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Los cuatro chicos esperaban en el primer puesto de comida más cercano a la entrada de la feria de la ciudad, en lo que la niña rubia aparecía. Ella y a otro chico del grado de Shinya y Guren, un rubio a quien llamaban Goshi. El chico era más alto que sus dos amigos, y si Mika y Yuu creían que Shinya era bastante amigable, ese otro rubio sobrepasaba los límites. 

Yuu pensó que si le dieran a elegir entre el amigo rubio de Guren y su amiga rubia, Mistuba. Elegiría a Goshi.

―Mistuba tarda mucho― Se quejó Yuichiro tironeando de la mano de Mikaela que estaba completamente perdido entre las luces de los juegos, el ruido de las personas y de los juegos, el olor de la comida... todo se veía peligroso y nuevo.
Ninguno de los dos habían asistido a un parque de diversiones antes, o bien, de los tres puesto que Guren tampoco tenía ningún recuerdo de haber ido de pequeño.
A Mika le pareció extraño que el hermano mayor de Yuu-chan no se veía muy emocionado, simplemente veía en silencio el alboroto de la feria. Shinya mantenía su mano echa puño sobre su cadera y tenía la rodilla ligeramente doblada, el chico no dejaba de sonreír mientras platicaba con Goshi, completamente indiferente a la actitud del otro.

―¡Mikaaa! ¡Yuuu! ― Se escuchó desde el estacionamiento. Los cinco voltearon a la par al escuchar a la última faltante del grupo.

―¡Vaya! Que niña más mona, parece de las muñecas que mi hermana Sayuri peina― Comentó el rubio mayor señalando a la niña que se acercaba. Mitsuba al escuchar se cruzó de brazos y le lanzó una mirada molesta al chico, que se quedó sorprendido por la respuesta de la niña. 

―P-Pero si no lo dije mal...― Goshi se rascó su mejilla sin comprender y quien siguió fue Shinya que soltó una risita.

―Bien― Guren volteó hacia los demás sin perder su postura con las manos escondidas dentro de sus bolsillos del pantalón. ―¿Deberíamos repartírnoslos como si fueran mascotas? ¿O te los quedas tu, Goshi?

―¿Qué? ― Se sobresaltó el alto y señaló a los tres pequeños de doce. ―¿Yo con todos? ¿Y Shinya qué?

―Guren me debe un algodón de azúcar― Le respondió el peligris sin borrar la sonrisa tranquila de su rostro; al verla, Guren se atrevió a elevar ligeramente una de las comisuras de sus labios como una casi pequeña sonrisa.

―¡Pueden comprarlo en donde sea! ¡Hay tipos algodoneros en cada esquina de la feria! ― Se quejó Goshi moviendo sus manos con exageración.

Yuichiro apretó la mano de Mikaela quien no se perdía ni un segundo de la conversación de los grandes, al igual que Mitsuba. La rubia había bajado sus brazos a los costados de su cuerpo y se mantenía igual de interesada que sus dos amigos.

―¿Algodoneros? ― Repitió la niña.

―No creo que eso exist-― El pequeño ojiazul se pasó su mano por la nuca.

―¡Oye! ¡Mika! ¡Vamos con los algodoneros! ― Yuichiro se veía realmente emocionado y tironeaba entusiasmado de su mano, Mika agradeció que Yuu no pudiera ver la mueca que Mistuba había puesto al escuchar su comentario.

Cuando la niña abrió la boca para burlarse, regañar, o lo que habría querido hacer con el azabache, Mika se le adelantó.

―¿Por qué no vamos todos juntos? ― Levantó la voz para que se escuchara sobre los gritos de Goshi.

―Escucha enano, no es que me caigan mal, parecen ser geniales, en serio. Pero ¿¡Yo con todos!? ¡Estás jodiendome, Guren! ¿Qué carajos quieres hacer con Shinya?

A pesar de que el comentario de Goshi no llevaba ninguna intención escondida, Shinya reaccionó ante eso sonrojándose por lo que tuvo que desviar la mirada. Nadie más que él llegó a captar el doble sentido, o al menos eso creyó.

► Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora