AVENTURAS DE UN MATRIMONIO ANUNCIADO

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Óscar


Todos aplaudimos las palabras de Carlos, más Mariel, pero a los demás también nos gustó su discurso sobre cómo había conocido a Andrea, cómo ella los había juntado a él y a su esposa y lo mucho que la quería. Mariel había dicho algo más relacionado con la amistad y sobre que ella fue de las más sorprendidas al saber que Andrea y yo estábamos juntos. Nada que no supiéramos ya.

Pasé el brazo alrededor de los hombros de Andrea y la acerqué a mí, ella recargó su cabeza en mi hombro y puso una mano en mi pierna que apretó en torno a mi muslo. Nadie podía ver debajo de la mesa y a través del mantel, así que poco importaba lo mucho que mi ahora esposa quisiera meterse en mis pantalones.

Valentina estaba a su lado, junto a mi hija, los padres de Andrea y a mi derecha, mi hermana. Sofía se puso de pie, con su cuchara golpeó la copa de cristal para llamar la atención de todos. El Dj subió el volumen de la música, Sofía se subió a la silla y desde ahí, le gritó al sujeto:

-¡Oye! ¿Hola? Todavía no termínanos con las palabras cursis por aquí, hazme el favor de apagar tu maldito aparato. -El hombre obedeció consternado. -Gracias. -dijo sarcásticamente.

Andrea se llevó la mano a la cara y negó avergonzada.

Nota mental: No más licor para Sofía por lo menos hasta después de la cena.

-¡Sofía! -amonestó Mariel.

Sofía rodó los ojos y saltó, bajándose de la silla. Se aclaró la garganta y señaló hacia nosotros.

-No se vale interrumpir. Lo digo enserio, si alguno de ustedes dos, imbéciles, trata de callarme, voy a maldecir su matrimonio, ¿entendido? - sin más qué hacer, Andrea y yo asentimos. - Bien. Yo siempre aposté a que ustedes terminarían juntos, fue cuestión de tiempo. Solían mirarse el uno al otro como dos cachorritos sin hogar.

Bueno, eso era cierto. Sofía continuó:

-He conocido a Andrea durante prácticamente toda mi vida y sé lo idiota que puede llegar a ser a veces. De verdad, no sé qué carajos hacías con Diego, perdiste demasiado tiempo, Andrea. -alguien tosió con incomodidad. - Como sea, justo ahora puedo decirte, Óscar, el momento exacto en el que supe que Andrea tenía sentimientos por ti más allá de la amistad, pero no lo haré. Tal vez para su aniversario número veinticinco. Chicos, creo que todos aquí lo pensamos pera nadie tiene las suficientes bolas como para decirlo; Son unos completos idiotas. Pero así los amo. De todos modos, el chiste es que a ustedes sólo les importe lo que el otro diga. Punto. - Tomó un tragó de vino, y mientras lo hacía, se señalaba a sí misma con el dedo índice. Dejó a un lado la copa.-Fui la primera persona a quien Óscar le dijo que estaba perdidamente enamorado de Andrea, todavía lo recuerdo lloriqueando acerca de cómo ella jamás lo amaría y de qué tan vivo se sentía cada vez que la abrazaba o la hacía sonreír.

-¿De verdad? -me preguntó mi esposa en voz baja.

-Andy, -Sofía la llamó. -lo siento, pero Óscar me contaba todo.

Mi boca se abrió en protesta. Sofía apuntó a mi cabeza y entrecerró los ojos, amenazándome.

-No, Óscar, no lo hagas. -advirtió Andrea palmeando mi pierna. Regresé la vista hacia la loca mujer del discurso.

-Pero, es que yo...

Sofía me ordenó que me callara al colocar un dedo encima de sus labios fruncidos.

-No digas ni una palabra más. Uno, te dije que te callaras. Dos, este es mi monólogo, no el tuyo. Tres, soy la mejor amiga de la novia, así que te callas. -mi boca se cerró. Sofía pasó su cabello hacia atrás. -Como iba diciendo, eres un gran hombre, Óscar. No sabes lo feliz que me siento al saber que mi hermana de otra madre está con un hombre que la ama por sobre todas las cosas. Yo sabía que eras el indicado. Pero ella es mi mejor amiga, y no sé si lo sabes, pero cuando estábamos en la escuela, las niñas eras malas conmigo. Las pequeñas perras me marcaron como la rara desde el primer día. A pesar de todo, a Andy le agradé. Cuando la más maldita de todas me hizo llorar al decirme que mi papá me había abandonado porque no me amaba, Andrea me tomó la mano y me dijo que me quería. Cuando ellas me prohibieron jugar en el estúpido columpio y tiraron de mi cabello, ella las empujó y les dijo que los juegos eran de todos; que si yo quería, yo podía jugar. No sé qué pasó, pero nos volvimos inseparables y lo demás es historia. -Los ojos de Sofía se llenaron de lágrimas. Nadie habló. Sopló todo la emoción que tenía dentro. - Andrea me enseñó lo que significaba tener una amiga. Así que la cosa está así: Te quiero y la quiero, pero te juro por todo lo que considero sagrado, que te patearé el trasero si la lastimas.

Hasta Que El Sol Se CongeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora