— ¡Te ayudaré! — el repentino grito de Rachel volvió a asustar a Clary.
Demasiado asustadiza para conseguir la Copa, pensó la rubia.
Esta vez Rachel arreglaría esto sin problema. — Luchar junto a Clary Fairchild hará que por fin la Calve me envié trabajos mas importantes. Matar demonios es mi meta en la vida. — Rachel mintió intentando no sonar muy molesta.
¿Y como se suponía que debía sentirse? ¿Feliz? ¿Feliz porque los shadowhunters se dedicaran a matar demonios a sus anchas? No, ni hablar.
— Pues te ayudaré en lo que pueda. — me contestó la pelirroja. Alabar a alguien era la forma más fácil de acercarte a él y eso Rachel lo sabía a la perfección. — Cuantas más personas, más fácil será derrotar a Valentine.
Clary estiró la mano para estrecharla con la de Rachel. Sin embargo, la rubia mantuvo sus manos en forma de puño al notar que de tanto apretarlas antes había conseguido que sangraran.
Eso de que algunas veces salieran garras no era nada bueno, y menos para trabajar de incógnito.
Así que choco el puño con la mano de Clary, cosa que resultó extraña para la pelirroja.
Por suerte la puerta se abrió interrumpiendo el incómodo momento.
El chico pelinegro apareció por ella con una mirada fría sobre Clary, que pronto cambio a confusión al ver a la rubia en la habitación.
Sacó el arco y puso en el una flecha con rapidez, apuntando en dirección a la rubia. Rachel ni siquiera había tenido un segundo para prepararse. Había sido rápido y eso llegaba a asustarla en cierta manera.
Rachel rodó los ojos. La dejaban entrar tranquilamente al Instituto y luego se veían desconfiados con cada paso que daba.
Estos shadowhunters eran bastante extraños.
Volvió a enseñar sus runas como lo hizo con Clary pero con el pelinegro no funcionó. Mantuvo su arco firme.
— Alec, ¿qué quieres ahora? — gruñó Clary con enfado.
— Si quieres luchar tendrás que seguir entrenando. No nos ayudas mucho quedándote en tu cuarto jugando a cosas de mundanos. — Alec al parecer también estaba molesto.
Rachel tan solo se dedicaba a mirar a los dos de lado a lado esperando que comenzara la tercera guerra mundial. No ocurrió así.
Aprovechó para restregarse las manos por los pantalones y deshacerse de la sangre, no se notaría mucho al tenerlos negros.
La expresión de Clary cambió y una sonrisa sustituyó su enfado. — ¿Enserio me dejas?
Alec asintió con pesadez y se apartó al ver a Clary salir corriendo fuera de su habitacion. Seguro que iría a entrenar con Jace, así claro que no se concentraba.
Alec bajó el arco y dejo en reposo su flecha.
Rachel dio un paso para seguirla pero Alec volvió a taponar la salida. — ¿Y tu quién eres? ¿Su hermana perdida? — el pelinegro soltó un bufido. — Lo que me faltaba, otra niña de mama.
— Debes de estar ciego porque no nos parecemos ni en el blanco de los ojos. — contraatacó Rachel con el ceño fruncido.
No le gustaba para nada la actitud del chico. Y a Alec menos la de ella.
— ¿Qué te hace pensar eso? — volvió a hablar la rubia.
— Si ha salido una hija de Valentine de la nada, ¿por qué no otra? — se burló el ojiazul.
— ¿No confías en ella? — era el momento para que Rachel comenzara a indagar sobre Clary Fairchild.
— ¿Acaso te importa lo que piense? — Alec seguía con el ceño fruncido. ¿Lo esta frunciendo o nació así? Porque lleva todo el tiempo con el. — No me has contestado, ¿quién eres?
— Rachel Wether. — Alec hizo un gesto con la cabeza para que siguiera hablando. — Shadowhunter.
La rubia se mordió el labio. No sabia que más decir. No esperaba un interrogatorio.
¿Por qué había sido tan tonta? Tenía que haber venido más preparada. Debería habérselo preparado mejor y más sabiendo que iba al instituto de los retorcidos Lightwood.
— No he recibido ningún mensaje de la Clave avisando de tu llegada. — Alec la estaba intentando pillarla y si no fuera porque Rachel sabía de acusar a gente no lo hubiera conseguido pasar.
— La Clave no lo sabe.
Estúpida Clave de mierda. Estúpido Lightwood de mierda.
— ¿Entonces qué haces aquí? — el ojiazul entrecerró los ojos. — No estas autorizada.
— La verdad, es que no lo sabe porque no se lo dije. Sabía que me iban a negar la petición. Pero yo solo quería venir aquí, a luchar junto a vosotros contra Valentine. — para sorpresa de Rachel, Alec no había cambiado de expresión seguía con su ceño fruncido y bastante serio. — He escuchado genialidades de vuestro equipo.
— Me da igual.
Eso fue lo que más la desconcertó. Le había alagado. ¡A un Lightwood encima! ¿Por qué no se mostraba amable?
— Bien, pues a mi también me da igual. — el tono de voz de Rachel cambió. Ya no era amable, ahora sonaba tan brusco como el de Alec. — Me quedo aquí, te guste o no.
— Pues a mi me parece que no, soy un Lightwood y no dejaré una intrusa en mi Instituto. — habló con aires de superioridad.
— Porque la Clave no lo permitiría, ¿verdad?- el pelinegro asintió con la cabeza. — ¿Aprobaría la Clave que llevéis a la novata de Fairchild a vuestras misiones?
Alec abrió los ojos al ver la acusación de la rubia. — ¿Qué?
— Me has escuchado, Lightwood. Si yo no me quedo, tu tampoco lo harás. — se acercó a el amenazante.
Alec cogió de nuevo el arco y metió en el la flecha con rapidez.
Antes de que se formara la batalla del siglo la cabellera pelirroja volvió a asomarse por la puerta.— ¿Algún problema? — frunció el ceño Clary al ver a los dos a punto de matarse. La chica pelirroja era demasiado inocente para meterse en una batalla de este calibre, con Valentine, con la Clave, con demonios... o eso pensaba Raquel.
Rachel levantó la mirada para clavarla sobre el ojiazul. No iba a ser ella la primera en hablar.
Alec volvió a bajar el arco. — Todo bien. ¿Qué quieres, niñita?
— ¡Qué no me llames, niñita!— gritó la pelirroja como una niña mimada.
— ¿Prefieres que te llame niñata?
— Alec, deja de llamarla niñita.— un chico rubio apareció junto a Clary pasando su brazo por encima de sus hombros.
Al instante que la pelirroja alzó la mirada el rubio quitó su brazo. Esto si que era un momento incómodo.
Y por suerte, a Rachel le hacían feliz las desgracias de otros.Clary volvió a hablar. — Solo venia a avisar de que deberíamos entrenar todos juntos. — apartó su mirada del rubio y la clavó sobre Rachel.
Pero Jace estaba tan concentrado en Clary que ni se dio cuenta de que había una chica a la que no conocía en la habitación.