CAPITULO 27: NOSOTROS

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Cuando despidieron a la madre de Mikaela, los chicos tenían el estómago lleno de curry. Yuichiro no podía encontrarse más feliz.
Su mente repetía constantemente lo estupendo que sería el día; todos sus amigos estaban de buen humor, hablaban animados entre ellos; incluso Mika aportaba unas cuantas palabras a la conversación.

La mejora también se encontraba en estado emocional de Yoichi; el castaño parecía haber recobrado parte de su antiguo ánimo. Sonreía con pocas frases, incluso lograba mostrarse avergonzado en momentos.

Los seis caminaron a paso de Yoichi, esperándole y ayudándolo cuando se cansaba de usar sus muletas para llevarlo en su espalda; Yuu y Mikaela se encargaron de ello, dejando que Kimizuki descansara de sus atentos cuidados hacia su pareja.

―¿Iremos todos a un mismo juego? ― Preguntó Mitsuba cuando los seis llegaron a la entrada de las instalaciones. 

―Estaba pensando lo mismo― Concordó Shinoa tomando el antebrazo de la rubia para acercarla a si misma. Mitsuba frunció su ceño al darse cuenta de que Shinoa estaba pensando en algo muy diferente a lo que ella realmente quería decir.

―¿Por qué preguntas eso? ― Yuu recogio su boleto de entrada y se detuvo, esperando a los demás.

―Creo que será difícil que todos entremos a un mismo juego, somos muchos. Tal vez tardemos más. ― Respondió Mitsuba, dejando que Shinoa mantuviera apresado su brazo.

―¿Deberíamos dividirnos? ―Preguntó Yoichi.

―¡Si es así, yo iré con Yuu-san! ― Presumió Shinoa soltando a Mitsuba para alcanzar al pelinegro, rodeandole los hombros hasta envolverlo en medio abrazo. Medio abrazo ya que no lograba alcanzarlo del todo.

―Olvídalo, aléjate apestosa humana― Gruño Mikaela al instante, tirando del pantalón de Yuu a la altura de su cadera para acercarlo a si mismo.

Shinoa sonrió ampliamente divertida al haber obtenido el efecto deseado; Mikaela había afilado su mirada y Yuu mostraba mejillas sonrojadas al mismo tiempo en que empujaba al rubio de su pecho.

―¿Qué pasa contigo, Mika? ―Las personas que entraban al parque de diversiones habían volteado ante la pequeña escena posesiva que acababa de mostrarse.

―Yuu-chan, quiero subir contigo...

―Eso ya lo se, idiota― Por el tono en que Mikaela había bajado su voz, hablándole como si solo estuvieran ellos dos e ignorando a los demás, las mejillas de Yuu solo lograron calentarse más. ―Yo también quiero subir contigo, pero Shinoa solo estaba...

―Entonces, tortolitos. ― Interrumpió Shinoa alzando una de sus cejas de manera divertida, esperando a que alguien tomara una decisión para poder entrar al parque de diversiones.

―¿Les parece... si nos vemos a las ocho en la montaña rusa? ―Opino Yoichi, recargándose en sus dos muletas, intercalando su mirada entre el grupo de chicas y chicos.

―Suena bien― Asintio Mitsuba.

―Estupendo, vamos Yuu-chan― Apuro Mikaela tomando del brazo al pelinegro y tirando de su cuerpo para ser los primeros en entrar.

―¡Oye! ¡E-Esp...! ¡Mika! ― Se quejó el pelinegro.

Kimizuki suspiro profundamente sintiéndose patético por el amigo tan escandaloso que todos compartían. Yoichi tiró de su chaqueta para llamar su atención.

―¿Vamos por una manzana de caramelo? ―Kimizuki relajo su expresión y asintió. Sus manos se escondieron dentro de los bolsillos de su chaqueta y avanzo a la par de Yoichi, distrayéndose por los juegos mecánicos que tenían en el interior del parque.

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