No asistí el viernes pasado a ese evento que hicieron en mi escuela. Mi madre me dijo que lo mejor era que no fuera a eso. Si soy cristiana, y no debería hacer ni rendir culto de una manera diferente a la que he aprendido, ¿por qué debo negar mi fe por una tonta calificación en religión?
Isabel tampoco vino el viernes a clase. Eso es obvio, después de la conversación que tuvimos. Creo que ella hace que me sienta menos como una rareza en el grupo. Muchas otras compañeras tampoco llegaron, pero por vagas. Ya que no íbamos a ver una clase importante, decidieron hacerse las locas con ese tema.
Mi madre me ha comentado sobre cambiar de escuela. Me aterra la idea, pero al mismo tiempo me fascina... pero me aterra aún más. No me van a matricular en un colegio femenino, porque todos son católicos. Sería muy estúpido salir de un colegio devoto a los santos y volver a lo mismo. Aunque no sé si prefiera eso, a tener que relacionarme con hombres; si es que cambio de escuela. Pero dudo que me cambien de escuela, somos "afortunados" de tener nuestra institución a sólo una calle de distancia. Sin embargo, mi madre nos levanta muy temprano, para siempre llegar tarde.
Es lunes, como cualquier otro. Es el día más triste de la semana para mí. Es tan difícil empezar motivada, pero fácil terminar alegre cuando llega un viernes. Pero con Carolina y Luisa, todos los días son broma tras broma.
Nos gusta meternos pequeñas bolas de papel en la boca y dejarlas dentro por unos segundos, dejando que esa bolita recorra toda nuestra boca y se empape de saliva. Suena asqueroso, pero lo que sigue es lo divertido. Cuando vemos a alguna compañera un poco elevada, inhalamos profundo y volvemos nuestra lengua un cañón en miniatura, y lanzamos las bolas hacia nuestra víctima, con el propósito de que se le quede pegado en el cabello o le caiga encima de su cuaderno. Nos hemos ganado enemigas de esta y muchas otras formas. Pero nos puede más las risas cuando logramos nuestro objetivo de fastidiarlas un poco. Claro que nunca les decimos que es por molestarles la existencia, les decimos que es para alegrarles el día y que dejen esa cara de amargura.
Nos gusta hacer la "empanada" a las maletas de quienes andan con la mente en otro planeta. Sin embargo, es realmente difícil. En el día de clases vemos muchas asignaturas, más libros y carpetas. Pero nada nos detiene. Es tan gracioso coger una maleta y entre Luisa, Carolina y yo, abrirla y empezar a voltear lo que haya dentro. Sacar los colores de la cartuchera, voltearla y volver a introducir los colores. Los cuadernos argollados son fáciles para este proceso, sólo es abrir en cualquier parte y dejarlo ahí. Los cuadernos cosidos requieren mayor presión para que no se devuelvan a su posición normal. La maleta es lo más sencillo, lo hace aún más gracioso si la maleta está vieja o sucia. Cuando ya terminamos con el acto, la dejamos al borde de la ventana, en el baño o en uno de los cajos de la mesa del profesor. Es lo mejor. Lo recomiendo.
Mi grado de octavo es genial. Todas somos muy activas, aunque nos mantienen regañando. Cuando no hay profesores, aprovechamos para hacer todas las rutinas de las películas de High School Musical, Camp Rock y hasta de Patito Feo. Esa serie me desagrada, pero soy sincera, el baile de Las Divinas es bastante pegajoso.
No puedo ocultarlo más...
- Niñas... creo que de pronto me cambian de colegio -. Les digo a Carolina y a Luisa en voz baja.
- ¡Estás loca Amelia! - grita Carolina. Me hizo doler el oído con esa voz chillona que tiene.
- ¡Más loca de lo que ya sabemos! ¿Por qué nos van a hacer eso tus padres? - Luisa se acerca, intimidándome.
Intento alejarme un poco de ellas. ¿Qué se hizo el oxígeno?
- Pues... es que a mi madre no le está gustando la actitud de la profesora de religión hacia mí. No le agrada que mi nota de la asignatura se vea afectada por no asistir a los eventos católicos y marianos que mandan las directivas a realizar. Tampoco se siente cómoda cuando los profesores nos obligan a asistir a la capilla para las misas, o que nos digan que debemos rezar a la Virgen. La verdad es que no me siento bien haciendo esas cosas, cuando yo asisto a una iglesia cristiana.
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Infinitamente #PGP2016
Non-Fiction¿Sacrificarías tu alma por amor? Cuando la religión y el amor juvenil se ven enfrentados, es cuando debes tomar una decisión por ti mismo. ES LA PRIMERA VEZ QUE ESCRIBO DE ESTA MANERA. Agradezco la paciencia y comprensión. Puede que este modificando.