DECISIÓN UNÁNIME

660 17 1
                                    

Diego

—Entiéndelo, Óscar.

Me arrojó una cerveza y después se sentó a mi lado. Él era mi mejor amigo, el cual como todos los fines de semana se la pasaba en mi departamento desde hace más de seis años.

— ¿Qué quieres que entienda? De verdad que te desconozco, amigo.

— Escúchame, no voy a desperdiciar esta oportunidad.

—Oye, ¿recuerdas que yo también la vi? La chica no está mal pero...

Froté mi palma a lo ancho de mi cuello. —Si te escucho decir alguna estupidez sobre ella, juro que...

Él rió. —Diego, estás de broma ¿cierto?

—No. Y más vale que te acostumbres.

—No, no puedes decidir de un día para otro que vas a abandonarme a mi suerte. Somos un equipo. No existe pizza sin queso, o un emparedado de jamón sin papas fritas.

—Primero que nada, eso es asqueroso.

—Hermano, tú eres Thor y soy yo Loki. No estás entendiendo mi punto.

—Lo hago, Óscar, en verdad.

—Si lo hicieras, no irías a esa tonta cita. No la conoces, ¿qué pasa si no es lo que esperabas?

—Lo es. —aseguré, la decisión supurando por mi piel.

— ¿Pero si no lo fuera?

—Entonces me encontraré contigo y nos emborracharemos como cuando éramos adolescentes. —Tomé aire. —No estoy abandonándote, pero es posible que nuestras rutinas se vuelvan... cómo decirlo...

—Nulas. — murmuró.

—Esporádicas.

—Ni siquiera es tu novia.

—Podría serlo.

—Tú no quieres una novia.

—No, pero ella se muere por ser una.

— ¿Y qué culpa tengo yo? —le dio un trago a su cerveza, luego continuó: — Si lo que quieres es un poco de diversión, puedes tenerla si vienes conmigo.

— Quiero tenerla con Andrea.

— ¡Amigo! —lloriqueó. — Van a ir Gabriela y Michelle, quieren un reencuentro después de todo lo que pasamos con ellas en la universidad. No me hagas esto.

—No, Óscar, esas mujeres pasaron por toda la comunidad escolar y no quiero que me peguen alguna enfermedad.

— ¿Y eso qué, hombre? Sabes que a pesar de todo son buenas mujeres, y en algún momento fueron buenas amantes.

Era cierto, pero desde que Andrea había aparecido en mi vida, no tenía la necesidad de pensar, e incluso desear a otra mujer.

— Olvídalo. Entre pasar una velada con Andrea y hacer una orgía contigo incluido, la escojo a ella. — retomé mi punto.

—¿A la bibliotecaria?— me miró sorprendido.

—Sí.

—Entiendo que quieras cumplir la apuesta, honestamente pensé que tardarías poco más de dos semanas.

—No es por la estúpida apuesta.— le di un profundo trago a la cerveza antes de enfrentarme al sermón que Óscar estaba por darme.

—Hermano, ella no es del tipo de mujer a la que estás acostumbrado. Se nota a distancia que ella no es como esas tipas con las que salías, ella es buena e incluso inocente si así lo quieres ver.

Hasta Que El Sol Se CongeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora