Cuando Mikaela despertó se encontró con la atenta mirada esmeralda desde un lado de la cama, Yuu sostenía su cabeza con la ayuda de su brazo doblado.
―¿Tenías pesadillas, Mika? ― preguntó.
Mikaela se incorporó lentamente mientras tallaba uno de sus ojos para desperezarse. Para su sorpresa sintió restos húmedos en el extremo de sus ojos y en parte de sus pómulos, lo que resaltaba la pregunta de Yuu.
―No lo recuerdo― admitió.
Yuu le imito al sentarse y se acercó guiado por la misma curiosidad de antes.
―¿Siempre las has tenido? ― el pelinegro apoyo su mano sobre el hombro de su compañero, tratando de reconfortarle un poco sin desear ser invasivo. Al menos no tan temprano.
―Al parecer si― el recuerdo de la imagen de Krul en las mañanas seguía presente. Mikaela no podía recordar lo que soñaba, al despertar solo quedaba una sensación de vacío como residuo de los desconocidos sueños.
―¿Por qué no se han detenido? ― Yuu hizo descender su mano hacia el torso del rubio y deslizo su brazo para poder abrazar a Mikaela. Busco recostar su cabeza despeinada en el hombro del rubio.
Las cejas claras de Mikaela se fruncieron y busco el rostro de Yuu, cuestionando con la mirada. No entendía su pregunta.
―Me estabas llamando― siguió Yuichiro ―Dormido... decías mi nombre. Eso es muy raro, Mika.
El contrario sonrió y se recostó nuevamente en la cama, llevándose a Yuu consigo al hacerlo.
―Seguramente estaba soñando con el desastre que hiciste ayer en el baño― echó uno de sus brazos detrás de su cabeza y se quedó mirando el techo ―O en los platos que no lavaste después de comer.
Yuu se apartó al instante, dejando de abrazar a Mikaela para levantarse de la cama y se estiró, ofreciendo la vista de su espalda. Se estiro con dramatismo.
―¡Ahhh! ¡Qué buen día es hoy! Mika, ya debes levantarte o perderemos el viaje del autobús.
―Yuu-chan, el viaje será en la noche ― Mikaela tomo los bordes de la sábana para comenzar a doblarla y escondió una pequeña sonrisa soñolienta. Con unas pocas palabras intercambiadas, su ánimo iniciaba de tan buena manera por culpa de Yuichiro.
―¿Ah si? Pues... con mayor razón. Hay que desayunar y hacer tareas y... y... peinarme― una risilla nerviosa se colaba entre cada palabra que el pelinegro soltaba. Al mismo tiempo los dedos de sus manos buscaban peinar su rebelde cabello y salía de la habitación para ir directo al baño.
Mikaela se levantó de la cama y bostezo. Yuu-chan era todo un caso cuando se trataba de limpieza; el chico no era sucio, pero era un completo despistado y no parecía preocuparle ni la más mínima mota de polvo. A Mika le importaba.
Se calzo sus pantuflas y avanzo hacia el baño.―Yuu-chan, sal ―Mikaela golpeo nuevamente la puerta ―Necesito...― Escucho el ruido de la regadera abrirse y al poco tiempo el agua comenzó a caer.
El rubio frunció el ceño y golpeo la puerta varias veces ―¡Yuu-chan! ¡Ayer te acabaste el agua caliente! ¡Sal!Detrás de la puerta se escuchaba un "na na na" tarareado nada melodiosamente y con un inexistente porcentaje de inocencia.
―¡¿Ahhh?! ¿Qué dices, Mika? ¡No puedo escucharte! ― dentro del baño, Yuu dejaba caer el agua fría en la regadera vacía mientras miraba el reflejo de su sonrisita maliciosa en el espejo.
A sus espaldas volvieron a sonar golpes.―¡Yuu-chan, tiraré la puerta! ¡Necesito orinar! ― Yuu rio entre dientes y cerro la llave del agua. Se tomó medio minuto para lavar sus dientes y cuando abrió la puerta, se encontró con un irritado Mikaela que le veía con brazos cruzados.
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► Un Nuevo Comienzo
Hayran KurguYuichiro no podía ver el mundo. Mikaela decidió convertirse en su luz.