pasado, pasado pisado. Por eso nuestros ojos no están en nuestra espalda, para no ver atrás... bla bla bla. Rayos, no es tan fácil. Eso definió de manera rotunda mi carácter, mi personalidad, todo. Detesto andar en la calle y ver a una persona con una botella en la mano, ese olor, el efecto que produce en ella. No ven el daño que les causa, y que provocan a quienes los rodean. No logro entender esa parte todavía.

Lo bueno es que, toda esa penumbra parece que se desvaneció. No puede llegar a nuestras vidas algo peor, ¿o si?

Cristian no vive con nosotras. Su padre lo había mandado a otra ciudad, cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo en nuestra casa. El se fue a ser misionero en otras ciudades, otros países, predicando el evangelio con otros jóvenes que iban por el mismo rumbo que él. Primero a Bogotá, luego se mudó a vivir a Cartagena. Le va bien, lo divertido es que viaja. Me alegra que ya no viva como lo hacía antes

Mi madre no bebe, ni fuma. Ya no vamos a las reuniones que antes asistíamos, las cambiamos por ir a la iglesia cristiana y a las células que hacen en la casa de los... hermanos de la fe. Las personas no vienen a mi casa a ponerla patas arriba, sino a escuchar la palabra de Dios. Antes era con una copa de licor en la mano, ahora es con las Sagradas Escrituras. De sus labios solían brotar groserías, palabras ofensivas, nada bueno; ahora son mensajes de bienaventuranza y de que Cristo nos ama.

Ha cambiado muchisimo. No es la misma mujer de hace unos dos años. Creo que para haber sido testigo de sucesos horrendos, no esta para nada mal ver cómo se duele y como hace su mayor esfuerzo por ser mejor.

Ya casi no vamos donde mis tíos. Prefiero eso a que cada vez que se reúnan terminen con bebidas en la mesa de la sala.

Recuerdo la primera vez que fuimos a la iglesia cristiana, me pareció de lo más incómodo ver a la gente bailando y cantando en sus puestos, con los ojos cerrados. Me parecía ridículo y me causaba muchísima vergüenza ajena. No sabía si mirarlos o fijar la mirada en otra cosa. En lo personal no me sentía a gusto las primeras veces

Se puede decir que descubrí mi área espiritual. Esa parte intangible e invisible que solo un ser superior puede esclarecer y apropiarse.

Ir a la iglesia es chevere. Una buena banda, iluminación llamativa, una multitud de personas alzando sus manos sobre sus cabezas, un pastor con buen sentido del humor y muchos eventos dedicados a jóvenes, para asistir y conocer personas del mismo credo.

En el cristianismo encontré a alguien que me apoyaba en todo, más que mi padre. No lo podía abrazar, pero cómo lo sentía dentro de mi. No lo podía ver, pero podía percibir que me acompañaba a donde fuera. La soledad se había desaparecido.

Pero no del todo. A veces me sentía profundamente sola. Si, tenía amigas; mas persisteíaese hueco en mi alma. Parecía que ni Dios podía completarme.

Tengo 14 años y nunca he tenido contacto con un hombre que no sea de la familia. Jamas he dado mi primer beso. A veces me imagino como se sentirá, si es tan hermoso como lo muestran en las películas. Jamás me he enamorado, he tenido lo que hoy decimos "tragas malucas", pero creo que es porque no llamo la atención de un muchacho, no se fijan en mi sino en otras mucho más atractivas. No sé que es lo que realmente espera un hombre de una mujer. Tengo un pensamiento demasiado anticuado para mi edad. Soy de las que está decidida a dar mi primer beso cuando tenga 15 años, si es de demorarme más, que así sea, pero que lo valga; y de mantener mi virginidad hasta el matrimonio. Es posible, no creo en esa mentira de que no mantuvieron la fuerza en aquel momento.

No me siento bonita. Cuando me paro en frente de un espejo, no siento amor por mi misma, sino pena. Rayos, me da hasta pena mirarme en un espejo. Odio mi cabello ¿por qué no pude nacer con el cabello liso como Sara? Es todo crespo, rebelde, se cree muy libre el infeliz que ni con gel se queda en su lugar. ¿Mi cuerpo? Rayos, no tengo nada. Literal, ni busto ni cintura, lo del busto por mi madre, no se percibe a simple vista una curva ahí. Lo único a lo que me hacen cumplido son a mi trasero y a mis piernas, pero eso no me hace sentir como quisiera.

No me veo algo especial, las demás lo son, ellas ya han dado por lo menos un pico; yo ni siquiera tengo un amigo hombre. Definitivamente son más lindas que yo.

A veces me pongo a pensar cómo sería la universidad y qué me daría más lío, si el estudio o lograr no quedarme muda frente a un muchacho.

Necesito algo. No sé donde buscarlo o quien me puede ayudar a entender tantas cosas. Algo que avive cualquier chispa que haya en mi ser, que prenda un fuego y que selle mi alma como nunca nada más lo hará. No sé cuánto tiempo se demore en llegar eso con lo que tanto fantaseo; solo puedo tener paciencia y esperar el momento indicado.

Amelia Novoa
2010

Infinitamente #PGP2016 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora