Ha pasado un tiempo desde que me cambiaron de colegio. Fue muy duro despedirme de mis amigas. Incluso fui a visitarlas mientras estaban en clase, lo que no sabía era que realizaban un examen final de química, ¿o biología? No importa. El caso es que el hecho de irme de esa escuela, implicaba darle un punto a mi vida como niña, y empezar a convertirme en una señorita.
Me dieron la oportunidad en este nuevo colegio de entrar a décimo. Tenía 14 años en ese entonces. Recuerdo mi primer día en esa escuela adventista, como si hubiera sido esta mañana. Sobre todo por esa horrible jardinera que llegaba hasta debajo de las rodillas, como si fuera una monja o algo así.
Me daba muchísimo miedo que un compañero se me acercara. Me causaba intriga ver cómo mis nuevas compañeras se dejaban coger de la cintura por los hombres. Yo ni siquiera soporto que respiren cerca de mi. Sin embargo, una de las pocas mujeres que había en el salón, se presentó y gracias a ella, pude hacer nuevas conocidas.
Formé parte de un grupo de 3 mujeres y 2 hombres. Estefanía es adventista, tenía 13 años y es la más alta de todas. Lo peculiar es que no tiene perforaciones en sus orejas. Sus padres jamás la llevaron a un lugar a que le dejaran los huecos. Su hermano, Ricardo, es un chico delgado y alto, muy callado e inteligente. Alejandra tiene el cabello rubio y liso, también adventista, igual que Estefanía y Ricardo. Ella si tiene perforaciones en sus orejas, porque alguna vez, sus padres fueron católicos. Nicolle es la más pequeña de todos, cabello negro y cristiana. No del tipo de cristianismo radical como al que yo me veo sometida. Y está Robert, piel extremadamente blanca y es un poco raro... solo anda con mujeres y se cuida bastante a si mismo. Ha de ser gay.
Mi amistad es más fuerte con Alejandra, eso es seguro. Incluso ambas nos compramos un par de collares, con dijes de medio corazón, para cada una.
Cuando entré a este nuevo colegio, no pasó mucho tiempo para que todos se dieran cuenta de que yo nunca había besado o tenido algún novio. Algunos creían en mis palabras, otros se burlaban, la minoría pensaba que era mentira.
Tuve una traga maluca, bien enfermiza, con un chico de mi salón. Me parecía lindo y él me parecía muy lindo. Estoy pronta a cumplir 15... ya es hora de dar mi primer beso, ¿no? Me decepcioné bastante cuando me contaron que no era virgen y que era un mujeriego total. Hablábamos pero me dolía mucho, porque me dijo una vez que él no quería involucrarse conmigo, ya que todos en el colegio hablarían mal de mi. Así que me resigné a mi destino.
De manera estúpida, caí en una depresión, si es que se puede llamar así. Empecé a comer mucho pan blanco y a escuchar música de Reik, Pablo Alborán, Jesse y Joy con ese "Corre". Lloraba cada noche.
Pero lo he superado. Ha pasado un año después de ese incidente. Estoy en once, lo único que importa ahora es graduarme y arrojar ese birrete por el aire.
En el descanso, me senté con otra amiga que tengo, Elizabeth. Justo estábamos cerca de un chico que parece mayor que yo. Era muy gracioso. Aunque desconozco su curso y nombre. Pero nos reímos un buen rato.
Bueno, no lo he superado del todo. Hoy, miércoles, me ha dicho algo que me ha dejado de nuevo en la penumbra. Y como buena inmadura que soy, publicaré cualquier estado deprimente en Facebook.
Lo hago y recibo un mensaje. Es un chico que me saluda y me pregunta por qué ese estado, si en el descanso estaba a punto de morir de la risa.
Es él.
Amelia Novoa
2012
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Infinitamente #PGP2016
Non-Fiction¿Sacrificarías tu alma por amor? Cuando la religión y el amor juvenil se ven enfrentados, es cuando debes tomar una decisión por ti mismo. ES LA PRIMERA VEZ QUE ESCRIBO DE ESTA MANERA. Agradezco la paciencia y comprensión. Puede que este modificando.