Capitulo 25

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Dejamos de asistir a la iglesia de nuestro barrio. Me he apartado del catolicismo. No me siento mal, mucho menos culpable, o algo parecido.

En la Iglesia del Nazareno he aprendido muchísimas cosas. He aprendido que a Dios debemos orarle, no rezar. Ambos conceptos difieren, aunque no lo creamos. Rezar es repetir la misma plegaria una y otra vez. Orar es tener una conversación con Dios.

Nos han enseñado que a María no le debemos decir Virgen María, porque en la biblia dice que ella tuvo más hijos e hijas con su esposo José.

Ellos, los pastores de la congregación, dicen que es necesario ayunar; dejar de comer con el propósito de dedicar el cuerpo a la comunión con Dios. Es como una especie de sacrificio. Un sacrificio muy grande. Yo, hasta ahora, no lo he podido lograr.

El pastor y su esposa, que también es pastora, parecen ser personas muy agradables y obedientes a la voluntad de Dios. Me agradan los cultos de los domingos cuando es el pastor quien da la prédica. La pastora a veces da la palabra de Dios con gritos, vociferando a todo pulmón, como si no supiera que tiene un micrófono en su mano, y que con eso basta para que la escuchen los vecinos.

Me contenta entrar a la iglesia. Hay muchos hermanos felices, mostrando su mejor sonrisa, dando a todos el mejor trato, aunque los desconozca.

A veces me incomoda cuando la pastora dice “dile al que está a tu lado que Jesús lo ama”, porque me veo obligada a tener contacto visual con mi vecino. Creo que ya todos sabemos eso de que Jesús nos ama y murió por nuestros pecados.

Mi última navidad fue de lo mejor. En casa, no hubo ni una copa de licor encima de la mesa de nuestra sala.

Cambiamos las fiestas por algo mejor, cantar villancicos al lado de nuestro árbol de navidad. Sólo mi madre, Sara y yo. Cristian tiene obligaciones en Cartagena y mi padre, bueno, creo que ya saben.

Los días en mi vida transcurren sin complicaciones. Nada es como antes.

Algunas veces, mi pasado intenta asecharme con todas las de ganar y acabar con mi paz. Es difícil, debo admitir que hay noches en las que me siento totalmente sola y triste.

Con el paso de los días, se vuelve casi un deber haber besado a un chico. Ya todas mis amigas lo han hecho. Soy la única que ni siquiera tiene un amigo.

Mayra es tan bonita, pero tanto, que un día llego a nosotras diciendo que había besado a tres chicos en una misma tarde. Increíble, ¿cierto? Lo decía con orgullo, como si eso la hiciera más apetecible a un muchacho, pero yo sentí mucha pena por ella. Qué fácil y regalada.

Mi primer beso será especial. Lo recordaré por siempre. Cuando se presente ese momento, diré “me guardado mi primer beso para dárselo al hombre que quiero”.

Sí. Así será. Aunque eso pueda significar que me demore un poco en el trayecto, haré que lo valga. Mi cuerpo no dominará mi voluntad.

Amelia Novoa
2010

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¡Hola! Como verán, aquí culmino el punto de vista de la niña Amelia. Desde ahora, nos centraremos en los sucesos que le cambiaron la vida y le robaron su alegría.

Es increíble ver como aumentan los lectores con el paso de los días. Les agradezco infinitamente todo su apoyo.

¡Saludos y abrazos desde Colombia!

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