Isabelle frunció el ceño al echar su tercer vistazo a la plaza para luego clavar una penetrante mirada sobre Alec. Estaba preparada, en posición de ataque, preparada para cualquier imprevisto. Pero ahí estaban, mirando a la nada esperando que pasara algo.
— Yo no veo ningún demonio. — bufó echándole la culpa a su hermano.
— El Instituto no miente. Nunca ha fallado y no lo hará ahora, si dice que hay un demonio es que lo hay.— respondió Alec serio. Porque ese era él: tenso, serio, estricto. El perfecto Lightwood que nunca se equivocaba.
— ¡Genial! —dijo Izzy sarcástica. — Por fin conseguimos que la Clave apruebe una misión y resulta que no hay nada.
— Te digo que debe de haber algo aquí. — gruñó Alec.
— Mira, hermano, te quiero pero tu amor hacia la Clave me desespera. Admítelo, se han equivocado. — Izzy sonrió divertida al ver la seria expresión de su hermano. Sabía como molestarlo y eso la divertía. — Te hará sentir libre. — siguió con la broma.
Al ver que Alec la iba a contestar, Izyy siguió hablando. — Vámonos al instituto antes de Jace y Clary se enteren de que no estamos. Todavía no entiendo porque no han venido.
— ¿Te crees que iba a traerles aquí?— murmuró Alec entre dientes, tenía la mandíbula apretada y se le veía enfadado. Su hermana le miró confusa. — ¿Enserio lo creías?
— ¿Que hay de malo? ¿Te recuerdo que Jace es tu parabatai? — se burló de nuevo la pelinegra.
Alec comenzaba a cansarse de sus bromas.
— No es eso. Es que si traigo a Jace, Clary vendrá algo de lo que no agradezco tanto y aún peor, si viene Clary vendrá Simon. No soporto a los mundanos. —Alec se paso una mano por la cara haciendo una expresión somnolienta.
Izzy soltó una risa haciendo que sus pómulos se enrojecieran. — Simon es un vampiro, Alec.
— Ya lo se, Izzy. ¿Te crees que soy idiota? — Alec frunció el ceño. Pero para el Simón sería siempre el estúpido mundano.
— ¿Realmente quieres saber la respuesta?
El mayor de los Lightwood volvió a su expresión seria mientras su hermana no podía aguantarse la sonrisa de burla. — Da igual lo que sea, se sigue comportando como un molesto mundano.
— Lo mejor de todo es que supuestamente los protegemos. Y tu parece que los odias.
— ¿Quién te ha dicho que no los odie? Que los proteja no significa que no pueda hacerlo. — esta vez Alec rió junto a su hermana. Izzy era la única que lo hacía reír últimamente.
Izzy agarro del brazo a Alec y tiró de él para llevarlo de vuelta al Institito. Aunque Alec la siguiera sabía que algo no iba bien.
El Instituto nunca se había equivocado.
En la misma plaza una cabeza se asomó por encima de su periódico al ver a los hermanos Lightwood desaparecer entre las calles. Esto sería mas fácil de lo que esperaba, pensó la chica rubia que iba de incógnito.
Alec e Isabelle se plantaron en la sala del instituto al ver a Magnus mover las manos de forma escandalosa.
— Ya esta todo arreglado, no entrará ningún demonio sin saberlo. — Magnus alzó su cabeza con aires de superioridad. — Si lo hace tendrá que hacerlo por la puerta. Lo podréis ver. Lo deberías de ver. — se corrigió el brujo.
Rachel abrió la puerta de la vieja Iglesia, nadie la tomó en cuenta tras ver las marcas de runas en sus brazos al descubierto.
Frunció el ceño confusa. Todo estaba siendo demasiado fácil.
